La arquitecta Daiana Wolff salió airosa de un triple desafío: encarar una reforma integral, lograr una ambientación de impronta masculina y tener como cliente a un colega, el arquitecto correntino Oliverio Caprioglio, que compró un monoambiente poco atractivo pero muy bien ubicado como su pied à terre en Buenos Aires. La clave del éxito: confianza mutua y solvencia profesional.
El proyecto, que se prolongó durante casi tres meses, abarcó la búsqueda del departamento, la reforma y la ambientación. Hecho sobre la comunicación a distancia, esta obra encarada hace poco menos de dos años se adelantó a una modalidad de trabajo que la pandemia instaló como casi natural.
"Durante la obra fui una sola vez al departamento: seguí el proceso a través de las fotos que Daiana subía a Instagram. Para hacer un trabajo a distancia, es fundamental elegir en base a referencias confiables de amigos y conocidos".
Darle la vuelta a la planta para que cada centímetro disponible aporte funcionalidad. El gran desafío en el reciclado de monoambienes. ANTES: La cocina estaba cerrada, y su puerta daba al pasillo de entrada. DESPUÉS: se tiró la pared y se puso en su lugar un mueble que, de un lado, funciona como recibidor y, del otro, como espacio de guardado (contiene incluso la heladera). De allí surge una barra con banquetas ‘Tólix’ (JB Lacroux Restoration) y lámparas colgantes ‘Crux’ (Ambos Lighting).
ANTES: Viejos azulejos con dibujos, muebles de madera oscura y ventiluz. DESPUÉS: Se eliminó la conexión de gas para instalar una cocina eléctrica y se reemplazó el ventiluz por un paño con marco de aluminio oscuro. Se sumó un bajomesada y alacenas de madera laqueada con alzada de petiribí (Estudio Antología).
Planos detallados del Antes y el Después
El departamento estaba muy deteriorado, excesivamente compartimentado y tenía problemas de humedad. Sin embargo, vimos que tenía potencial: una ventana a la calle y la ubicación perfecta
ANTES: estufa de tiro balanceado y AA de los viejos. Pintura de años con marcas de hollín y humedad por toda seña de identidad. DESPUÉS: se cambió la ventana por una con vidrio doble, cortinas de PVC con motor, marco de aluminio y sistema oscilobatiente de 3 posiciones.
El hueco que dejó el placard resultó perfecto para el sillón de 3,20m en forma de L de cuero color suela con patas de hierro roscado (diseño y ejecución de Estudio Antología) que pasa por debajo de la ventana y llega hasta la mocheta. En el techo generaron una moldura a la misma altura que la de la ventana con artefactos embutidos (Studio Luce).
Después de analizar alternativas, me decidí por un monoambiente, más abierto y funcional. También hice bastante hincapié en el diseño, el color y los materiales del sillón, una pieza fundamental
El mueble-respaldo de petiribí, de 27cm de profundidad, tiene una garganta donde se colocó una tira de leds cuya luz realza la textura del ladrillo a la vista.
La tendencia al reformar monoambientes es dejar separados solo los baños para que el resto del ambiente gane amplitud y eliminar cualquier sensación de encierro. ANTES: el baño tenía revestimientos de azulejos, pileta y ventiluz vertical. DESPUÉS: Se revestió de porcelanato (San Pietro) y se invirtió el orden de los sanitarios y la bañadera, que se reemplazó por un box de ducha. La mesada de Silestone ocupa toda la pared y tiene 23cm de profundidad, la medida que hay entre el marco de la puerta y la pared. El ventiluz se reemplazó por una raja horizontal con marco de aluminio negro.
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