Monstruos en cuero
Whitesnake y Judas Priest son los platos fuertes del Monsters of Rock, que reunirá a las huestes metaleras en Ferro. Sus líderes cuentan cómo es ser heavies después de los cincuenta
Estos monstruos ya no asustan a nadie. Al contrario, atraen a un público que, como ellos, esperó que se aplacara el temporal del nü metal para volver a calzarse las tachas y las camperas de cuero. El Monsters Of Rock es un sello, y este domingo regresa de la mano de dos bandas clásicas que recientemente volvieron al ruedo, Judas Priest y Whitesnake. A ellos se les suma uno de los mejores exponentes del hard rock local, Rata Blanca, además de Tristemente Célebres y Lohrein.
Trascendente para la monada y espacio ideal para visitantes ilustres, por el Monsters pasaron Black Sabbath y Kiss (en River, en 1994); Megadeth, Alice Cooper, Faith No More y Ozzy Osbourne (en 1995, en dos jornadas, en Ferro); Whitesnake y, de nuevo, Megadeth (otra vez en Caballito, en 1997), y Helloween, Soulfly, Slayer y Iron Maiden (en 1998, en la cancha de Vélez). Con ellos se mezclaron, en las cuatro ediciones, Hermética, Malón, Almafuerte, Riff y Oconnor, entre otros. Ahora llegó el momento del renacimiento, palabra que les calza justo a Judas y Whitesnake e, incluso, a Rata Blanca, que desde que inició su nueva vida no paró de girar, grabar y ampliar su convocatoria. Para la banda liderada por Adrián Barilari y Walter Giardino, se trata de su segunda participación, ya que una década atrás tocaron en el segundo Monsters Of Rock.
Coverdale en la línea
Como un señor inglés, David espera del otro lado de la línea a la hora señalada, con diplomática cordialidad, dispuesto a hablar del retorno de Whitesnake, de su segunda presentación en la Argentina (la primera, también en un Monsters y en Ferro, fue en 1997), pero con escasa voluntad para repasar los excesos de los años 80. El ex vocalista de Deep Purple, incluso, se despachará sin preguntas sobre su vida familiar y el hip hop que invade su casa. "Mi hijo tiene 9 años, los cumplió en estos días y me pidió que le regalara unos discos de hip hop. Es casi lo único que escucha. Por ahora escucha poco de la música de su papá.
-David, ¿qué te llevó a volver al circo del rock and roll?
-Mi esposa me dio un apoyo decisivo para regresar, en 2003. Creo que ella era más consciente que yo de lo mucho que extrañaba la banda y tocar en público. Así que puse manos a la obra y tomé la decisión de pasar seis meses con mi familia y otros seis con la banda. Pero no tengo ningún interés en volver a involucrarme con la industria musical, con sus tiempos y manejos.
-Whitesnake ya tocó en Buenos Aires, cuando estaban comenzando la gira de despedida.
-Me acuerdo perfectamente de ese show. No estaba muy bien, me había enfermado en el tour europeo y no pudimos reprogramar el tramo sudamericano. El calor y la humedad de ustedes terminaron por matarme, pero ahora voy a llegar más relajado. Tengo ganas de volver, de dar un mejor show. Además, éste es un capítulo nuevo y muy excitante para la banda.
-Esta gira de Whitesnake se llama The Rock and Roll Rhythm and Blues Show. ¿En qué consiste el concierto?
-Básicamente en temas de todas las épocas de Whitesnake y algo de Deep Purple. Pasé tres años con ellos y fue una época muy divertida, pero cuando terminó la diversión me fui. Tocar aquellos temas es mi manera de homenajearlos y de agradecerles la oportunidad que me dieron.
-Y como te faltó Led Zeppelin en los años 90 grabaste con Page.
-Exacto, aunque no fue muy divertido trabajar con su equipo. Nos hicimos grandes amigos con Jimmy y nos seguimos viendo, pero para mí es muy importante tocar en vivo, y después del disco ("Coverdale-Page"; 93) sólo hicimos siete shows en Japón.
-¿Qué recordás de las hair bands?
