Se practica en los dos países y tiene antecedentes que se remontan a la época de la colonia
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En diferentes puntos del Altiplano andino se practica un baile donde los danzarines portan máscaras con rostros negros y robustos trajes coloridos adornados con piedras y otros ornamentos brillantes. Se trata de la morenada, una danza folclórica cuyos primeros antecedentes se encuentran en la etapa de la colonia y en la que uno de los personajes principales es una alegoría del esclavo africano que padece en las alturas.
Los registros señalan que los primeros conjuntos modernos de este baile aparecieron a principios del siglo pasado. Sus pasos de coreografía, un permanente bamboleo de izquierda a derecha y derecha a izquierda, desde los hombros hasta los pies, van acompañados por matracas, tambores, bombos, trompetas y platillos. Se practica en Bolivia, Perú y también en el norte de Chile.
Y son esos primeros dos países los que ahora se encuentran en una controversia respecto a cuál de ellos puede reclamar a esa emblemática danza de las fiestas andinas como parte de su riqueza patrimonial cultural.
La declaratoria de Perú
La polémica empezó la anterior semana, cuando Perú declaró la morenada como “Patrimonio Cultural de la Nación”.
La medida fue tomada, de acuerdo a la resolución oficial, “considerando la importancia de la danza para la identidad cultural, festiva y religiosa de la población mestiza y urbana de la región Puno, siendo reconocida como una de las ‘embajadoras’ de la cultura artística de Puno”.
La ciudad de Puno está en las orillas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo que Perú comparte con Bolivia. Y es una de las poblaciones peruanas donde más se practica la morenada, donde es un “fenómeno social, cultural, económico y de fe”, como explica a BBC Mundo el antropólogo Henry Flores.
El investigador, que dirigió el equipo que realizó el trabajo antropológico para sustentar la declaratoria de patrimonio, señaló que esa danza significa mucho más que una fiesta de dos días para los puneños. ”Está muy enraizada. Son familias y familias que durante generaciones han hecho de la morenada parte de su identidad fundamental dentro de sus actividades”, explicó.
Flores señala que esta danza folclórica es parte de las relaciones sociales y espirituales de los puneños. Además generó circuitos económicos a su alrededor, ya que existen bordadores de trajes, mascareros, peinadores y músicos, entre otros.
“Tiene mucho que ver con nuestras tradiciones y forma de ser. Cuando fallece un integrante de una morenada, la gente lo reconoce bailando hasta el cementerio”, concluyó.
La mayor exhibición de la morenada en Puno se produce a principios de año. La Fiesta de la Candelaria es una celebración que dura más de una semana en la que la fe católica se combina con el folclore y en la que los conjuntos exhiben sus mejores pasos y sus trajes más vistosos.
Se trata de una festividad que genera un movimiento económico de alrededor de US$30 millones, según la Cámara de Comercio puneña.
La molestia de Bolivia
Apenas se conoció de la declaratoria peruana, Bolivia anunció que hará gestiones internacionales para que la morenada sea reconocida como su patrimonio cultural e inmaterial. El Ministerio de Culturas anticipó que acudirá a la Unesco y tiene planeadas demostraciones folclóricas como parte de las actividades para reivindicar que la danza es parte de la riqueza patrimonial de ese país.
“La morenada y los caporales son la identidad de todas y todos los bolivianos porque es parte de la construcción de nuestra historia. Convocamos a todo el pueblo boliviano, a todos y todas, a unirnos para defender nuestra identidad y nuestras culturas”, indicó la ministra del área Sabina Orellana.
Además, se anunció la creación del Comité de Salvaguardia de las Danzas como Patrimonio Cultural del Estado Boliviano. La autoridad gubernamental añadió que se acudirá a la Unesco para solicitar la “protección internacional de su riqueza cultural”. Bolivia argumenta que la entidad internacional otorgó en años anteriores a dos de sus festividades (en las que la morenada es protagonista) el rango de “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”.
La “defensa” de la danza logró un hecho no muy usual en el país sudamericano: alinear al oficialismo y a la oposición en una misma causa. Por ejemplo, Iván Arias, alcalde de La Paz y exministro del gobierno interino de Jeanine Áñez, organizó una conferencia de prensa en la que señaló que él “quisiera que el mundo baile la morenada, pero que siempre se reconozca el origen”.
La danza en Bolivia se luce en los cientos de desfiles folclóricos y fiestas patronales que se realizan a lo largo del año en las ciudades y poblaciones rurales de la región andina e incluso en el oriente del país. Y las dos festividades mayores en las que se baila son el carnaval de la ciudad de Oruro y la Fiesta del Señor Jesús del Gran Poder, una exhibición que se realizaba en los barrios populares y que con los años tomó las avenidas más céntricas de La Paz.
El carnaval orureño es uno de los tres más visitados de Sudamérica junto a Río de Janeiro y Barranquilla. Además, la morenada es el baile folclórico emblema de la pujante élite aymara que ganó notoriedad en Bolivia en las últimas dos décadas.
Exclusividad
No es la primera vez que estos países y otros de Sudamérica se enfrentan acusándose de apropiación ilegítima de bailes, música, gastronomía o bebidas. De hecho, en el pasado Bolivia reclamó a Chile por presentar a la danza de la diablada como parte de su repertorio cultural.
En este caso, Perú aclaró a través de un comunicado que su declaratoria de la morenada como patrimonio nacional no significa que el país tenga derecho de exclusividad o denominación de origen sobre la expresión folclórica o alguno de sus personajes.
“El universo cultural altiplánico evidencia la presencia de diversas prácticas y saberes que son compartidos por comunidades de portadores en los actuales territorios de Perú y Bolivia. Se trata de un área cultural transfronteriza cuyos orígenes se remontan a las sociedades prehispánicas y al periodo virreinal. En este sentido, los morenos, los diablos danzantes, o los sikuris siguen atravesando las fronteras de nuestros países, como lo han venido haciendo hace cientos de años”, señala el comunicado emitido por el ministerio de Cultura de Perú este miércoles.
Y como señala el antropólogo Flores, quien tiene familia en Bolivia, estos conflictos, “alentados por ciertos nacionalismos, desvirtúan el pasado que bolivianos y peruanos tienen en común”.
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