Microsoft: La historia de un gigante
Creada por Bill Gates, vende el sistema operativo con el que funcionan 9 de cada 10 computadoras del mundo. La Revista visitó su sede en Estados Unidos y buceó en las claves de su éxito
(SEATTLE, EE.UU.).– En los cuarteles generales que la firma Microsoft tiene cerca de Seattle, emboscada entre los cerca de 170 edificios que forman un complejo con aire de campus universitario, existe una plazoleta cuyo piso está sembrado de pequeñas lápidas cuadrangulares. Son varias decenas: una lápida, en realidad, por cada uno de los productos que este coloso de la informática ha ido desarrollando desde que, allá por 1975, un jovencísimo Bill Gates y su amigo Paul Allen se decidieran a sacar provecho de lo que hasta entonces había sido su gran pasatiempo: las computadoras.
Inventariando las distintas losas que salpican ese lugar de peregrinación en el campus de Redmon, se pueden reconstruir los hitos que han convertido a Microsoft en una de las marcas globales más exitosas de todos los tiempos. Está, por ejemplo, la piedra que conmemora el lanzamiento del popularísimo Internet Explorer. La correspondiente al lanzamiento de Windows, el sistema operativo con el que hoy funcionan 9 de cada 10 computadoras en el planeta. También, la losa para Word, el más universal de los procesadores de texto; y por supuesto, la que rememora la aparición del primer programa de la compañía, el Basic Altair.
Claro que, contada así, como una simple sucesión de lanzamientos de productos informáticos que han terminado copando el mercado tecnológico, lo mejor de la historia de Microsoft se queda en el tintero. Porque, en definitiva, lo que más debería interesar saber a propósito del emporio Gates no es tanto lo que ha hecho a lo largo de su existencia, sino conocer cuáles han sido las claves del extraordinario éxito de una empresa que en su primer año de vida generó unos ingresos de apenas 16.000 dólares y que hoy, a punto de cumplir treinta años, genera un volumen de negocios de alrededor de 37.000 millones de dólares anuales.
Como ha advertido el propio Gates en infinidad de ocasiones, no hay una única respuesta a la pregunta del porqué del formidable éxito de Microsoft. La cosa tiene más bien que ver con la feliz coincidencia de buena suerte, grandes dosis de creatividad y algunos oportunos aciertos empresariales. Pero sobre todo tiene que ver con la habilidad de Gates para mantenerse fiel a la idea que precipitó la creación de aquella minúscula firma de software que comenzó empleando únicamente a los dos jóvenes genios. A lo que el fundador de la multinacional ha llamado su "visión original".
Al alcance de todos
Rebobinemos. Según ha relatado Bill Gates en su libro Camino al futuro, todo se inició el día en que los dos amigos empezaron a plantearse seriamente qué pasaría si la informática fuese gratuita. "Creímos que habría computadoras por todas partes como consecuencia del bajo costo del poder informático y de la cantidad de nuevo software que se aprovecharía de ello. Establecimos una especie de apuesta sobre lo primero y produjimos lo último cuando nadie más lo hacía."
Esa visión se concretó enseguida en una "misión corporativa" que quizás ahora no resulte original, pero que en su momento, tal como señala Pedro Sorop, gerente general de Microsoft Argentina, era "mucho más que revolucionaria": la idea de que, con el correr del tiempo, el mundo iría hacia un futuro en el que cada hogar y cada mesa de trabajo tendrían su computadora.
La puesta en marcha de aquel programa de democratización de la tecnología adquirió visos de realidad en 1981, cuando la empresa IBM adoptó como sistema operativo para sus entonces novedosas computadoras personales el MS-DOS, aquel en el que estaba trabajando Microsoft. Ahí la empresa de Gates tuvo el don de la oportunidad. "Microsoft –explica Pablo Tloupakis, consultor senior en la Argentina de la multinacional estadounidense– fue la primera compañía en aprovecharse de las ventajas de la PC, que, tal como la conocemos, fue inventada por IBM. Fue la primera en disponer de un software para esa computadora personal."
El formidable avance que significó el desarrollo del MS-DOS –sobre el que se construiría después la prosperidad de la compañía– estuvo ligado a la que había sido la idea matriz de Microsoft: fabricar un software que no sólo fuera asequible para cualquier comprador, sino también susceptible de ser usado en cualquier computadora. Gates creía que la universalización del uso de la tecnología multiplicaría las oportunidades de creación de nuevo y más sofisticado software.
"El origen de Microsoft y lo que marcó su éxito fue bajar a la masas la capacidad de tener una computadora, cuando antes la computación estaba limitada a entornos científicos o ámbitos corporativos", indica Tloupakis.
