Ya probaste mucho Malbec. Sabés que te gusta aunque no tenés claro por qué. Y que no todos los Malbec te gustan por igual. ¿La pregunta que hay que responderse es cómo se ordena ese asunto para que sea fácil de entender?
Hay un par de caminos sencillos. Y en el mes del Malbec –su Día Mundial se celebra el 17 de abril, ojalá ya estemos fuera de la cuarentena para poder brindar a gusto– y con el tiempo del encierro aún, probar un par de vinos a conciencia puede ser una buena idea.
La propuesta es simple: para conocer a fondo el gusto del Malbec hay que compararlo con otros Malbec. Es decir, cambiar drásticamente de regiones y así marcar los contrastes entre terroirs. Para eso, basta con ir al supermercado o al chino en escapada furtiva, y elegir los vinos con un poco más de criterio que el de la marca.
Nada de gastos exorbitantes. Acá lo que hará falta es ponerse con unas botellas en torno a los 500 pesos. Un poco más un poco menos. Y sobre todo: abrir más de una botella por vez para comparar, y después guardarlas tapadas y en la heladera para cuando llegue el momento de terminarlas.
Pero vamos al grano: ¿qué hay que comparar?
- Luján de Cuyo vs. Valle de Uco
Este es, digamos, el paso número uno. Se trata de una comparación bien simple y con carácter suficiente como para reconocer las diferencias. En pocas palabras, el contraste vendrá dado por la estructura general del vino.
Mientras que Luján de Cuyo comparte el buen cuerpo con el Valle de Uco, este último ofrece un vino más intenso y de frescura más jugosa. Para reconocerlo, conviene prestarle atención a lo que sucede en los costados y bajo la lengua, ahí Uco provocará más salivación y más cosquillas. Ni bien ni mal: esa es la principal deferencia.
Habrá otras, de intensidad, de estructura y hasta de sabores. Pero con obtener ese primer dato ya se está del lado del terroir. Ahí la respuesta es qué te gusta más.
- Patagonia vs. Valles Calchaquíes
El paso dos es comparar otros extremos, incluso geográficos. Lo mejor es buscar un Malbec de Neuquén o Río Negro (aún mejor) y comparar con otro de los valles Calchaquíes.
Aquí conviene prestarle especial atención a los perfiles de los vinos. Mientras que Patagonia será fruta roja y negra, con vinos de cuerpo y cierta frescura, los norteños ofrecerán fruta negra y madura, con trazo especiado en vinos de mucho cuerpo y frescura moderada. Otra vez, ni mal ni bien. Qué es lo que nos gusta es la clave.
Algunos lugares especiales
Cuando ya se pasaron los dos testeos anteriores, se está listo para entrar en otras categorías. Acá será imperativo poner un peso más. Comparar por ejemplo Malbec de Pedernal, en la cordillera de San Juan (hay un puñado en el mercado) con Malbec de Paraje Altamira, en el Valle de Uco puede ser una buen idea, para comprender intensidades y texturas diferentes. Será la cata favorita de los que eligieron Uco en el primer tasting.
Para los que eligieron Luján, en cambio, el juego es hilar fino y comparar un Malbec de Las Compuertas o Vistalba, con otro de Agrelo. Aquí lo que cambiará es la sutileza de los aromas y las texturas, siendo los primeros vinos de taninos mullidos y los segundos más vivos y activos.
Dato extra para encarar este ejercicio de cuarentena: es clave que los vinos sean de las mismas cosechas. Dicho esto, ya hay un juego posible para los días que faltan hasta que se levante la cuarentena.
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