-Y... que vendían muchísimos discos. Nosotros nunca nos sentimos emparentados con las hair bands (aquellos grupos de los años 80 como Mötley Crüe: caras de malos, labios pintados y pelos larguísimos), pero ésa fue una época de mucha locura. Me acuerdo de aquellos días, pero no los tengo siempre presentes. No vivo en el pasado, prefiero seguir el viaje de mi vida.
Cuándo, cómo y dónde
El domingo es el día para el nuevo Monsters Of Rock. Las puertas del estadio de Ferro (Avellaneda y Martín de Gainza) se abrirán a las 15; a las 16.15 tocará Lohrein; a las 17, Tristemente Célebres; a las 18, Rata Blanca; a las 19.30, Whitesnake y, a las 21, Judas Priest.
Entradas: campo, $ 60; platea lateral, 75, y platea central, 95. En venta en los locales Locuras y Lee Chi, por el 5237-7200, y a través del sitio www.soyrock.com .
Las mil caras de Judas
Después de varios vaivenes y separaciones, Halford volvió a consolidar la gran banda de su vida
- MICHIGAN. -Alguna vez Rob Halford fue tildado por sus seguidores de dios del heavy metal. Quizás añorando aquellos días la voz de Judas Priest, decidió regresar a la banda tras un silencio de doce años. En 2004 calentaron motores en el tour del OzzFest y, a comienzos de esta temporada, editaron nuevo material, "Angel Of Retribution". "Hay una nueva energía, una nueva pasión -asegura Halford, de 54 años-. "Hay mucha más ferocidad. Nos hemos vuelto a conectar en una forma que nos parece la más sólida y verdadera de la interpretación de Priest, tanto en los escenarios como en el estudio. Hay una sensación reencarnada acerca de todo esto que es muy difícil poner en palabras." Para los seguidores de Judas, así fueron las cosas desde 1969, cuando el guitarrista Ken K.K. Downing y el bajista Ian Hill formaron la banda en Birmingham, Inglaterra. Halford se incorporó en 1971 y, tres años más tarde, el guitarrista Glenn Tipton. Scott Travis, el sexto y más reciente baterista de Priest, ingresó en 1989. Con su vestuario de cuero y estoperoles, su ataque de guitarras gemelas, sus ritmos pulverizantes y la voz furiosa de Halford, el quinteto constituyó el prototipo de lo que llegó a conocerse como la "nueva ola" del heavy metal británico, que fue presentada en la película "This Is Spinal Tap" (Rob Reiner, 1984) y que tuvo una enorme influencia en las siguientes generaciones de aspirantes a rockeros. "Yo escuché a Judas Priest y eso fue todo", recordó recientemente James Hetfield, de Metallica. "Era tan brutal, tan fuerte y tan... pavorosa -agregó-. Era todo lo que yo quería que fuera mi música."
Después de formar una sólida base de seguidores en los años 70, el grupo llegaría al top 40 de la Billboard con "British Steel" (1980). Sin embargo, el verdadero avance de la banda vino con "Screaming for Vengeance" (1982), que disparó el hit "You´ve Got Another Thing Comin´". Con la fama vinieron también las controversias, en especial en 1986, cuando los padres de dos adolescentes de Reno, Nevada, demandaron a la banda. Alegaban que los mensajes subliminales de la música de Judas Priest habían llevado a sus hijos al suicidio. Después de un juicio de seis semanas, en 1990, el grupo fue absuelto de todos los cargos. "Ese proceso me desgastó mucho -reconoce Halford-. Sentí que estábamos en juicio por el simple hecho de que nuestra música era oscura y pesada, porque usábamos ropa de cuero y todo eso; sentí que la gente quería que fuéramos culpables sólo porque la asustábamos."
