Un estudio reveló que los perros pueden comprender las palabras humanas
Científicos de la Universidad Eötvös Lorand, descubrieron cómo estos animales desarrollaron una habilidad auditiva para entender el habla de sus dueños
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LA NACION
Un estudio hecho por la Universidad Eötvös Lorand, de Hungría, descubrió que los perros tienen la capacidad de comprender ciertas palabras del ser humano. Desde la domesticación de esta especie, se consolidó un tipo de interacción más estrecha, que permitió al sistema auditivo del animal a asimilar órdenes y gestos. De igual modo, las personas también desarrollaron el poder de interpretar sus sonidos vocales.
El análisis se hizo sobre un grupo de personas junto a sus mascotas y, entre ellos, se percibió cómo el sistema auditivo de los perros se adaptó con cada sonido vocal. Esto es una habilidad que desarrollaron hace siglos y que les aseguró la supervivencia.
El ritmo normal de habla del ser humano es de cuatro sílabas por segundo, mientras que los perros vocalizan dos sílabas por segundo. En esa interacción, los científicos hallaron que las personas se expresan más lento cuando se refieren a sus mascotas, con un ritmo de tres sílabas por segundo, con el fin de que estas puedan captar con atención sus órdenes.
En el artículo que se publicó en la revista Déaux, se señaló que la hipertrofia cuantitativa y cualitativa de las vocalizaciones de ladridos, “es un reflejo de la necesidad de desarrollar un repertorio dirigido a los humanos”. Al mismo tiempo, los dueños que hablan con sus mascotas emplean modulaciones de habla acentuadas, conocidas como “habla dirigida a los perros”, similar al diálogo que mantienen con los bebés.
La especie canina, a diferencia de otras, se comprobó que tiene una perceptibilidad notable a las señales de habla y que puede aprender amplios repertorios de palabras. Por su parte, la evidencia conductual sugiere que “los humanos poseen una sensibilidad única a las señales acústicas de los perros”. Incluso, las personas no videntes sin experiencia previa con perros, “pudieron evaluar con precisión la valencia emocional de las vocalizaciones de los perros”, según indicó la investigación.
Durante el desarrollo de la investigación, surgió la hipótesis acerca de la adaptabilidad neuronal de los perros a ciertas palabras del vocabulario humano. Desde este punto, no se comprobó definitivamente que haya sucedido, pero sí se afirmó que los dueños cambiaron su manera de hablar y formular las expresiones y órdenes para que estas sean interpretadas y llevadas a cabo con éxito. De esa manera, ajustaron su producción vocal “para explotar la capacidad neuronal (auditiva) canina”.
Gracias a este estudio se conoció que los perros usan la electroencefalografía para procesar los sonidos en el cerebro, mientras que los seres humanos utilizan un ritmo cerebral llamado theta, que va entre cuatro a siete Hertz (Hz). Para que las mascotas sigan las sílabas del habla, necesitan una velocidad más lenta, conocida como delta y que va entre el 1 y los 3 Hz.
Los científicos explicaron que los perros “no silabean el habla como lo hacen los humanos, sino que rastrean principalmente modulaciones de amplitud lentas a través de oscilaciones delta”. Esto no significa que solo procesen el habla a través de señales prosódicas, sino que incluye “la integración completa de la información prosódica y de contenido”.
Asimismo, se mencionó que dicha especie de animal, sabe distinguir entre una orden y un elogio. Esto último se vio modificado a lo largo del tiempo y pasó a emitirse con un ritmo lento.
En conclusión, las personas se dirigen con un tono diferente a sus mascotas. En la historia de la relación perro-humano, se dieron limitaciones neuronales del sistema de recepción de los perros, que pudo restringir una estructura temporal a medio camino, entre la velocidad natural del habla y una velocidad más lenta que se adaptaría perfectamente a la capacidad de análisis de los canes.
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