¿Pueden los perros contagiarse de los bostezos de sus dueños?
Una universidad en Estados Unidos estudió el caso y explicó qué posibilidades hay que los canes imiten este gesto involuntario de los humanos
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El bostezo es un acto involuntario que consiste en abrir la boca y realizar una inhalación profunda y prolongada de aire. Este gesto, típico del humano, pueden significar muchas cosas: sueño, estar aburrido ante una situación que se presenta, o el simple hecho de que nuestro cuerpo tiende a relajarse cuando está sentado o en estado de reposo.
Al estar en compañía de otra persona, el bostezo produce un efecto contagio y es muy común observar que otro repita el proceso de abrir la boca y taparse con la mano. Este panorama trae a colación un gran interrogante: si los perros también imitan este gesto que puede denotar cansancio corporal.
A partir de esa premisa, varios investigadores caninos empezaron a analizar el caso y detectaron algunos patrones de comportamiento similares al de los humanos. “¿Tengo un vínculo social con mi perro? ¿Qué siente mi perro por mí? ¿Siente mi perro lo mismo que yo?”, fue una de las preguntas que esbozó Brian Hare, director del Centro de Cognición Canina de la Universidad de Duke, en los Estados Unidos, a la hora de profundizar sobre un estudio bastante particular.
A la hora de trazar un posible paralelismo, algunos adiestradores caninos pusieron su reparo al aclarar que el bostezo en los perros no solo significa cansancio, sino que también puede indicar que sufren estrés por diversas razones como no poder adaptarse a un nuevo hogar.
Sobre este punto, el medio El Heraldo citó una conclusión del Centro de Cognición Canina donde afirmó que el bostezo es “un sello distintivo de la empatía” y argumentó que los perros, en algunas ocasiones, al observar este gesto, lo realizan en reiteradas ocasiones pero sin establecer una conexión simbiótica.
“Simplemente, no hay un fuerte apoyo para una conexión directa entre el bostezo contagioso y la empatía, a pesar de que las predicciones son muy intuitivas”, aseguró Andrew Gallup, profesor de psicología en el Instituto Politécnico SUNY, ubicado en la ciudad de Nueva York.
Con las hipótesis sobre la mesa, las conclusiones arrojaron diversos resultados y eso determinó que no existe un vínculo directo que pueda unir el bostezo humano con el animal.
Las graves consecuencias del sobrepeso en los perros
La quietud, el sueño y el estancamiento le genera al perro un cúmulo de problemas que se traducen en el sobrepeso. Al no estar en movimiento, el animal empieza a deteriorar sus huesos y, en consecuencia, agrava su salud.
LA NACION se comunicó con el veterinario Sebastián Robledo (M.P. 655), quien explicó que la adiposidad en el cuerpo es la primera alarma para detectar síntomas negativos.
“Los problemas de sobrepeso son multisistémicos. Repercuten en primer lugar en las articulaciones que no están acostumbradas para soportar el peso y pueden hasta dejarlo sin poder caminar al animal. A su vez, las patologías que están relacionadas con el sobrepeso son las endocrinopatías que nuclean un grupo de enfermedades como, por ejemplo, el hipertiroidismo, la diabetes, la osteoartritis y en cuanto a las cardiorrespiratorias se encuentra la insuficiencia cardíaca”, aseguró el profesional.
Para concluir, Robledo aclaró que los perros deben tener una actividad diaria para fortalecer sus huesos, como así también una dieta equilibrada para evitar los excesos. “En estos casos se recomienda consultar a un veterinario y se hace un programa de reducción de peso, donde se reducen las calorías y se da un alimento especial de acuerdo a la raza, tamaño y edad del animal”, cerró.
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