Mis jefes aplazan mi proyecto y me siento frustrada y relegada, ¿cómo actúo?
Hola, Andrea
Trabajo desde hace cuatro años en una plataforma de mensajería y soluciones logísticas. Al principio éramos cuatro gatos locos en una oficina alquilada, pero la App creció, se expandió muy rápido, y hoy somos más de cien empleados. Fui creciendo con la compañía, empecé con tareas administrativas y de Recursos Humanos mientras estudiaba Relaciones Públicas y desde hace ocho meses me desempeño como coordinadora de comunicación interna.
Mi problema es que no tengo claridad sobre lo que se espera de mí. Después de una reunión inicial en la que trazamos las líneas generales, solo pude encontrarme con mis jefes, los dueños de la compañía, en dos ocasiones. Les presenté planes detallados de acciones y campañas. Se mostraron muy entusiasmados, pero hasta hoy esos planes no se concretaron. Insistí varias veces, y no sé si me ignoran porque no les importa, si no son conscientes de la relevancia del tema o si es porque están demasiado ocupados. Pero al paso en que sigue aumentando la cantidad de empleados, ya no se puede demorar el desarrollo estratégico de la comunicación interna para estar todos enterados de lo que va pasando, generar una comunidad, fortalecer la cultura y los valores institucionales. Sin políticas ni objetivos concretos, sin feedback, hago lo que puedo, voy improvisando sobre la marcha. Me siento frustrada y relegada, a veces me enojo conmigo misma y con mis jefes. También me pregunto si no estaré dañando mi desarrollo profesional. ¿Qué puedo hacer?
Gabriela (38)
Hola, Gabriela
Como bien decís, hoy la comunicación interna es clave para apoyar la estrategia y desarrollar la cultura e identidad de una organización. Es difícil creer que tus jefes no lo sepan, y que no tengan la genuina intención de emprender acciones en ese sentido. Lo más probable es que estén abrumados, que tengan demasiadas cosas en el plato y no puedan, en este momento, darle al proyecto la prioridad que merece. Es bastante común que cuando una compañía tiene un crecimiento abrupto, como me contás que ocurrió en la tuya, no se tome conciencia de formalizar y planificar la comunicación. No era necesario este orden cuando eran "tres gatos locos" que compartían el mismo lugar físico, se veían cara a cara y se enteraban de casi todo en la diaria.
Por eso, creo que no podés quedarte esperando. No sirve de nada quejarte o tomarlo como algo personal. Tampoco es bueno para ellos, para vos ni para la compañía seguir improvisando en temas tan estratégicos, o que se definan en encuentros apurados, en un pasillo, "en el medio de la cancha" del vértigo cotidiano. Tu rol, en este momento, tiene que ser muy proactivo. Sos vos la que tenés que liderar a tus jefes a que puedan levantar la vista del plato para definir juntos la comunicacion de la estrategia, y del rumbo. Quizás tengas que ser más insistente, más preguntona, meter más presión para definir o, mejor aún, un calendario de encuentros regulares donde puedan pensar juntos y con tranquilidad la estrategia y las acciones, en base a los objetivos, los pasos y luego el seguimiento de la implementación. Y no basta con que estén agendados: vas a tener que trabajar y seguir "persiguiéndolos" hasta lograr que ese espacio se instale.
También es importante que prepares esos encuentros con anticipación para asegurarte de que sean breves y enfocados en los puntos prioritarios, y que terminen en decisiones concretas. De este modo, también demostrás tu empatía con tus jefes, porque entendés y valorás la escasez de su tiempo y su necesidad de emplearlo en generar valor para la compañía.
La habilidad de liderar "hacia arriba" es una competencia crítica en el entorno de velocidad e incertidumbre en que vivimos. Contar con personas capaces de influenciar y persuadir ayuda a que las organizaciones sean más ágiles y se adapten mejor a los procesos de cambio y crecimiento. Es muy probable que tus jefes aprecien y agradezcan tu iniciativa, y que encuentren el tiempo en sus apretadas agendas para poner en marcha lo que, quizás sin intención, venían postergando.
Con tu transformación personal, con la aceptación de tu responsabilidad para que el logro sea más posible, no sólo vas a retroalimentar el cambio en la cultura de la empresa, sino que vas a cimentar el camino de tu desarrollo a futuro.
Ser líder de cambio es un camino cuesta arriba. El proceso es arduo, hay que derribar las inercias de los demás, y también las propias. A veces uno se siente solo, pero vale la pena.
Consultorio terapia de negocios
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