Moria Casán se hizo a sí misma. Adecuó referencias de otros ámbitos y las trajo al mainstream con la aspiración de legitimarse como figura popular. Comenzó como bailarina y pronto se convirtió en primera vedette, también fue actriz de cine y teatro. Más tarde mutó a conductora de televisión e incursionó como empresaria en restaurantes, playas nudistas y discotecas. De todo se fue y volvió, aunque Moria siempre mantuvo el personaje reconocible, una diva maximalista que se apropió un poco de cada rubro sin temor a desencajar de los ideales estéticos de cada época. El gesto del vestir no fue ajeno a las singularidades extravagantes. Un minivestido de lentejuelas acompañado por un blazer con piedras incrustadas flúo y botas de charol oficia de CV para presentar a esta morocha lacia y de flequillo mínimo, con labios prefabricados estratégicamente. Ella se arma desde la exageración.
Moria Monumental
Moria comenzó su carrera como vedette. El conformismo estético no es lo suyo, sino la capacidad para controlar su imagen y elegir representarse a sí misma. Así construyó el estilo Moria, que fue poco imitado por las mujeres, pero adorado por las travestis, como orgullo para la diva multifacética. Tras una carrera en el teatro de revistas, la década de 1980 encontró a esta figura popular también en la televisión y en el cine. Con Susana Giménez compuso el tándem de "la rubia y la morocha" para el ratoneo popular. A diferencia de Susana, Moria nunca renegó del estereotipo de la mujer de almanaque de gomería: más que un objeto de deseo, Moria convirtió su cuerpo en un monumento. Los grandes rulos propios de los años 80 fueron mixturados con las prendas deportivas del momento, como mallas de cavado alto y calzas de tonos vibrantes; Moria sumaba transparencias y brillos, todo en el mismo look.
Noche y excesos
Moria Casán nunca dejó nada a la imaginación. El trabajo de la artista fue poner en duda la máxima que refiere que la moda y el estilo dependen del contexto. Ella lleva sus grandes escotes y le queda al ambiente adaptarse a ella. Grandes marcas como Dolce & Gabbana y Jean Paul Gaultier, hasta jóvenes diseñadores de lujo como el refinado Juan Hernández Daels, la vestían para su rol de jurado en el programa Bailando por un sueño, y convertía la pista de baile en brevísimos pavoneos de pasarela. A Moria le gustaba remarcar que era la última moda y que, obviamente, ella la había usado mucho tiempo antes porque lo suyo era la vanguardia. Para el caso, necesitaba grandes sandalias con tacos y botas cuissardes, ofrecidas siempre por el zapatero Luciano Marra.
Cómo ser tendencia
Moria edificó su imagen pública como la mujer deseada y deseante. Desde los talk shows que condujo desde mediados de los 90 en la pantalla de América hasta su programa actual –en pausa por el covid– Incorrectas, Moria buscó hacer escuela también en qué es tendencia. Calzas de estampados enormes que escapan a toda regla anticuada de buen gusto, faldas cortas o jeans celestes ajustados, los tops serán recortados por grandes escotes y una riñonera que a diario recorre su cintura como marca de identidad. "Moria Own" dice ella cuando presenta "el fashion look de la one" que jamás fue visto en ninguna pasarela.