Hoy cumple sus primeros 25 años. Contratará 1800 empleados en el país y unos 18.000 en la región. Porqué de un e-commerce regional pasó a incorporar películas, publicidad, crédito y pagos y superó una valuación de mercado de US$ 80.000 millones. Cómo fue el camino del garage en Saavedra a una multinacional que tiene aviones propios y presencia en 18 países. Historias en primera persona
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La fundación de Mercado Libre (Meli) tiene una fecha cierta: 2 de agosto de 1999. Atrás quedó la cochera subterránea del edificio Panamericano Plaza, en el barrio de Parque Saavedra, donde establecieron la primera oficina y en la que una gotera era tan solo parte de los signos distintivos. También la infinidad de pronósticos agoreros que no dudaron en vaticinarle a Marcos Galperin, fundador de la empresa, que nadie compraría por internet y mucho menos los latinoamericanos.
Hoy Meli cumple 25 años y alcanza los US$ 88.650 millones de valuación de mercado que la ubica por encima de la petrolera brasileña Petrobras. “Había que hacerlo y lo hicimos”, celebró Galperin en la red social X. La acción inclusive actuó a contramano hoy de todo el mercado con un alza del 12% en el aftermarket.
La empresa tiene 65 mil personas trabajando en su operación. Más de 95 mil pymes eligen vender a través de su plataforma y es la fuente de ingreso para 260 mil familias en el país. Su cotización bursátil supera los 80 mil millones de dólares y cuenta con presencia directa en 18 países además de competir en los mercados de pagos, envíos, publicidad, entretenimiento y créditos, entre otros. Este año incorporará 1800 nuevos empleos en la Argentina y más de 18.000 en la región por lo que de ese garage pequeño del que partieron se convertirán en una “ciudad” de 76.000 personas antes de fin de año. Una ciudad que cuenta con una flota de aviones con base en Brasil y México, gracias a una alianza comercial con aerolíneas locales.
LA NACION reunió a cuatro protagonistas del equipo fundacional que no sólo continúan en Mercado Libre sino que ocupan posiciones de las más relevantes para construir los próximos 25 años de la compañía. Juan Martín De la Serna, presidente de Mercado Libre Argentina y vicepresidente ejecutivo de Asuntos corporativos a nivel global; Osvaldo Giménez, presidente de Mercado Pago; Paula Arregui, vicepresidente senior de Mercado Pago y Daniel Rabinovich, hoy vicepresidente de Tecnología y Operaciones. Son protagonistas de una historia épica que hoy se cuenta como leyenda.
“Muchas veces me preguntaron: ‘¿No te aburrís de trabajar 25 años en la misma empresa?’. Y yo tengo la respuesta preparada: ‘En estos 25 años trabajé en 15 empresas distintas’. Lo que quiero decir es que el Mercado Libre de hoy no tiene nada que ver con el Mercado Libre de hace 25 años. Cambió 15 veces, o más. Y la verdad es que me divierto un montón, es un privilegio infernal trabajar acá”, resume Rabinovich.
En su evolución, mientras fortalece constantemente su plataforma de compra-venta de productos, incursiona en áreas de innovación, como la Inteligencia Artificial y el Machine Learning. “Mejoran la productividad de nuestros recursos, se hacen las cosas más rápidas, de mejor calidad. Nosotros la usamos, entre otras tareas, para hacer prevención de fraude, definir el perfil del riesgo crediticio de algún cliente”, explica Giménez.
En tanto, De la Serna, quien trabajó durante un año en aquella cochera es testigo “de primera mano” en esta historia que empezó con un joven Marcos Galperin “y una idea imposible”.
-Lo malo de la cultura de garaje es que tenés riesgo, incomodidades propias de trabajar en un lugar así; lo bueno, la agilidad y que eran unos pocos. ¿Cómo hacen 25 años después para tener el mismo espíritu emprendedor con 65000 colaboradores?
De la Serna: -En realidad, los riesgos de aquella época eran mucho menores que los de ahora. Hoy tenemos que pagar 65000 sueldos por mes...
-¿Mantienen vivo el espíritu de entrepreneur?
De la Serna: -Siempre quisimos, de alguna manera, mantener ese espíritu innovador. Es un desafío muy grande. Especialmente cuando la compañía creció y, particularmente, después de la pandemia. Vos pensá que hace tan solo cinco años atrás éramos 9000 empleados… Al multiplicar la cantidad de empleados de esa manera, nos propusimos sostener y transmitir nuestra cultura de la empresa. Tiene que ver con permitir que la gente pueda desarrollarse, que pueda expresar sus ideas, que sepa que tiene espacio para equivocarse tal como hacíamos en la época del garaje. De eso se trata: cuando vos querés innovar y tomar riesgos, la chance de que algo falle existe. Y es súper válido que ocurra, porque si no corrés el riesgo enorme de caer en el lugar común que han caído muchas compañías que cuando crecieron mucho empezaron a “cuidarse”. De esa manera, la empresa se empieza a transformar en una organización burocrática, menos ágil, donde se tarda mucho en tomar decisiones.
