Ibn Battuta fue un viajero y explorador tangerino que salió de su casa en 1325 y no volvió ¡por 25 años! Recorrió más de 120.000 kilómetros y luego escribió su propia odisea. Habló de todas las cosas fantásticas que conoció en el mundo e incluyó sus recuerdos de los melones que encontró en Asia Central, en la Ruta de la Seda. Melones de lo más perfumados, más suculentos, más deliciosos en el mundo. ¡Innumerables melones! Melones de verano y de invierno, melones lisos y otros reticulados, melones amarillos y otros atigrados, melones con pulpa suave y otros con pulpa crujiente. Habrá que probar 50 melones para quedarse con uno, el que más nos gusta.
Melones en la huerta
El melón exige bastante lugar en la huerta. Dado el aborto del 80% de las flores, la cosecha por planta no es grande. Sus guías son largas y sus hojas grandes, y son estas hojas las que alimentan la fruta y aportan los azúcares. El dulzor del melón está medido en grados Brix: 12 muy bien, 14 muy dulce, 16 demasiado dulzor. Claro que el potencial está en la variedad, pero también influye el manejo. La falta de dulzor no tiene nada que ver con la proximidad con una planta de pepinos. El Cucumis melo no se cruza con el Cucumis pepo.
Hay que empezar las semillas en un microclima cálido: no germinan bien a menos de 26° C. Tampoco están felices si las temperaturas nocturnas caen debajo de los 15° C. Hay que cuidar las primeras flores de las heladas porque son ellas las más propensas a producir.
Los melones –especialmente los de verano– contienen unos 200 ésteres que crean un aroma que perfuma su ambiente. Es un llamado a todo depredador: no hay ser vivo que no quiera comerse los melones. Es imprescindible protegerlos desde abajo con un azulejo o similar, y desde arriba con, por ejemplo, un cajón de fruta. Es algo difícil dar pautas para el momento de la cosecha. Hay que conocer la variedad sembrada. Resulta entonces aconsejable sembrar algunos ejemplares de verano y otros para guardar.
Los melones de verano maduran en la planta y muchos se desprenden solos cuando están a punto. Generalmente los melones de invierno siguen madurando después de la cosecha y ganan sabor. En un lugar fresco, duran de 2 a 8 meses.
Melones en la cocina
En la cocina, el melón dulce es un lujo, y da un aspecto de riqueza a la mesa. Igual que con la mayoría de la producción propia, no hay mejor receta que comerlo de la mano en el momento de la cosecha. Si insiste en algo más elegante, rociarlo con fleur de sel y pimienta negra, o puede rellenar el hueco del melón con un sorbete de tomate o limón, o rellenarlo con Oporto y sentirse en Provence. Celebrar su primer melón del verano rellenándolo con frutillas y champaña y comerlo en el jardín, debajo del parral, ¡y festejar la vida buena!
El melón presta su textura jugosa a sopas frías y bebidas. Solo hay que hacer un puré del melón e inspirarse. Agregar un jarabe de cáscara de lima verde, un prosecco espumante y algunas hojas de melisa como adorno; con un jarabe de jengibre, flores de sauco con hojas de menta; o unir el puré del melón con uno de tomates y rociar la sopa con tiritas de albahaca. Para hacer un frapé, antes de hacer el puré congelar los cubitos de melón con algunas gotas de agua de rosas o azahar, si le gusta.
La entrada clásica con melón es junto con jamón crudo: un melón en su punto perfecto y lonchas transparentes de un jamón crudo de alta calidad; no hay mejor. Para algo más elaborado, cocinar un risotto de arroz con puré de melón, vino blanco y caldo de pollo. A último momento, agregar cubitos de melón, tiras de jamón crudo y queso parmesano rallado.
Para ensalada, preparar un tártara utilizando diferentes variedades de melones cortados en cubitos, junto con una ricotta salata, ciboulette picado, aceite y jugo de limón. Otra opción es mezclar los cubitos de melones variados con un pickle de cebollas y queso feta. Con estos mismos cubitos de melones rociados con sal y tomillo y un vinagre de vino blanco, se rellenan conitos formados con rebanadas de jamón u hojas de lechuga mantecosa.
Si se acercan las Fiestas, a las ensaladas se le pueden agregar bolitas de sandía roja también, para estar en tema.
Si en su propio melonar hay sobreproducción, se pueden hacer conservas, como el melón en almíbar con rama de canela y clavo de olor, en mermeladas con naranja, en un pickle con azúcar y vinagre con especias. Se puede reducir un puré de melón hasta una pasta para comer con tostadas de pan integral. Este mismo puré –reducido y combinado con huevos y manteca para lograr un "melon curd"– sirve para rellenar una tarta que se congela y adorna con medias lunas finitas de melón.
Lamentablemente, en los viajes virtuales no podemos oler los perfumes o probar los sabores de esta fruta paradisíaca de mil bendiciones. Entonces, para replicar la experiencia de Ibn Battuta, ¡sembramos melones en nuestras huertas! Pero ojo, los melones son como los matrimonios: siempre hay un elemento de suerte.
Receta: ensalada de melón
Una combinación fresca: bolitas de un melón de pulpa verdosa junto con medias lunas de pepino y uvas verdes, cubierto con un aderezo de semillas de amapola y tiritas de hojas de menta. Servir la ensalada adentro de la cáscara del melón cortada imitando una canasta.
Ingredientes:
- 1 melón grande
- 1 pepino
- Uvas verdes
- Sandía
Procedimiento:
- Cortar por la mitad el melón (si son melones chicos, medio melón para cada persona, si es un melón grande, cortar una rodaja por persona).
- Sacar las semillas y retirar la pulpa con una cuchara parisina o sacabolas.
- Cortar un pepino a lo largo y sacar las semillas; cortar ambas mitades en rebanadas formando medias lunas.
- Agregar a las bolitas del melón y las medias lunas de pepino unas uvas verdes enteras. Si se está utilizando un melón verde o blanco, incorporar sandía en bolitas del mismo tamaño que el melón.
- Echar sobre la fruta un aderezo de semillas de amapola. La ensalada se sirve adentro de las cáscaras de melón ahuecadas, cortadas artísticamente como canastas. Adornar su creación con una flor.
Aderezo de semillas de amapola:
- Batir bien hasta emulsionar 3 cucharadas de jugo de naranja, 3 cucharadas de miel, 1 cucharada de jugo de limón, 1 cucharita colmada de semillas de amapola, 1 cucharita de raíz de jengibre rallada fina, unas hojas de menta picadas.
Por Janet Winter, jardinera.
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