Qué es y cómo tratar el moquillo de perros
Es una enfermedad mortal con una historia de tres mil años; se trata de un virus muy contagioso que afecta a perros y a animales vinculados con los humanos
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El virus del moquillo es el resultado de la infección interespecies bovino-hombre-perro. El virus de la peste bovina se conoce al menos hace tres mil años. En el siglo IV a.C. pasó al ser humano como sarampión y recién fue identificado como moquillo en los perros en el siglo XVIII. En 1735, el naturalista español Antonio de Ulloa, considerado el descubridor del platino, observó la enfermedad en canes en Ecuador y en Perú por primera vez.
El moquillo en perros, también conocido como distemper o enfermedad de Carré, se considera una enfermedad altamente contagiosa que no sólo afecta a los perros, sino también a otros animales vinculados con los humanos, como los hurones y los visones. A su vez, los cachorros, los perros no vacunados y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados son más vulnerables.
Esta enfermedad tiene un índice de mortalidad elevado, especialmente en perros no vacunados y animales silvestres. Los cachorros, con sistemas inmunológicos aún en desarrollo y los perros ancianos o inmunodeprimidos son los más propensos a contraer esta enfermedad, cuya virulencia aumenta con las defensas débiles.
Algunos perros pueden contraer el moquillo sin mostrar síntomas o con síntomas leves, especialmente aquellos vacunados o con inmunidad parcial heredada de sus madres. Es vital tener en cuenta que estos canes pueden transmitir la enfermedad a pesar de no presentar síntomas.
Causas del contagio
El virus del moquillo ingresa al cuerpo del perro sano al inhalar partículas virales en forma de aerosol presentes en el entorno. Estas partículas virales se propagan a través de la saliva, lágrimas y mucosidad del animal infectado. Un solo perro con moquillo puede crear una zona infecciosa que persiste durante varias horas, incluso en exteriores, facilitando la propagación de la enfermedad. Además, el contagio puede ocurrir por contacto directo con secreciones, orina y heces de un animal infectado, así como al consumir restos de comida o agua contaminados.
Es importante destacar que el moquillo en perros no representa una amenaza para los humanos. Aunque la enfermedad se propaga rápidamente entre los animales, manipular al perro no conlleva riesgo de contagio. Sin embargo, los gatos pueden contagiarse de moquillo, pero mediante un virus diferente (el virus de la panleucopenia felina o FPV). La transmisión de perro a gato, o viceversa, no es posible.
Síntomas del moquillo
Siguiendo el calendario de vacunación recomendado por el veterinario, las probabilidades de que un perro contraiga el moquillo son bajas. Aunque la vacuna no garantiza una protección del 100%, proporciona una defensa crucial.
En general, en perros vacunados y en buen estado de salud, la enfermedad puede cursar sin síntomas o con una sintomatología leve. Sin embargo, incluso un perro con síntomas leves puede contagiar a otros. Si el sistema inmunológico del perro está debilitado, pueden aparecer síntomas graves dos o tres semanas después del contagio.
Los primeros síntomas del moquillo canino aparecen entre tres y cinco días después del contagio e incluyen un primer brote de fiebre y falta de apetito. Pocos días después, se produce un segundo brote de fiebre más virulento, acompañado de otros síntomas como fiebre elevada, malestar, dolores, problemas respiratorios, problemas del sistema nervioso, infecciones oculares, cutáneas, gastrointestinales, entre otros.
La enfermedad puede manifestarse de diversas formas, como moquillo canino en forma respiratoria, digestiva, cutánea, nerviosa u ocular. Algunos de los síntomas característicos también pueden confundirse con otras enfermedades como la leptospirosis canina o la hepatitis canina infecciosa en las fases iniciales. Ante cualquier síntoma sospechoso, se recomienda llevar al perro al veterinario para realizar las pruebas correspondientes.
Tratamiento del moquillo
El tratamiento del moquillo en perros no persigue la cura de la enfermedad debido a que no existe un remedio definitivo. Se enfoca en controlar y aliviar los síntomas, mejorando el bienestar general del perro. Se emplean diversos tratamientos, como antibióticos de amplio espectro para controlar infecciones colaterales, concentrados de anticuerpos, antipiréticos, analgésicos, anticonvulsivos y otros fármacos para manejar náuseas, vómitos y diarrea. Los suplementos vitamínicos y el suero por vía intravenosa también se utilizan para mejorar la condición del perro.
Desafortunadamente, las probabilidades de curar el moquillo canino son bajas y no hay tratamiento efectivo en todos los casos. El pronóstico empeora significativamente cuando aparecen síntomas neurológicos.
Duración y cuidados
No hay un tiempo de recuperación establecido para el moquillo canino, ya que depende del estado de salud de cada perro, del tratamiento recibido, de los cuidados proporcionados y de si está o no vacunado. A pesar de la incertidumbre, los cuidados adecuados pueden mejorar significativamente la calidad de vida del perro y reducir la intensidad de los síntomas.
Es vital administrar el tratamiento según las indicaciones del veterinario, mantener al perro en un entorno cómodo y cálido, asegurar una hidratación regular con agua y caldos sin sal, monitorear la temperatura corporal y mantener al perro aislado de otros animales.
Prevención
La prevención del moquillo en perros se logra principalmente a través de la vacunación anual. El veterinario establecerá un calendario específico, comenzando a las ocho semanas de vida del animal, con dosis adicionales en las semanas duodécima y decimosexta, y luego a los quince meses. A partir de ahí, el perro recibirá dosis anuales, lo que proporciona una protección esencial.
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