A principios del siglo XX, Antonio Devoto le encomendó la construcción de este edificio al arquitecto italiano Luigi Broggi, que lo concibió con influencias neoclásicas y del Art Nouveau. ¿El fin? Alojar en el primer piso las oficinas de La Inmobiliaria –la exitosa aseguradora que había fundado y que le dio nombre al edificio– y, para poner en práctica una inversión clásica en ese entonces (la famosa "casa de renta"), viviendas para alquilar en los pisos superiores, además de locales comerciales a la calle.
Desplegado a lo largo de la cuadra sur de Avenida de Mayo –con el Congreso nacional y el Palacio Barolo de vecinos– se inauguró en 1910 para celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo. Fue esa carga histórica la que determinó que Nicolás de Urquiza y su compañero Rafael Pimentel se decidieran a comprar un departamento allí.
Somos apasionados de los edificios emblemáticos, por eso alucinamos con este departamento: había estado abandonado 30 años, pero conservaba muchos atributos originales
Una gran reforma y la afilada visión estética de ambos (Nicolás es artista e incorpora el arte en la decoración y Rafael es interiorista) le devolvieron el guapo encanto de sus años mozos, pero sin formalidades. Y menos que menos acartonamientos.
"Somos buscadores casi compulsivos de objetos vintage, sobre todo online. Constantemente nos mandamos links de muebles. Rafael es un purista: para la casa buscó ítems modernistas, de entre los años 30 y 50. Lo mío es más suelto".
En el living, sofás vintage retapizados con un género celeste perlado diseñado por Rafael, veladores antiguos comprados online con pantallas nuevas realizadas por Rafael Yraola y mesa de madera reciclada "que funciona como una pieza de diseño". Las joyitas originales son la poltrona ‘Mole’, de Sergio Rodrigues, padre del diseño de mobiliario brasileño, y la obra del ilustrador japonés Yoshitomo Nara.
"Hicimos una obra de casi un año: convocamos restauradores de una escuela-taller para arreglar los pisos, las molduras y rehacer las irrecuperables. Pero el principal objetivo fue que no se notara, que todo pareciera conservado naturalmente"
En el comedor, mesa de estilo escandinavo, sillas retapizadas con géneros traídos de Estados Unidos. En lugar de sillas, del lado de la pared la mesa del comedor se completa con un sofá tapizado en pana.
A la pequeña cocina original se le sumó una despensa contigua para ganar metros, y se realizó de cero con muebles nuevos, mármol blanco y un piso de piedra de la época.
Por una escalera angosta, se accede a lo que era el sector de servicio. En la esquina, Nicolás armó un ‘rincón de la familia’: cuadros con publicaciones y grabados de la presidencia de Urquiza y un escudo familiar.
"La cabecera de la cama es un ejemplo de los muebles que mis amigos ven fuera de contexto y les parecen un cachivache, pero cobran sentido acompañados".
El pie de cama lo hicieron a partir de un género que Rafael trajo de la India, y la foto enmarcada fue tomada por Nicolás: es un monte de álamos plateados. La cortina de papel es una obra de Luz Laspiur.
Texto: Bárbara Orlando.
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