El primer complejo industrial que se transformó en viviendas tipo loft a mediados de los 90 continúa cautivando a estos tres vecinos orgullosos de pertenecer a una comunidad sólida y con identidad propia. Los invitamos a recorrer sus deptos.
Braulio Bauab
Es consultor inmobiliario. Vivía en el complejo en un departamento de un silo y se mudó a este de dos, más amplio, de 125 m2 donde además de poder recibir a su hija Vera generó el espacio para poder trabajar cómodamente.
Para la reforma del departamento, el dueño de casa convocó al estudio Cociffi+Cociffi+Agazzi. Como parte del proyecto generaron un entrepiso más grande que permitió ampliar la habitación principal y hacer un cuarto para Vera. Las carpinterías y estructuras de hierro a la vista fueron pintadas de blanco, reemplazando la pintura original gris mostaza. Así se logró más luminosidad y sensación de amplitud.
La base de colores neutros y la decoración despojada colaboran para que la sala pueda usarse tanto como área de trabajo como de living comedor.
En la planta alta, los ambientes dan a un pasillo con pisos de guatambú hidrolaqueado que balconea al living y que recibe toda la luz de los ventanales de doble altura.
En el dormitorio principal una obra del colectivo de arte Básica TV sirve como cabecero y da la nota de color.
"Tener un cuarto para Vera fue el motivo fundamental de la mudanza y es el ambiente que más me gusta. Lo pensamos como un ambiente luminoso, en el que pudiera descansar y también disfrutar de un espacio para jugar a gusto".
La esencia del loft con espacios abiertos y sin divisiones se mantiene; complementariamente, los ambientes están bien definidos según su funcionalidad.
En la cocina, renovaron los frentes de los muebles originales y estrenaron un aparador que sirve como lavadero y sector de secado de ropa. Sobre la mesa, individuales de ratán, servilletas y repasador de algodón (Petite Margot).
Fernando Stamati
"Creo es imposible mejorar este departamento", proclama Fernando mientras contempla el hogar en el que vive con su hijo. Llegó a los silos en 1999. Después de pasar por varias de las configuraciones que ofrece el barrio, hace dos años estrenó este, remodelado íntegramente.
Cuando buscaba un departamento más grande supo que otra vecina quería mudarse a uno más chico e iniciaron las negociaciones. Después del acuerdo, comenzó una reforma completa, también a cargo del estudio Cociffi+Cociffi+Agazzi. El proyecto, que demandó la demolición total de los ambientes, incluyó una planta inferior con dos espacios fundamentales para Fernando: un estudio de ensayo y grabación de última generación en el que puede tocar junto con su banda y un family con cine y biblioteca.
Proyectamos los espacios de la forma más limpia, luminosa y amplia posible manteniendo la rusticidad de los muros de hormigón
Uno de los silos se destinó a la cocina con barra y comedor diario. En el otro, quedó el living comedor conectado por el hall de acceso, donde además hay un baño completo. En una casa de músicos, los instrumentos están en todos los ambientes, igual que el sistema de sonido interconectado.
Fernando es un entusiasta admirador y coleccionista de arte, una inquietud que creció gracias al contacto con otros vecinos. "Fernando Entin, de la galería Elsi del Río, nos guió a todos en el conocimiento de la plástica", admite.
"De mi casa me gusta todo. Este es el mejor lugar para vivir. En el complejo hay artistas, diseñadores, arquitectos y una interacción entre los vecinos que genera la mejora continua de los espacios comunes".
"Evité las banquetas altas en la barra para que la gente no se instalara aquí, porque me gusta mucho el clima del living. Sin embargo, esta cocina tiene un imán y todos quieren quedarse".
La iluminación fue pensada para crear efectos puntuales en todos los ambientes, pero con artefactos (Studio Luce) que fueran casi imperceptibles, algunos ocultos como los que están integrados a las escaleras, sobre la mesa del comedor y la isla de la cocina.
En la planta alta, sobre el espacio del living comedor, está la habitación principal con vestidor (Arquimadera) y baño en suite; respaldo (Dillinger), mesas de luz y espejo (BLVD).
"Como el fondo de los ambientes es redondo, los muebles deben ir en el medio y hay que moverse por los contornos, como en espiral. Tiene su complejidad, pero la circularidad te envuelve, te conecta más, genera una energía difícil de transmitir".
El baño principal es un espacio de conexión entre los dos silos, con doble acceso desde las habitaciones y luz natural. La pared donde apoya la mesada con dos bachas está revestida con estuco antiguo color nogal (Tarquini). Además, pisos de porcelanato (Barugel Azulay) y artefactos ‘Línea Marina’ (Ferrum).
En un nivel inferior, se construyeron el family y el estudio de música. Fernando abraza con intensidad todo lo que le interesa y la música lo apasiona desde los 12 años, cuando ingresó al conservatorio y eligió la batería como instrumento. Su estudio integra elementos de acustización y equipos de última tecnología.
Carlos Pierini
Es testigo de la historia de los silos desde sus comienzos, porque conoció el complejo en 1992, cuando fue sede de una de las primeras ediciones de Casa FOA. Fascinado por la novedosa estética del loft, en 1994 decidió dejar su departamento en el Edificio Bencich, de la calle Arroyo, para mudarse a un nuevo emprendimiento, en un barrio que empezaba a cambiar tímida e inesperadamente.
"Trato de rodearme de cosas bellas", dice Carlos que fue alimentando su casa con todo lo que nutre su vida afectiva, profesional e intelectual: una colección de arte, libros, espacio para pensar, trabajar, cocinar junto con hijos, nietos y amigos.
Ejemplo fiel de la estética del loft, el departamento se conserva igual desde la intervención inicial, a cargo de la arquitecta Liliana Aizersztein.
Después de atravesar el hall de recepción se encuentra el comedor y al lado la cocina. En la pared y colgada, dos esculturas en mimbre de Edgardo Madanes. Sobre la pared de la cocina, esculturas traídas de China, Perú y Brasil.
Me gusta viajar y preparar cada recorrido con lecturas previas. Hay cosas que no son fáciles de traer, pero tienen un componente afectivo fuerte
Con más horas para estar en casa, Carlos puede dedicarse a la cocina, uno de sus hobbies. Sigue a cocineros franceses e ingleses, pero reconoce que los secretos del tiempo y las preparaciones los aprendió de su madre.
La planta tiene espacios bien delineados y a la vez unificados por los tonos neutros y materiales como madera y cuero. De día, el departamento recibe plena luz natural desde los ventanales. De noche, las luces de la ciudad y los artefactos diseñados por un iluminador teatral, crean un efecto íntimo que el dueño de casa relaciona con comidas y encuentros sociales.
Después del estar hay un segundo living, más privado, para leer o ver televisión. Es el espacio preferido por los más chicos de la familia.
Carlos va editando su casa, las obras expuestas se renuevan o encuentran nuevas ubicaciones. Sobre una puerta, sumó una estructura que sostiene una escultura.
"Hay tanto puesto en esta casa, momentos felices y no tanto. Todo lo que está aquí forma parte de mí, me enriquece y me representa".
Después de haberse dedicado durante años a su profesión como psicoanalista, tiene más tiempo para disfrutar del ocio, las lecturas, la filosofía y pensar en nuevos emprendimientos. Su casa es un gran estímulo en esta nueva etapa.
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