El precandidato a legislador nacional habla de su infancia, su paso por Chacarita Juniors y su banda Everest. Cuenta por qué decidió estudiar economía, revela quién fue su gran maestro en los medios y desmiente su romance con Moria Casán
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Javier Milei vive con sus padres. “Es momentáneo”, aclara. Se mudó cuando comenzó la pandemia, quería estar cerca para ayudarlos. “Son grupo de riesgo, con mi hermana nos ocupamos de todo”, insiste. Hace tiempo, no demasiado, estaba peleado con ellos. No se veían, llegó a decir que habían muerto para él. Hablaremos de eso más adelante.
Esta nueva convivencia le provocó cambios físicos evidentes: “Durante la cuarentena bajé 10 kilos. Desde que estoy con mis padres dejé el delivery y empecé una alimentación ordenada. ¡Retrocedí seis agujeros en el cinturón!”, confiesa.
Acordamos no hablar de la campaña. Javier Milei es el candidato con mayor crecimiento en las encuestas de cara a las próximas elecciones legislativas. Los analistas políticos lo presentan como una amenaza para el establishment político. Él dice que viene a romper el status quo.
“Papá era chofer de la línea 111”
La entrevista es en casa de sus padres, en una de las torres más lujosas de Vicente López. Alicia, su madre, extremadamente amable, ofrece café. Javier Milei habla de sus orígenes: “Crecí en Villa Devoto, en una típica familia de clase media: papá colectivero y mamá ama de casa. Mi viejo arrancó manejando un colectivo y termino teniendo siete líneas de colectivos. Una máquina de laburar. Todo mérito de él.
Cuando era chofer, en la línea 111, los días feriados o de fiesta lo dejaban llevarse la recaudación entera. Imaginate, trabajaba todo el día. Trabajaba Navidad, Año Nuevo… A partir de tanto esfuerzo pudo ir progresando. Cuando nací yo, se compró el primer colectivo, de la línea 21″.
-Leí que estaba peleado “a muerte” con sus padres.
-Estuvimos peleados, pero afortunadamente nos reconciliamos poco antes de la pandemia, justo cuando asumió Alberto Fernández, al otro día o dos días.
-¿Por qué se pelearon? En una entrevista dijo que, cuando era joven, su padre lo golpeaba.
-No es necesario… Lo importante es que hubo una situación crítica que se resolvió y ahora se mira para adelante y se acabó.
-Hablemos entonces de su paso por el colegio.
- Fui al Cardenal Copello, tanto la primaria como el secundario. No me vinculaba mucho con mis compañeros, no tenía tiempo: jugaba al fútbol, entrenaba seis horas por día… Era una situación muy solitaria.
-¿Sufrió bullying?
-No sé… Siempre vas a encontrar algo que no te guste y seguramente yo hice algo que a alguien no le gustó. Hoy ese tipo de cosas me parece que están demasiado exacerbadas y estamos creando una generación de cristal. No le podés decir nada a nadie.
-¿Cuál fue su primer trabajo?
-En un club de tenis, cuando tenía 16 años, atendía la barra.
-¿Cómo definiría su relación con su hermana, Karina? Evidentemente, lo acompaña en esta aventura política: con ella pactamos esta entrevista.
-Sí, Kari no solo me ayuda. ¿Conoces de la Torá? No soy judío, pero soy un fanático de Israel, tengo una admiración profunda. Soy católico y todos los días me arrodillo frente a un judío. Eso se lo dije una vez a los de Biondini [por Alejandro, dirigente político vinculado a agrupaciones nacionalistas o neonazis] y me cagaron a trompadas. Por eso es muy gracioso cuando me quieren asociar a ese grupo también. La lógica sería que Kari es Moisés y yo sería Aarón. Porque Moisés era un gran líder y si vos querés hasta conectaba con el Uno, pero no era buen orador, no explicaba bien. Entonces el Uno le manda a Aarón para que se encargue de la divulgación. Así funcionamos nosotros. Yo le digo “el jefe” a mi hermana.
-¿Ella es más grande que usted?
-En términos de edad, yo soy más grande. Pero en términos de calidad espiritual ella es un ser infinitamente superior. Debe haber 10 personas en el mundo del calibre espiritual de mi hermana.