-¿Cómo es el modelo de repensarse? ¿Cómo lo trabajan?
Giménez: -Las oportunidades, cuando las aprovechás, se multiplican. Y eso es algo que nos ha pasado toda la vida. Empezamos Mercado Libre y en seguida nos pusimos a pensar que teníamos que ayudar a los compradores para pagarle a los vendedores. Y creamos Mercado Pago. Después apareció el smartphone y nos preguntamos “¿Qué hacemos con esto?”. Luego vimos lo que estaba pasando en China y empezamos a hacer QR. Cuando notamos que los usuarios tenían una necesidad de tener créditos, porque no estaban consiguiendo créditos en el sistema formal bancario, empezamos a dar créditos primero a vendedores y después a individuos… Ahí te das cuenta de que hay oportunidades que son aledañas a lo que estás haciendo. Y decís “esto también lo puedo hacer”. Hablamos muy seguido acerca de las oportunidades. Por ejemplo, dentro de un rato, tenemos una reunión de dos horas y media con Marcos (por Galperin). Es algo que solemos hacer todos los jueves.
El sueño americano, en Argentina
Paula Arregui se sumó antes de culminar el primer año de vida de Meli y recuerda con lujo de detalle y mucha emoción, su entrevista de ingreso con Osvaldo Giménez.
“En 1999 estaba graduándome en la UBA. Hice en simultáneo las carreras de Ciencias Económicas, Administración de Empresas y Contabilidad. Terminando la carrera tuve la suerte de toparme con un profesor muy visionario, Pablo Aristizábal, que nos empezó a decir que “el futuro era internet, el futuro era Internet”. Y lo repetía: “el futuro era Internet”. Hay que ubicarse en el momento, cuando Internet... ¡era la nada misma! A duras penas en la universidad mandábamos un email. En ese momento el hábito del uso de Internet para cosas más sofisticadas no existía”, dice Paula.
-Sin embargo, nunca olvidaste lo repetía tu profesor.
-Me quedó retumbando.
-¿Cómo llegás a Mercado Libre?
-Al terminar la facu, estaba en algunos procesos de búsqueda laboral en industrias mucho más tradicionales. Estaba a punto de aceptar una oferta de trabajo en una empresa de consumo masivo cuando una amiga que había entrado a trabajar en Mercado Libre una semana antes me dijo, textual: “Hay un grupo de chicos jóvenes volviendo a Stanford que van a cambiar la manera de hacer e-commerce en América Latina… ¿por qué no te venís a conocerlos?”. “¿Y por qué no?”, me dije. Todavía me acuerdo de la entrevista. Fue una situación obviamente graciosa, porque al llegar al Panamericano Plaza fui hasta el ascensor y pregunté por las oficinas de Mercado Libre. El señor de seguridad me frenó y me dijo: “Es para abajo, a la cochera”. Mi pensamiento fue: esto no me lo quiero perder por nada del mundo. Fue como saltar a la aventura. Ese día volví a mi casa y lo único que escuché de mi familia, durante una semana, fue “recapacitá, te lo pido por favor”. Creo que eso me dio más fuerza y energía para decir “la decisión que tomé es la correcta. Voy a dejar todo, voy a aprender, voy a jugármela”. Hoy creo que si la decisión que tomás es fácil y cómoda, el salto nunca va a ser abismal.
En su primer día de trabajo, Paula descubrió que no era la única “nueva”. Ese día también hizo su debut en la empresa Daniel Rabinovich. “Mi llegada a Mercado Libre es una historia de contraste, porque yo trabajaba en una multinacional en Puerto Madero, en una oficina muy bonita, en donde tenía yogur en la heladera y ensalada de frutas. Y cuando llegué a Meli..., bueno, era una cosa distinta -recuerda-. Primero, obviamente, no había ensalada de fruta ni yogurt. Pero, aparte de eso, tampoco había wifi. Había tantos cables cruzados por la oficina que no se podía caminar. En mi primer día, me dijeron: ‘Bueno, sentate donde quieras’, y yo pensé: ‘¿¡Dónde?!’”.
-Mercado Libre se forjó sin demasiados recursos. “A pulmón”, dirían.
