Misiones: una escapada de selva, cascadas, mitos guaraníes y sabor local
Misiones tiene más de cien saltos de agua. Algunos son de fácil acceso, otros requieren caminatas y navegación, pero el premio es dar con una cascada escondida que nos maravilla con su rugir en medio de un verde exuberante. En esta provincia de topografía ondulada y fuertes pendientes, la ausencia de estación seca y las abundantes lluvias dan origen a una densa red hidrográfica. Los cursos rápidos desembocan en tres colectores principales: río Paraná, Uruguay e Iguazú. Diseñamos una ruta para dar con algunos de ellos mientras se recorren paisajes inolvidables que hablan del alma de nuestra Mesopotamia.
La ruta de la selva
El celular te da la bienvenida a Brasil, la Cancillería Argentina te manda un mensaje de texto con los números del consulado en San Pablo y la gente habla portuñol. Estamos en El Soberbio, la pequeña localidad argentina donde se puede hacer base antes de encarar la ruta 2.
La mejor idea, sobre todo si se viaja en grupo, es hospedarse en un jungle lodge: una cálida cabaña a orillas del Río Uruguay para un desayuno con chipa, un mango fresquísimo y otras delicias autóctonas con vista a la frondosa vegetación.
Este camino nos conduce a los Saltos del Moconá, una falla geológica única en su tipo, por ser longitudinal. Es decir que en lugar de ser transversales, como la mayoría de las cataratas, durante unos 3 km siguen el curso del río en la frontera entre Argentina y Brasil. Dicen que en algunos puntos alcanza gran profundidad, por algo en idioma guaraní Moconá significa "que todo lo traga". Este Parque Provincial se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera Yabotí, en la región centro este de Misiones, y el camino hasta aquí es una sucesión de postales del estilo de vida en el interior de la tierra colorada. Hay que estar atento para frenar en los puntos panorámicos que regalan vistas majestuosas de la infinidad verde -estos miradores son perfectos para disfrutar de un mate (en las estaciones de servicio se consigue agua caliente sin cargo)- así como en las entradas a las cascadas.
Otras paradas obligadas son los puestos de artesanías en madera atendidos por lugareños, las plantaciones de té, viveros de orquídeas, el jardín botánico y tiendas que venden licores con especies nativas o jugos de piña.
Salto Paraíso
Sobre la ruta 2, camino a Moconá, en la mano izquierda, un pequeño cartel de madera anuncia el Salto Paraíso, un nombre que alude a la tranquilidad del entorno. Allí mismo nos recibe Leonel, un músico local que cuida el lugar y vive a la entrada del sendero que hay que caminar para llegar al arroyo. Hay que pedirle las llaves del portón y al devolverlas, nos regalará una canción con su gaita y una invitación a descansar en su pórtico mientras nos relata las tradiciones del lugar. Muy cerca hay otros saltos por descubrir, como Yerbas.
Por sabores regionales hay que dirigirse al restaurante de Moconá Virgin Lodge: mandioca frita, sopa paraguaya, pacú a la plancha y mamón con queso. La cocina está en manos de Alejandro, un joven de El Dorado que gracias a esta oportunidad de trabajo se mudó a la zona.
Aquí también hay aventura: rappel y tirolesa en la selva. Los huéspedes podrán vivir la experiencia de volar entre las copas de los árboles, atravesando el lecho del Arroyo Oveja Negra y el famoso Salto Horacio.
Colonia Wanda
Rumbo a Puerto Iguazú, a solo 40 kilómetros de las Cataratas, por la ruta 12, llegamos a esta ciudad cuyo nombre recuerda a una princesa polaca. Con aguas cristalinas y caídas en plena selva paranaense, algunos de los arroyos entre helechos arborescentes para conocer son el Tupicuá y el Bonito, los dos con múltiples cascadas. Aquí mismo se encuentra el Parque Mitológico Guaraní, un divertido paseo de esculturas al aire libre para conocer a los personajes que protagonizan las leyendas de este pueblo nativo.
Yasi Yateré, Teyú Yaguá, el Camba Bolsa, el Mensú, Caá Porá, Caá Yarí y muchos más. Por supuesto que el yaguareté está presente. Esta palabra de origen guaraní significa "la verdadera fiera". Considerado un animal sagrado por su poderío y misterio, encabeza muchas historias que se transmiten de generación en generación entre los habitantes del monte.
Salto Yasi
"Lo bueno de Misiones es que salís a caminar y te encontrás con una cascada", declara nuestro guía de Awasi, un chico de Caballito que cambió la ciudad por la vida en la naturaleza de Puerto Iguazú, después de capacitarse en la escuela de guías que tiene el hotel. Paula está a cargo de formar a los recursos humanos de este proyecto, donde cada vez son más los jóvenes locales. La headguide es además la primera birdwatcher mujer certificada por el Parque Nacional Iguazú. Nos conducen a Puerto Libertad, "un típico poblado misionero, todo rojo y verde". Subimos a una lancha que nos lleva por el Paraná hacia el norte y nos detenemos para pisar la tierra colorada y hacer trekking entre mariposas.
¿Qué encontramos al final del camino? El salto Yasi, que en guaraní significa luna. Los que se animen a meterse al agua no se van a arrepentir: su fuerza nos limpia por dentro y por fuera, llevándose el estrés y las preocupaciones.