“Los arqueros somos tipos raros”
Antes de ponerse el traje de economista, Javier Milei se vistió de arquero. Dice que era bueno. “Empecé a jugar en el colegio. Y frente a algunas injusticias de las que fui víctima siendo un niño de 9 ó 10 años… ¿Cuáles? Padres asumiendo el rol de árbitros con fallos cuestionables que beneficiaban a un equipo… Al final, me fui a jugar a otros clubes”.
-Era calentón desde chico.
-Siempre fui una persona con mucho temperamento, aún con 9 años. Jugué en el club Alvear, después me pasé a El Ideal, que usaba los colores azul y amarillo… En esa época yo era hincha de Boca. Así, llegué a Chacarita Juniors.
-Dicen que los arqueros son tipos raros.
-Es verdad. El arquero tiene una personalidad y una aptitud psicológica muy diferente al resto del equipo. Se viste distinto y es el único que puede jugar con las manos. Es muy solitario, grita los goles solo. Además, juega con la tribuna en la espalda.
-¿Era buen arquero?
-Qué se yo…. Los que me conocían creían que sí.
-Llegó hasta la cuarta división. ¿Por qué dejó?
-Por la economía, en el año 89.
-El mismo año que dejó el fútbol y se convirtió en cantante de rock. ¿Cómo fue eso?
-Yo entrenaba seis horas por día y cuando dejé de jugar al futbol me di cuenta de que tenía mucho tiempo libre. Entonces armé una banda de rock, Everest. No toco ningún instrumento, tampoco estudié canto. Cantaba, sí, porque me salía así intuitivamente.
-¿Era buen cantante?
-Era mejor jugador de futbol (se ríe).
-¿Llegó a presentarse “en vivo” con Everest?
-Sí, tocábamos en bares de Palermo. Tocamos en uno que se llamaba Pizza Bar y lo abarrotamos de gente. Se armó un pogo tremendo y terminamos rompiendo un ventanal. Al final, lo que ganamos esa noche lo usamos para pagar el vidrio… Hacíamos temas de Rolling Stones y otros que componía junto al baterista.
Pasión por la economía ¡a los 11 años!
Javier Milei suele decir que decidió estudiar economía por las razones equivocadas y que se apasionó con la economía por las razones correctas. Aclara: “Decidí que iba a ser economista a los 11 años, en medio de la crisis de la tablita cambiaria. Yo vi un profundo shock que generó redistribución del ingreso. En ese contexto, pensaba ‘bueno, si vos querés comprar las cosas que el dinero te puede brindar tenés que ganar dinero. Y para ganar dinero tenés que estudiar economía’, ese fue mi razonamiento con 11 años.
Pero me apasioné en medio de la hiperinflación. Acompañé a mi mamá al supermercado y vi como unas empleadas, con unas pistolas que parecían secadores de pelo, iban remarcando los precios y, al mismo tiempo, la gente se tiraba sobre la mercadería. Entonces, yo que estaba en el primer año de la facultad, estudiaba que cuando los precios suben la cantidad demandada baja… ¡Pero estaba viendo que los precios volaban y la gente se tiraba arriba de la mercadería! Entonces dije: ‘una de dos: o soy un imbécil que no entiende nada lo que está estudiando o los libros están mal’. La solución de dignidad hizo que dejara de jugar al futbol y me dedicara a estudiar y a los 20 años escribí mi primer artículo académico que se llama ‘La hiperinflación y la distorsión en los mercados’”.
La “peluca” de Milei y su contundente Récord Guinness
Es imposible estar frente a Milei y no reparar en su alborotada cabellera. Es una pieza clave en su imagen, su sello personal.
-¿Hace cuánto que no se peina? ¿Tiene problemas capilares? Mirtha Legrand creía que usted usaba peluca.
-(acerca la cabeza y ofrece un mechón) Podés tirar, si querés… No me peino desde los 13 años. ¿Por qué? Porque decidí dejar de peinarme.
-Por lo general, a esa edad viene “mamá” y te acomoda las ideas.
-De eso se encargaba el colegio, pero yo me resistía.