Rabinovich: -Se hicieron cosas muy grandes gracias a la escasez. Justo ayer estaba dando una charla en Córdoba sobre el origen de la inteligencia artificial… Una de las compañías más valiosas del mundo en ese rubro, que es Nvidia, en un momento se quedó sin plata. Tuvieron que lanzar un producto, una placa de video, en nueve meses. Tuvieron que racionalizar todo y cambiar. Hicieron una cosa realmente muy épica, cambiaron la manera en que se desarrolla hardware porque estaban a punto de morir. Era a todo o nada. Y nuestros comienzos eran un poco así, sí.
“Un clasificados con esteroides”
-¿Cuál fue la primer gran venta que se hizo a través de Mercado Libre?
Arregui: Me acuerdo de uno de los productos súper emblemáticos que habíamos comprado para el happy hour, una hora en la que promocionábamos productos “a un peso”. Sí, un peso. Esos productos eran las teles 4K. Publicar algo así a un precio tan bajo era bastante disruptivo. Y yo creo que vale mencionar los preservativos musicales del amigo Berman (por Ariel Berman, quien fue vicepresidente de Publicidad, trabajó 13 años en la empresa).
Rabinovich: -Ariel compraba un montón de cosas bizarras y las publicaba en Mercado Libre, entre ellas, preservativos musicales. Yo no estaba claro cómo era que funcionaban, pero los vendía (ríe). Hoy está tan normalizado cómo funciona Internet, pero en ese momento decir que alguien iba a comprar algo en Latinoamérica en Internet era como decirte que alguien va a comprar cosas por telepatía: ¡era un divague absoluto!
-Ustedes tenían que convencer a los vendedores de que su canal les ofrecía una manera de multiplicar su visibilidad. Más o menos, ¿qué discurso les daban? ¿Cómo les explicaban que esto tan desconocido era una buena idea?
Rabinovich: -Lo que hacíamos todo el tiempo eran subastas “a un peso” o intentar traer vendedores y subsidiarlos al principio, ayudarlos a vender. Además, todos vendíamos lo que teníamos. Marcos (Galperin) vendía sus palos de golf y sus cosas porque, básicamente, todos teníamos que vender. Al principio no había vendedores profesionales, sino individuos que vendían sus cosas. Se publicaban muchas cosas usadas, nuestra página web era una especie de “clasificados” con esteroides. Luego, con el tiempo, empezamos a vender cosas más nuevas y más profesionales.
-¿Cómo era la competencia? Estaba, entre otros, deremate.com.
Rabinovich: -Básicamente, nos ganaban fuerte. Su nombre era mejor y tenían un producto más marketinero que el nuestro. Me acuerdo que mi mamá le decía a la gente “Mi hijo trabaja en deremate”, como para que entendieran (ríe).
Arregui: -En ese momento pensábamos: “¿Qué hacemos con esa competencia?”. La monitoreamos un montón, con cero herramientas. Deremate.com empapelaba la Bombonera, se dirigía a un público que por ahí todavía ni siquiera navegaba en Internet. Viajabas a Bariloche y las aerosillas tenían los carteles de deremate.com, te tomabas el Buquebús y estaba todo empapelado de la marca… Pero en esa época casi nadie usaba Internet. Nuestra lógica fue ir a buscar a nuestro público por los canales correctos. Es decir, publicitar directamente en Internet y no en la vía pública, donde los que veían los carteles no iban a poder entrar a la página.
-¿Cuánto tiempo trabajaron en el garage?
Rabinovich: -Un año, pero lo recuerdo como si fuese hoy. Tengo mil anécdotas. Nos hacíamos todo tipo de bromas, algunas muy pesadas...
Arregui: -Yo te puedo contar una “light”. En ese entonces se verificaba a los usuarios. Cuando la gente se registraba, un equipo de atención al cliente llamaba al usuario y verificaba los datos. Una vez le hicimos una broma a los de ese equipo. Inventamos un usuario llamado José León, y en sus datos, pusimos el número del zoológico. Cuando los de atención al cliente llamaron, dijeron: “Hola, sí, ¿está el señor León?”.
La competencia con Amazon y el futuro
-Hablemos del futuro. En su momento, se habló de que Amazon era el “comprador natural” de Mercado Libre. ¿Hoy eso está invertido?
De la Serna: -Te diría que, excepto con deremate.com (que fue adquirida por Mercado Libre en 2008), nunca tuvimos ambiciones de comprar. De hecho, hemos hecho pocas adquisiciones en los últimos años. Ahora que lo mencionás, Amazon ha sido una preocupación durante mucho tiempo, porque siempre estuvo latente qué iba a pasar con ellos. Pero la verdad es que competimos hace muchos años y nos ha ido muy bien. Por suerte, hoy Mercado Libre es una compañía independiente que puede pensar y proyectarse a los próximos 25 años sin depender de nadie, justamente por haber hecho las cosas bien.
