El próximo fin de semana largo, justo en la mitad del año, se presenta como una buena ocasión para planificar una escapada. Montevideo, con una visita a su emblemático Hotel Casino Carrasco que brilla tras una espléndida restauración a cien años de su apertura y, entre las montañas de San Martín de los Andes, a una cuadra del lago Lácar, la hostería La Casa de Eugenia. Propuestas con estética que nos tientan a un merecido cambio de ritmo.
Montevideo
Hotel Casino Carrasco
A lo largo de su rambla de 22 km sobre el Río de la Plata, la afortunada Montevideo revela algunos de sus hitos de arquitectura racionalista en playa Ramírez y en Pocitos. Un poco más lejos, frente a la playa de Carrasco, su barrio más exclusivo, se alza como una visión un palacio en la arena que recuperó todo su esplendor tras la extensa remodelación que encaró la firma Sofitel junto con un equipo de especialistas franceses, uruguayos y argentinos, entre los que se encuentra el estudio IAG Arquitectos, de Ibarroule, Aprea y Gradel.
La reforma llevó la sala principal del casino bajo la nueva explanada, una suerte de plaza pública elevada que restableció el vínculo con la rambla, y agregó pompa mediante la escalinata con plantación formal
Durante el proceso de restauración, una dotación de expertos trabajó para volver a descubrir lo que estaba tapado por años y recuperar las proporciones, la calidad ambiental y los materiales del hotel. Cuando se eliminaron las capas de pintura que igualaban roble y cedro, surgieron los colores originales de las molduras y los dorados a la hoja.
En el corredor junto al lobby que remata en una puerta de madera restaurada, una larga alfombra en tonos marrones. Pareciera que aquí las lámparas del estudio Front para Moooi tienen el efecto de hacer pensar en el acceso a un patio de carruajes.
El antiguo comedor tenía pisos de madera y la claridad del techo vidriado. Hoy, aquí funcionan el lobby y la recepción. Por suerte, los vitraux se pudieron recuperar, pero no así los pisos, que fueron revestidos con mármol. La diseñadora francesa Sybille de Margerie, experta en la ambientación de hoteles de lujo, propuso colocar las arañas a pocos centímetros de las mesas vidriadas.
En las torres se ubicaron las suites Imperiales. Son tríplex, y se las nombró Montevideo y París para homenajear a las capitales que dan personalidad al edificio
Uniendo dos en la mayoría de los casos, las habitaciones son los espacios que más se modificaron para adaptarlas a las exigencias del huésped de hoy. La vista es un privilegio que permanece inalterable. El estudio de Francisco López Bustos, que venía de participar de la restauración del Teatro Colón, también fue parte del equipo de primera línea que trabajó para darle vida al Sofitel Carrasco. Su labor en el interiorismo estuvo enfocada a armonizar lo contemporáneo y lo histórico.
La paleta surge de los colores terrosos del Río de la Plata, por lo que ganan los neutros sobre las estratégicas notas de color. El cuero, bien rioplatense, tiene gran protagonismo en los respaldos de cama.
San Martín de los Andes
Hostería La Casa de Eugenia
Ubicado a una cuadra del lago Lácar, el edificio en el que funciona esta tradicional hostería boutique fue construido en 1927. Su estructura original es de madera de raulí del bosque andino, muy preciada y con explotación limitada en la actualidad y para hacerla se utilizó el sistema de balloon frame, es decir, un armazón de madera recubierto por machimbre, tanto en el interior como en los exteriores.
En cada estación el jardín toma distintos ánimos y colores. Inviernos blanco-nieve; en primavera, miles de flores; en verano, verde intenso, y en otoño, un espectáculo de rojos y amarillos.
La casa, una de las primeras de la ciudad conserva su esquema en forma de H, incluso después de la ampliación desarrollada por el estudio del arquitecto Pablo Velasco Suárez, que respetó la construcción original y su estilo.
En la galería, el piso de damero fue realizado en la remodelación para combinar con el del desayunador. El cielorraso plano de madera cubierto por chapa por fuera, con una marcada pendiente por las características climáticas de la zona.
El verde subido de las paredes de machimbre se corta a tres cuartos de altura. Y se realza con elementos en rojo intenso. El hogar de piedra se agrandó en la remodelación. Su boiserie tiene 25 años y es uno de los centros de atención.
Como en el resto de la hostería, la recepción exhibe muebles que pertenecieron a los abuelos de Agustín Roca, su propietario.
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