En los próximos meses, Milei va a grabar su nombre en el Libro Guinness de los Récords. “En mayo, con la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez batimos el récord mundial con la clase de economía más grande en la historia de la humanidad. Para batir el récord necesitábamos tener 3.000 personas en línea durante, por lo menos, 20 minutos. Y nosotros rompimos dos Zoom, que tiene una capacidad máxima de 10.000. Es decir que nos vieron más de 20.000 personas”, explica sobre el encuentro virtual organizado por la Fundación para la Educación Económica.
“Mauro me enseñó que cada nota es un round de boxeo”
Javier Milei comprendió como pocos la dinámica de los medios. Llegó a la pantalla como un histriónico economista y rápidamente supo ganarse un lugar en el medio. ¿El secreto? Una lección magistral que recibió del inolvidable Mauro Viale.
“Él me enseñó a estar en la tele. Yo lo quería mucho. Conmigo se portó maravillosamente bien, a pesar de nuestras discrepancias ideológicas”, cuenta con la voz entrecortada. Recuerda con cariño la tarde en la que, por azar, Viale le enseñó ‘el truco de los medios’: “Yo tengo la mala costumbre de llegar siempre antes a las citas. Un día llego temprano al canal y me encuentro con Mauro. Los dos teníamos tiempo y nos pusimos a charlar. `Mirá, yo te voy a explicar cómo es el truco acá –me dijo-. Vos tenés que pensar en un round de boxeo. Tenés que exponer tu idea en tres minutos, pero en el primer minuto tenés que meter una piña de nocaut, tirar un título construido de una manera tal para que quede el zócalo, que no tenga fisuras, para que no te rompan el argumento’”, recuerda Milei.
Sexo tántrico y ¿romance con Moria Casán?
Javier Milei no tiene pareja. Dice que la campaña política no le da tregua, que no tiene tiempo para conocer íntimamente a nadie. “Llego a la cama y lo único que quiero es dormir”, insiste. Hace poco se presentaba en televisión como “profesor de Tantra” y, con lujo de detalles, revelaba sus experiencias en el sexo tántrico.
Admite, sin pesar, que las relaciones no le duran mucho. Su único romance conocido fue el que mantuvo con la cantante Daniela, intérprete del tema Amor Sincero y su pegadizo estribillo “Endúlzame que soy café”, un hit de fines de los ´90. Estuvieron juntos cerca de un año y se separaron “por una cuestión de tiempos”.
Dice que no vive como una frustración el hecho de no haber formado aún una familia. “Esas cosas se dan o no se dan. Dejo que las cosas fluyan, porque a veces te obsesionás con un tema y lo único que hacés es perjudicarte. No te juega a favor. Esas cosas no las planifico. Si surgen bien y si no surgen… no surgieron”.
-¿Salió con Moria Casán? La revista Caras dijo que, después de su visita al programa de la diva, entre ustedes nació un “romance inesperado”.
-No, eso no es cierto. Yo fui a su programa y quedé deslumbrado por su inteligencia, por su personalidad, pero estaba empezando a salir con Daniela en ese momento.
-¿Alguna vez convivió con una pareja?
-No por mucho tiempo.
-¿Qué hace en su tiempo libre?
-Leo mucho, sólo economía, y disfruto de mis hijitos.
“Me comunico por FaceTime con mis perros”
Cada vez que Javier Milei se refiere a sus perros, dice “los chicos”. Tiene cinco mastines ingleses. Conan es el mayor y líder de la manada. “Hace unos años me hizo abuelo”, dice el economista. Los cuatro cachorros tienen nombres de economistas: Murray (por Murray Rothbard), Milton (por Milton Friedman), Robert y Lucas (los dos por Robert Lucas). Cada cachorro pesa noventa kilos.
Hasta que comenzó la pandemia, vivían todos juntos en un departamento de 150 metros. Dice Milei: “Tiré las paredes abajo, dejé solo los dormitorios: en uno duermo, en otro armé mi escritorio, y el resto del departamento es un gran ambiente para ellos. Pero desde el comienzo de la cuarentena están en una guardería. Al principio, como no podía ir a verlos, los visitaba por video, vía FaceTime. Ahora estoy planeando mudarme cerca de Luján, quiero tener un lugar con mucho parque para ellos, donde puedan recuperar el hábito de manada que perdieron durante este tiempo que estuvieron lejos de casa. Para mí, es un gran sacrificio, pero vale la pena, los chicos se lo merecen”.
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