En su departamento –ecléctico, colorido, con un aire almodovariano– no necesita encarar ningún personaje. Mike Amigorena (47) recibe a ¡Hola! Argentina de entrecasa: mate en mano, y vestido con un hoodie, jogging y pantuflas. Pero aun en la actitud más terrenal, el actor mendocino nunca se le parece a nadie. Hay algo en él (tal vez su estilo particular, su desparpajo) que lo hace único. "Soy así desde chiquito. Lo mío no es un personaje, no me hago el loco". Por eso, cuando el reconocido escenógrafo Alberto Negrin decidió hacer el musical Cabaret de la mano de Gustavo Yankelevich, pensó en él para concebir a Emcee, el maestro de ceremonias. "Cuando me subo al escenario, soy el que manda. Es un personaje que me da poder", dice.
–¿Te gusta el poder?
–¡Sí! Pero prefiero entrar y salir. Eso que hago en el escenario no me da hacerlo abajo, no podría.
–Interpretás un Emcee único y personal [muy distinto al que hizo Joel Grey en el cine junto a Liza Minelli o Carlos Perciavalle en la primera adaptación argentina en teatro en 1988]. ¿Cómo lo preparaste?
–Es algo muy personal, pero tenemos texturas parecidas. Es andrógino, muy etéreo, sexual… A mí no me molesta jugar con la sexualidad y la dualidad. No compartimos la pedantería, pero Emcee y yo nos parecemos en la libertad y la valentía. Para hacer este papel no tenés que tener miedo y tampoco te tiene que molestar que te juzguen.
–¿Cómo te llevás con Florencia Peña?
–Es una fiesta trabajar con Flor, un divertimento asegurado por la energía que irradia y por su compañerismo. Es una obra que permite que te luzcas porque bailás y cantás, y eso al público le encanta. Yo nunca había hecho un musical. En este momento que estamos viviendo en Argentina, necesitás ir al teatro para desconectarte de la realidad por un rato. Ella es muy profesional, y tiene valores de militante, pero que no mezcla nunca con el trabajo.
–¿Cómo vivís la lucha feminista en manos de las Actrices Argentinas?
–Se manifiestan y se rebelan ante el patriarcado. Es algo necesario y la contemporaneidad lo pide. Siempre y cuando la revolución sirva para validar los derechos o para la igualdad, me parece perfecto. A mí, la pelea constante me aburre, no soy conflictivo en la vida.
–Alguna vez confesaste que no te gustaba trabajar…
–¡Y sigo igual! Y es una contradicción en sí misma porque para no trabajar, tenés que trabajar mucho. A mí me gusta no trabajar después de haber encarado un proyecto muy intenso. Por ejemplo, cuando termine Cabaret, ya estoy pensando en relajarme.
–¿Qué hacés cuando no trabajás?
–Viajo, voy al gimnasio, practico yoga, salgo a comer. También me gusta hacer cambios en mi casa. Vendo, regalo, repongo muebles, cambio los colores de las paredes.
–Tenés algo de diseñador, la ropa también te gusta.
–Soy estético. Y me encanta diseñar. Por ejemplo, la mesa de la cocina [rectangular, de acero inoxidable, con ruedas y bajo mesada] la pensé yo. Quería un mueble para cocinar, pero también para comer. Me inspiré en las camillas de la morgue.
–De no ser artista, ¿a qué te hubieses dedicado?
–A la cocina, me encanta la gastronomía. El día de mañana, quién te dice, abro un restaurante: un lugar de cinco mesas y tres platos. Soy buen anfitrión.
Cuando no trabajo, viajo, voy al gimnasio, salgo a comer. También me gusta hacer cambios en mi casa. Vendo, regalo, repongo muebles, cambio los colores de las paredes
AMOR Y MÚSICA
–¿Cómo sos cuando te enamorás?
–Me cuesta, porque es delicado enamorarse. Llega un momento, como a esta altura, que no me cerraba al amor, pero tampoco lo estaba esperando. Vino muy orgánicamente…
–¿Cómo conociste a tu novia [Sofía Vitola, líder de la banda Potra]?
–Por un amigo, en un asado. Después la invité a un show de Radiohead, y listo, no nos separamos más. Pero no quiero ahondar en el tema. Me parece deserotizante hablar de la pareja. No me gusta.
–Sofía es cantante. ¿Te resulta más atractivo vincularte con mujeres que comparten tu mundo?
–Me he enamorado de chicas que tienen otro oficio, pero siempre la afinidad tiene que estar relacionada con algo del arte. Con Sofía comparto muchas cosas: la música es una de ellas. Salimos mucho, vamos al cine, hacemos yoga. La rutina lúdica es muy placentera.
–En tus 47 años, ¿alguna vez te rompieron el corazón?
–Sí, claro. En mi primer álbum solista, Amantico, muchas de mis canciones hablan de soltar. Si una pareja no te quiere más, no se puede forzar. Tiene que haber reciprocidad. Hay que respetar lo que pasa, soltar, permitirse conocer a otro. Cada pareja te enseña algo para la relación que venga después. En todos los casos de mi vida, dejo que fluya.
–¿Te gustaría ser padre?
–Si viene un hijo, sería una fiesta. Me imagino siendo padre, creo que sería, en principio, atento. También compañero, permisivo y algo estricto a la vez y bastante respetuoso de la autonomía de esa persona y su libertad. Me veo como un papá muy compañero, muy conversador.
Producción: Victoria Miranda. Maquillaje: Tef Di Carlo para Estudio Duo. Peinado: Eddie Rodríguez para Cerini. Agradecimientos: Adidas, Mancini y Ay Not Dead
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