Giménez: -Nos fue mejor construyendo que comprando. Al comprar, siempre cuesta integrar la tecnología, integrar los equipos… A veces lo hemos hecho muy bien, pero tenemos una tendencia a ser más constructores que compradores.
-¿En qué área prevén que Mercado Libre siga creciendo?
Giménez: -Creo que vamos a crecer en muchas categorías. Por ejemplo, e-commerce, pero también publicidad: después de Google y Facebook, la tercera plataforma es Mercado Libre. Nuestra ventaja es que tenemos a los compradores que están buscando comprar algo, así que somos un buen lugar para influenciar esa compra. Por demás, del lado del fintech, creemos que podemos ser uno de los mayores proveedores del servicio financiero de América Latina.
-25 años después, viendo la película: ¿cuánto les sumó y cuánto les restó el hecho de ser una compañía creada en la Argentina, por argentinos?
Giménez: -Los que nacimos en Argentina nos dimos cuenta rápidamente de que teníamos que ir a toda la región. Tenés muchas empresas de tecnología que empezaron en Brasil y se quedaron allá porque su país es tan grande… “Estoy en Brasil, es suficiente”, dicen. Entonces nosotros, y esto lo digo pensando en nuestros orígenes en el garaje, tuvimos otra lógica: a los 6 meses, Mercado Libre ya era una pyme multinacional. Creo que haber nacido fuera de Brasil fue una ventaja porque nos dio cuenta de que rápidamente teníamos que ir a Brasil y al resto de la región, y no quedarnos en un país porque no iba a ser suficiente.
-¿Por qué ven una oportunidad en la alianza con Disney que propone el propio Marcos Galperin vía Twitter?
De la Serna: -Porque es una manera de seguir ofreciendo a nuestros usuarios maneras de seguir entrando y disfrutando de Mercado Libre. Es tiempo y fidelización. Y tenés del otro lado las plataformas de streaming, los Disney de este mundo, que pueden llegar a una base de usuarios que es fenomenal en América Latina, como es la nuestra. Entonces nosotros podemos combinar eso y ofrecer algún beneficio para nuestros usuarios. A su vez le das un costo de adquisición más barato a estas plataformas.
-En pocos caracteres, ¿cómo se siente este recorrido de 25 años en la empresa?
De la Serna: -A nosotros estas charlas nos encantan, porque no somos muy de mirar hacia atrás y ver lo que logramos. A mí me genera un sentido de orgullo y privilegio haber sido parte de estos 25 años.
Giménez: -Por un lado, el privilegio de haberlo vivido en primera persona. Pero también orgullo por el impacto que tuvimos. Primero en las vidas de los usuarios: los vendedores, por ejemplo, que ahora pueden vender más. Después, por el impacto directo que genera ver la cantidad de gente que trabaja en Mercado Libre.
Rabinovich: -Como te dije, siento que trabajé en 15 empresas distintas. Me divierto un montón, es un privilegio infernal.
Arregui: -Eso que dice Daniel te lleva a reinventarte dentro de la empresa, a seguir divirtiéndote. Si no vibrara esa sensación de divertirnos y, al mismo tiempo, de generar impacto en la región, por ahí empezaría a sentir que no es el lugar correcto… Pero nos ha pasado en estos 25 años que se han dado todas las cosas para que esa sensación no apareciera.
“El 2 de agosto de 1999 prendimos el sitio con mil productos a la venta. Hemos recorrido un largo camino en poco tiempo. Gracias a todos los que nos han acompañado en esta hermosa aventura. Lo mejor está por llegar”, tuiteó hoy Marcos Galperin, en la red social X. Mientras lo hacía su creación consolidaba un número elocuente: cada segundo se cierran 54 compras y 344 pagos a través de la plataforma a la que sus compañeros de Stanford le habían vaticinado un fracaso rotundo. Historia de hacedores.
Los principales hitos
- 2 de agosto de 1999. Fundación
- 2001. Alianza estratégica con Ebay
- 2003. Lanzan Mercado Pago
- 2005. Se obtienen las operaciones de Deremate.com
- 2007. Oferta pública de acciones en el NASDAQ
- 2009. Lanzan Mercado Ads
- 2010. Lanzan Mercado Shops
- 2013. Surge Mercado Envíos
- 2017. Nace Mercado Crédito
- 2023. Llega Mercado Play
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