Mucho más que el lindo de la primaria
Antes de galán cínico en El diablo viste a la moda y protagonista de la serie The mentalist, Simon Baker fue obrero, barman y vendedor de tiempo compartido en Australia. Un modelo muy seductor que, contra todo pronóstico, asegura: "No me gusta verme en las fotos"
LOS ANGELES.— El lindo de primaria: ojos claros y pelo rubio. Con eso le alcanzó: todo el grado enamorado de él. Pero ese patrón de belleza muere en la adultez, porque no alcanza con que sea rubio, ¿rubio cómo? Ni con los ojos azules: ¿grandes? ¿achinados? El lindo de primaria muere en la primaria. Salvo Simon Baker.
Baker entra a la habitación donde se hará la entrevista. Es australiano. No se sabe bien por qué, pero los latinos solemos aclarar que alguien es australiano porque queremos despejar la duda de si es inglés o estadounidense. De traje azul ceñido, corbata breve y en el mismísimo azul, camisa blanca y anteojos –hipsters diríamos en Buenos Aires–… hipsters. Rubio, de ojos claros y con sonrisa en velocidad crucero.
Un periodista destacaría en tu biografía El diablo viste a la moda y The mentalist . ¿Vos?
El diablo viste a la moda tuvo mucho público y sí, destacan eso. Pero hubo otras cosas que a mí me enriquecieron mucho; todas las películas me enriquecieron. Y en mi vida, las grandes marcas fueron mis hijos y llegar a algunos puntos con ellos [tiene tres hijos: Stella de 20 años, Claude de 14 y Harry de 11].
¿Qué puntos?
La primera vez que les rompieron el corazón.
¿Hablás de eso con ellos?
Sí.
¿Y qué tenés para decirles?
Que va a pasar de nuevo, que no será la última vez [sonríe y sube los hombros levemente].
En una entrevista, a punto de cumplir 40 años, dijiste que aún no habías descubierto qué querías ser de grande... ¿Y ahora? Pasaron 3 años.
Todavía sigo buscando [ríe]. Quería ser feliz de ser yo. Y lo soy. Soy feliz de ser quien soy. Y sé quien soy, un poco más. Creo que a medida que envejecés te ponés más cómodo con lo que sos. Con tus limitaciones. Hay más aceptación de esos límites.
Fuiste obrero. ¿Es verdad? ¿Cuándo ocurrió?
Sí, a los 18, 19 años, para hacer dinero. Pero tuve montón de otros trabajos. Fui barman, vendí tiempo compartido.
¡Eso es tan años noventa!
¡Fue tan años noventa y en los noventa! Empecé a actuar en el 92; hasta ese entonces, hice todo lo demás. En el 92 fue la primera llamada.
¿No lo creías?
Creía lo que pasaba, pero no sabía si lo iba a poder hacer.
¿Cuándo lo supiste?
Hace un par de años.
Baker se festeja el chiste. Ocurrencia que logró su máximo punto un día antes de la entrevista, cuando le dieron su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Estudiaste enfermería tres meses. ¿Qué fue lo que pasó al cabo de ese tiempo?
Demasiadas mujeres.
No estás hablando en serio.
En serio.
¿Como compañeras?
Sí…, se complicó mucho, en serio.
[Silencio]
Era joven. Muchas mujeres en esa carrera. Fue divertido y complicado. [Silencio.] Pero estuvo muy bien.
Actuar para vivir
Dijiste que tu trabajo en pubs fue como una escuela de actuación.
El comportamiento de la gente. Desde servirlos y ver los diferentes tipos hasta escucharles toda una noche sus historias tristes. Verlos pasar de estar tranquilos a ser ruidosos y borrachos y agresivos. Cuando pasás doce horas en un pub ves mucho.
Casado, en pareja con Rebecca…, ¿una cita a ciegas?
No, no fue cita a ciegas. Fue arreglada. Pero no lo supe.
¿Ella sí?
Ella sí. Me lo dijo 5 años después.
¿Por qué creés que ella sabía y vos no?
Posiblemente porque no pregunté. No pregunté… ¡No pregunté!
Desde 2008, Simon Baker es Patrick Jane: así se llama el rubio de primaria que escapa a la convención de los rubios en The mentalist.
¿Qué diferencia hay entre un psíquico y un mentalista?
El psíquico es alguien que se basa en poderes; el mentalista es todo observación y análisis.
¿Cómo se llamaba la serie que analizaba los gestos?
¿ Lie to me ?
Esa.
Sí, es algo de lo mismo. Pero nosotros salimos antes [levanta la voz.] ¡Sólo digo, eh! Pero sí, es acerca del lenguaje corporal. Programación neurolingüística. Sugestión, poner diferentes palabras en algunas oraciones para crear sugestión, para guiar. Programar los pensamientos. Los gestos hablan, la gente lo hace inconscientemente, si te ponés hacia delante, si cruzás los brazos, y así.
¿Cuán mentiroso diría que sos, de 1 a 10?
Un 5. Porque creo que a veces uno miente con su boca, pero no con sus actos.
¿En qué soy bueno? Mintiendo. Soy actor . ¿Dijiste esta frase? Internet es peligrosa, así que aprovecho la chance de chequear con la fuente.
Sí,lo dije. Pero creo que no soy buen mentiroso. Aunque para vivir soy un mentiroso profesional.
¿Un buen actor es un buen mentiroso?
Cuando es bueno va más allá de eso. Es creértelo. Yo tengo que creer que es verdad.
Aparecés en varios rankings sobre las personas más bellas. ¿En qué momento del día te causa gracia eso?
Cada vez que veo un espejo. Honestamente, trato de no pensar en eso. No me gusta ver fotos mías.
¿Por qué?
Porque no quiero pensar en eso. Porque no es algo que pueda arreglar. No es mi culpa [ríe con los hombros].
Hay algo que llama la atención por cómo lo conceptualizamos. Sos la cara de una fragancia, Gentlemen only, de Givenchy. ¿Qué te pasa con eso?
Es raro. El concepto es raro, pero está en nosotros hace tiempo. Mirás esto [agarra la tapita de una Coca-Cola] y pensás en un sabor. Esa imagen tiene un sabor. Es interesante.
David Letterman mostró durante la entrevista que te hizo tu video de los noventa con la banda Euphoria’ s. ¿Love you right era la canción? Él y otros lo marcan como tu hito vergonzante. ¿Lo es?
Fueron los 90 del comienzo. Eran los 90… ¡eran muy malos! ¿Los recuerdan? Pero es divertido, porque mi hija está fascinada por esa época. Fue muy divertido, pero no para mirar hacia atrás. Aunque…, ¿y qué? Sí, fue vergonzoso, pero muy divertido.