"Había otro problema, y era que no había un lenguaje estándar para todas las máquinas. En ese momento –sigue Tloupakis–, Microsoft dio un paso adelante al desarrollar un sistema operativo muy liviano, de muy bajo costo, que permitió además que todas las computadoras funcionasen igual. Algo que hizo posible, por ejemplo, que un documento que un usuario había preparado en su computadora pudiese ser leído por cualquier otra máquina."
Así, la compañía de Gates comenzó a ganar mercado. Y la empresa fue innovando en sus sistemas operativos, con la fabricación de las sucesivas versiones de Windows y la creación de un amplio abanico de aplicaciones de software. Muchas de éstas fueron ganando el interés de los usuarios: Office (el paquete ofimático por excelencia, que incluye Word, PowerPoint, Excel y Access), el navegador Internet Explorer, infinidad de juegos para PC y consolas, herramientas de mensajería instantánea…
Si se le pide que discrimine algún otro de los hitos de esta trayectoria, Pedro Sorop destaca el momento de la irrupción de Windows en el mercado. "Fue un gran cambio, ya que consiguió que la computadora se hiciera más fácil de utilizar para mucha más gente. Antes, el usuario tenía que sentarse y escribir comandos; había pilas de manuales y uno los tenía consultar continuamente. A partir de la interface gráfica se trató de ir hacia un modelo más intuitivo, en el cual el usuario veía iconos que simulaban lo que era el escritorio físico de una persona, con archivos o carpetas."
Creatividad
Según Carlos Pallotti, presidente de la Cámara de Empresas de Tecnología de la Información de la Argentina (Cessi), nada de todo esto podría haberse dado si la dirección de Microsoft no hubiese perseverado en sus principales virtudes. "La de Gates es el prototipo de empresa que parte siempre de la base de ser creativa, comenta Pallotti. "Haber tenido una visión original le dio impulso, pero lo que hizo la diferencia fue su estilo de hacer negocio, en el que la imaginación siempre ha estado por encima de las formas –dice–. Y el motivo que sigue haciendo exitosa a Microsoft es el saber perdurar en la idea de creatividad e innovación."
Ahora bien, en su crecimiento Microsoft no sólo ha sabido jugar esas bazas. Según la reconstrucción que hacen desde la compañía, tan decisiva como la capacidad de crear e innovar resultó la estrategia comercial adoptada por sus directivos. "Lejos de hacer de esto algo exclusivo y elitista, Microsoft buscó que la tecnología estuviese disponible para todo el mundo y que fuese lo más fácil de usar para cualquier usuario", comenta Tloupakis. "Fue un asunto referido estrictamente a su política de precios. La compañía también fue innovadora en términos de hacer que el software fuera accesible y barato."
La vertiginosa carrera de Microsoft no ha estado, sin embargo, libre zonas grises. En la última década, la megacompañía ha sido blanco de quejas entre sus competidores y ha tenido que enfrentar varios conflictos judiciales (uno de los cuales, promovido en los tribunales estadounidenses, a punto estuvo forzar la desmembración de la empresa de dos). Para contarlo rápidamente: algunos de sus competidores estiman que a partir de la posición de dominio de la que goza, Microsoft habría incurrido en prácticas monopólicas. Según sus detractores, el problema sería que, al ser proveedora de la mayoría de los sistemas operativos que utilizan las computadoras del mundo (recordémoslo: 9 de cada 10) y, al mismo tiempo, proveedora de parte del software que trabaja sobre su sistema y que la compañía regala (caso de Internet Explorer o el reproductor multimedia Windows Media), la multinacional estaría restringiendo la posibilidad de que tengan sitio en el mercado otros productos de software alternativos a los suyos.
Con la razón que hasta ahora le han dado las sentencias judiciales, en la compañía se escudan en el hecho de que su posición aventajada no responde más que a la predilección que los usuarios han mostrado por sus productos. "No hay que olvidar –dice Carlos Pallotti en descargo de la multinacional– que Microsoft ha llegado a esa posición dominante porque el público ha aceptado sus productos."
Sobre esa base de optimizar las prestaciones de las computadoras, la marca de Seattle sigue ensanchando su negocio. Siempre con la vista puesta, como declaró recientemente Gates en una entrevista al diario alemán Der Spiegel, en el horizonte que se dibujaron en el momento de la fundación de la compañía. "Hace aproximadamente 30 años fundé Microsoft con Paul Allen porque los ordenadores de aquel entonces, sus prestaciones y sus posibilidades nos resultaban frustrantes. Desde entonces trabajo para hacer realidad mi sueño de que las computadoras sean capaces de comprendernos cada vez mejor funcionando de la manera más sencilla posible."
Para saber más:
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