Halford ya se estaba cansando de la rutina de Judas Priest y abandonó el grupo en 1992 para formar una nueva banda, Fight. El siempre negó que su homosexualidad, que hizo pública en 1998, tuviera que ver con su decisión de irse. Con John Lowery (luego guitarrista de Marilyn Manson), Halford formó más tarde el dúo Two, orientado hacia la música industrial, para retornar al metal a fines de los años 90, con su apellido como nombre del flamante proyecto. Entretanto, Judas Priest había llamado a Tim "Ripper" Owens, cantante de Ohio que tuvo una banda en homenaje a Priest, una historia que inspiró la película "Rock Star" (Stephen Herek, 2001). Owens, que contaba con la aprobación de Halford y el apoyo del público, pasó nueve años en su alineación y grabó tres álbumes con la banda. No obstante, Halford mantenía la esperanza de volver a reunirse con Priest y sus fans. "No creo que en el rock n´ roll haya nada inevitable, pero es justo decir que en el corazón tenía la sensación de esperanza de que podría ocurrir. Y esto tenía el impulso tanto de los fans, que querían que lo hiciéramos, como de nosotros. Fue algo bueno, de verdad, que nunca nos insultáramos unos a otros en público. Hay mucha tradición y herencia en las palabras «Judas Priest» y no queríamos que nada manchara ese gran legado."
La reunión formal se realizó en 2003, cuando Halford se encontró con sus ex compañeros para trabajar en el álbum retrospectivo "Metalogy". "En la última serie de reuniones, alguien preguntó si había una posibilidad de que nos volviéramos a reunir -recuerda el cantante-. De una manera muy británica, como restándole importancia, todos dijimos: «Sí, yo lo haría si los demás lo quisieran hacer». Diez minutos después estábamos juntos de nuevo. "Eso subraya lo importante que era para nosotros reunirnos. Pero si ese día no hubiéramos dicho que sí, creo que habríamos seguido separados." Al mismo tiempo, dice Halford, nadie tenía interés en integrar una banda de heavy metal nostálgico. "Priest siempre estuvo motivado por lo que estábamos haciendo en ese momento", dice, en términos de composición y grabación. De ahí surgió "Angel Of Retribution". "Está lleno de la tradición, el sonido y de todas las cosas buenas que buscan los seguidores de Judas Priest, pero no es un refrito de "Screaming for Vengeance", simplemente es otro despliegue de esa magia metálica que estamos haciendo ahora, más de diez años después del disco «Painkiller»."
Gary Graff
Trístemente célebres. Eduardo de la Puente, en versión power
- Nació hace un tiempo, se lo ve saludable y apenas está empezando a caminar. Sus padres le pusieron Tristemente Célebres y aún falta para que se saque los pañales. La idea se desprende de las palabras de Eduardo de la Puente, una cara conocida que no necesita ninguna presentación, pero que quiere "hacerse de abajo" del otro lado del mostrador. Con Leo D´Amico (voz), Maximiliano Barrera (guitarras), Germán Wintter (bajos) y Patón Cimino (batería y percusión), el coconductor de "¿Cuál es?" y "CQC" despunta su viejo vicio de guitarrista. Pero la cosa va en serio: ya tienen un álbum en la calle ("Tristemente...") y un pequeño recorrido en vivo que mañana, en el Monsters Of Rock, tendrá su cita más trascendente. "No estaba pensado para que la banda fuera algo de verdad, para llegar a un disco y salir a tocar -asegura Eduardo de la Puente-. Nos juntamos por puro placer hasta que la cosa fue creciendo, los temas nos gustaron y entonces sí, pasamos a la etapa en la que ya necesitábamos la respuesta del otro lado. Arrancó como hobby y placer puro y ahora dejó de ser un hobby, pero se mantiene el placer puro." Después de los primeros conciertos, el estudio de grabación El Pie le sugirió a la banda que pensara en registrar sus canciones, y así quedaron impresos "Al descenso", "Carne de cañón", "Sindoblebombo" y "Un ticket por el aire", entre otros temas. Como fanático de AC/DC, una banda que tiene en sus filas a Eduardo de la Puente debe inevitablemente rumbear hacia el rock en estado puro. "Sólo rock, sin murga ni nada de eso -aclara el violero-. Pero en la banda tenemos un abanico generacional importante, así que influye la música de varias décadas. Digamos que es rock con algo de hard." Chapear nunca, ése es el primer postulado de Eduardo, aunque sea inevitable que parte del público se acerque por la curiosidad de ver en vivo a una cara conocida. Claro que nada de eso va a pasar el domingo. A la monada sólo le importa el rock. "Vamos a hacer un set compacto, de media hora, con cuatro temas del disco y alguno inédito."