Una historia de amor: un gato escapó de su jaula para reconfortar a un perro asustado en una veterinaria
Los animales fueron rescatados de la calle; desde que se conocieron no se separan en ningún momento, les gusta dormir juntos y compartir comida
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Las mascotas siempre suelen demostrar una notable bondad y compasión, donde evidencian su habilidad para percibir cuando alguien necesita apoyo. En este caso, un pequeño gato y una perrita, rescatados de las calles, fueron llevados a rehabilitación en una clínica veterinaria.
A pesar de estar separados para evaluaciones de su salud, el felino, desafió las normas y se escapó de su jaula para reconfortar a la canina con abrazos en un conmovedor gesto de solidaridad.
Según una publicación del Greenside Animal Hospital, acogieron a Ginger, un gato de color miel de entre seis y ocho semanas, que deambulaba en las calles de Johannesburgo, Sudáfrica, tras una fuerte tormenta.
Debido a la incertidumbre sobre su historial de vacunación, el felino fue colocado en una sala de aislamiento por precaución.
Los dueños del hospital afirmaron al sitio web de animales DODO, que el gato, aunque inicialmente se mostraba con cautela, era increíblemente afectuoso y disfrutaba de la atención, una vez que superaba su temor inicial al contacto. “Él tiende a ser reservado cuando las personas ingresan a la sala de aislamiento, pero en cuanto nos ve con comida, se muestra encantado de abandonar su caparazón y socializar”.
El único compañero cercano a él era una perrita llamada Anne, también rescatada de las calles, que estaba sometiéndose a un tratamiento médico intensivo tras sufrir problemas biliares. La encontraron escondida en un arbusto en un club deportivo antes de ser llevada al hospital.
Según la publicación en redes sociales del veterinario, por medidas de precaución, mantuvieron al perro y al gato separados durante la evaluación general. A pesar de las políticas de salud, los doctores no anticiparon el curioso acontecimiento que presenciarían. El astuto gato logró burlar las restricciones y se dirigió a un lugar bastante inusual.
Ginger se unió a su compañera canina Anne, ofreciéndole su compañía y espacio para dormir. Afortunadamente, la perrita no mostró signos de agresividad y aceptó el afecto del felino.
Al día siguiente, los cuidadores se sorprendieron de esta conmovedora escena al ver a ambos animales abrazados, consolándose mutuamente en medio de las dificultades.
“Subestimamos la capacidad del gatito para pasar por la puerta de la jaula en la que lo colocaron”, aseguró uno de los veterinarios. “Al estar la perrita tan débil, nunca consideramos que fuera un riesgo para el gatito, pero cuando los vimos juntos la primera vez, definitivamente hubo un momento de pánico, ya que algunos perros no reaccionan bien a gatos y viceversa”.
Sin embargo, las preocupaciones de todos se disipó de inmediato al presenciar la amabilidad de Anne hacia Ginger y la evidente conexión afectiva entre ellos. Aunque el personal intentó separarlos nuevamente, sus esfuerzos fueron en vano. Anne y Ginger tomaron la decisión de permanecer juntos.
“Después de descubrirlos inicialmente juntos, volvimos a mover al gatito a su jaula, ya que su caja de arena, comida y agua estaban allí”, detallaron los duelos del hospital.
Estos inseparables amigos ahora comparten cada momento en la misma caja, brindándose consuelo tras sus vidas en la calle y disfrutan de la felicidad que les brinda esta nueva oportunidad juntos.
“Les encanta acurrucarse e incluso comer juntos! Tienen juguetes, ¡pero el pasatiempo favorito del gatito es perseguir la cola de Ana”, afirmaron entre risas.
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