Vive en Italia, recorrió varios de sus paisajes, y en un paseo halló un espacio que le despertó intriga y bienestar.
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Cuando Lucrecia Pedernera Bartolucci descubrió su rincón favorito en Toscana, se hallaba recorriendo la muralla del pueblo de Lucca en toda su extensión circular. Todavía recuerda cómo Iulia, su amiga, le describía con entusiasmo los parajes escondidos de la imponente estructura, nombrando cada puerta de ingreso, mientras realizaban una caminata a un ritmo acelerado, deportivo.
Todo el contexto, el entorno, la vista, la encandilaron. Por un momento sintió como si el tiempo se hubiera detenido, su mirada se posó en un banco que le resultó enigmático y deseó permanecer allí para absorber el instante: “Pero era el inicio de la cuarentena y no podíamos quedarnos ni sentarnos en banco públicos”, rememora.
A lo largo del camino había numerosos sitios para descansar y, sin embargo, para Lucre, aquel banco irradiaba una energía especial: “La gente pasaba y no le prestaba atención, pero a mí me generó una sensación de bienestar e intriga”.
Recorrer la Toscana: “El espíritu persigue otras emociones”
En Toscana, Lucrecia había descubierto a una región pequeña, comparada con las extensiones argentinas. Pero, a pesar de su dimensión, halló desde montañas impregnadas de bosques y centros de esquís, hasta valles, colinas, mar y termas.
En su tiempo viviendo en Italia, la arquitecta especializada en construcciones bioecológicas y tecnologías sustentables para el ambiente, tuvo la oportunidad de recorrer la Toscana casi por completo y, en su camino, se enamoró, sin dudas del Duomo de Firenze: “Sin embargo, el espíritu, a veces, persigue otras emociones más humanas, personales”.
“Lucca es una ciudad amurallada desde la época romana, pero en el siglo XIX, María Luisa de Borbón, hija del Rey de España, quien era duquesa de Lucca, decidió transformar la muralla defensiva en un gran parque público, que posee hoy miles de árboles, espacios para picnic, cafés y juegos para niños. Y este simple banco de plaza en la muralla es mi lugar preferido y me tiene enamorada. Es metálico, de color negro, y se halla en una especie de balcón creado a propósito para disfrutar del panorama. Está ubicado bajo unos enormes árboles, en el sector norte, donde se encuentra el Baluardo San Frediano”, revela.
¿Por qué es tan especial?: un paisaje, la historia y un ritual
Luego del primer avisaje, y cuando las restricciones menguaron, Lucrecia transformó su banco mágico en un lugar de descanso y contemplación hacia uno de los espacios más bellos de su pequeña ciudad. Hasta el día de hoy, al regresar del trabajo, da una vuelta a la muralla y allí se detiene para dejarse envolver por la inexplicable sensación de plenitud que la invade sin excepción.
“Es tan especial, porque desde ese banco se puede ver la parte posterior de la basílica San Frediano y su magnífica torre campanario, los techos típicos de tejas rojas de las casas luccheses, en su mayoría medievales, y lo más lindo, el jardín del Palazzo Pfanner”, describe. “El Palazzo fue construido en 1660, y sus jardines son uno de los más bonitos ejemplos de jardín barroco, con estatuas que representan a dioses de la mitología romana y a las cuatro estaciones, con plantas ornamentales y una fuente central. En este jardín se filmaron varias películas, como Retrato de una Dama (basada en la novela de Henry James) con Nicole Kidman y John Malkovich. La iglesia San Frediano es una basílica menor, construida entre los siglos VI y X”.
“Cuando me siento en ese banco, con la muralla a mis espaldas, entro en un túnel de tiempo, y en cada ocasión descubro detalles diferentes relacionados al jardín, la iglesia y las demás construcciones. El espacio posee un microambiente propio que envuelve y te invita a pensar, a encontrarte con vos mismo”.
“Los bancos de plaza siempre me gustaron, pasaba muchas horas con mis amigas en la plaza de mi pueblo en Argentina, Naschel, y creo que los bancos cuentan historias. Allí veo parejas conversando, una persona que lee, alguien descansando...”
Un pequeño suceso mágico en Toscana
Lucrecia trabaja hasta el mediodía y en ese horario se acerca a su querido banco, los días de semana. Por aquellas horas la muralla no está muy poblada, generando una atmósfera ideal para relajarse con un buen libro o simplemente disfrutar el panorama, el ruido del agua proveniente de la fuente del jardín, y el canto de los pájaros.
“Una vez, en una de aquellos mediodías, hice una videollamada con amigas argentinas. Me fui acercando al lugar para mostrarles la vista desde ese punto de la muralla y, de pronto, empecé a sentir un sonido particular que crecía en volumen”, cuenta Lucrecia con una gran sonrisa. “Cuando llegué al banco lo descubrí: había una cantante lírica dentro del jardín del Palazzo, ensayando. El marco era increíble: la vista, la ópera, el banco. Fue perfecto, con esa imagen me resultó fácil convencer a mis amigas de que el lugar es verdaderamente mágico”.
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Si conocen la Toscana y tienen su rincón favorito allí, nos encantaría que lo compartan en los comentarios.
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En breves postales, “Mi Rincón Favorito” es una sección que invita a todos los argentinos (de acá y del mundo) a compartir su lugar preferido en el suelo que hoy habitan y tan bien conocen, ya sea un paisaje, un museo, un restaurante, o un rincón perdido. Aquello que vale la pena conocer no siempre se encuentra señalado en el mapa y, tal vez, entre todos podamos descubrir un poco más de la Argentina y el resto del planeta. Si tenés un rincón favorito para compartir podés escribir a mirinconfavoritoLN@gmail.com
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