Micaela Amore, 21: el género de los juguetes, ¿por qué nos cuesta relacionar a un nene con una Barbie?

Entrar a una juguetería para elegir un regalo revela como los juguetes están separados pensando solo en masculino y femenino

Cuando se acercaba el cumpleaños de mi hermana, fuimos con mis padres a comprar su regalo. El sector de juguetes infantiles era todo un mundo: había bebés, herramientas, cocinitas, autos, juegos de mesa y demás.

Ante tal panorama no sabíamos por dónde empezar, hasta que vino a mi mente el recuerdo de Natalia Castellanos (seño de primaria) que nos decía que, a la hora de elegir juguetes, usamos una teoría de descarte. Esta teoría se basa en preguntas que nos vamos haciendo para encontrar el juguete ideal. Me venía re bien en ese momento esa teoría, así que la apliqué.

Según ella lo primero que nos preguntamos es el sexo de la persona. Mi hermana es nena así que me orienté para el sector donde estaban los bebés, las cocinitas, las Barbies, los peluches y algunos juegos de mesa.

Después reparamos en la edad de quien recibirá el juguete. Ella iba a cumplir diez años, así que los bebés y los juegos de mesa que había los desestimé; me parecían muy “infantiles” para su edad.

Una vez que ya tenemos todos esos datos, continuaba mi maestra, empezamos a evaluar otras cuestiones, tales como la estética del juguete. En este caso todas las opciones eran muy similares: la gama de colores no se movía de los rosas y violetas, con suerte había algo rojo, amarillo o verde.

Una de las últimas preguntas fue la fundamental y me demostró que, hasta ese momento, habíamos perdido nuestro tiempo: ¿Qué le gustaría recibir?

Con esa pregunta todo el plan de descarte se vino abajo. Y no porque no supiera contestar esa pregunta, sino todo lo contrario. A mi hermana le gustan las herramientas, los robots, todo lo que incluya algún sistema mecánico. Esas opciones las había descartado apenas en la primera pregunta.

¿Por qué lo primero que nos preguntamos es el género y no qué es lo que realmente le gusta a la persona?

Nuestras familias, el colegio o los medios de comunicación, nos educaron para tener una mirada para cada quién de acuerdo a su género.

El género hace referencia a la construcción social de cada rol, lo que engloba a los comportamientos, los gustos y las actividades. Vale aclarar que no es lo mismo el género que la diferencia física entre una mujer y un hombre.

Se suelen confundir estos dos conceptos, de tal forma que es normal escuchar hablar de la existencia de solo dos géneros, el femenino y el masculino, cuando también hay otros géneros como les transexuales, les panGeneros y les BiGeneros.

Nuestra mirada se rige por lo femenino y lo masculino… ¿por qué es así? ¿Por qué tiene tantos límites, por qué es blanco o negro? ¿Por qué si pensamos en chicas no nos es natural imaginárselas como mecánicas? ¿Por qué nos cuesta relacionar a un nene con una Barbie?

¿Por qué se educa a los más chicos creando tantas diferencias entre ellos? Somos los más grandes los que les transmitimos los valores de género a ellos. Lo que les enseñamos influye en todo lo que hacen.

Los juguetes que tanto marcan nuestra infancia buscan enseñarnos a compartir, crear lazos y nuevos recuerdos que van a formar lo que seremos de grandes. Si su objetivo es unir… ¿por qué usarlos para generar divisiones?

Viéndolo así, preguntarnos el género de la persona al momento de comprar un juguete ¿es útil? Al fin y al cabo, ¿qué nos hace humanos?

Los invito a que la próxima vez que vayan a comprar un regalo piensen dos veces en el orden de las preguntas que van a hacerse... para poder ver qué quieren sumar al regalar ese juguete.

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