Es un fenómeno que ocurre desde hace varios años y por eso se hicieron varios estudios al respecto; estas son sus conclusiones
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Se trata de un fenómeno que viene ocurriendo desde hace varios años: en todos los océanos del mundo los peces se están achicando. Los ejemplos de poblaciones en las que los ejemplares revelan una disminución en su tamaño abundan: desde los salmones en el Ártico hasta las rayas en el Atlántico.
De acuerdo a un estudio publicado recientemente en la revista Science, que analizó las tendencias del tamaño corporal de numerosas plantas y animales de todo el mundo entre 1960 y 2020, en los peces marinos es donde más se vio un patrón consistente en la reducción del tamaño. Este cambio fue observado tanto en especies silvestres como en aquellas comercialmente viables.
Aunque, paradójicamente -y para complicar el panorama-, también se observaron otras especies marinas que parecen ir en contra de esta tendencia. Si bien se tiene conocimiento de este patrón desde hace al menos varias décadas, los científicos no lograron encontrar una respuesta definitiva a cuáles son las razones detrás de este cambio.
“Pensamos que hay dos explicaciones posibles: una bastante obvia es la pesca”, le dice a BBC Mundo María Dornelas, profesora de Biología de la Universidad de St. Andrews, en Reino Unido, y de la Universidad de Lisboa, en Portugal. “Hemos estado retirando selectivamente a los individuos más grandes de las poblaciones de peces en todo el planeta durante mucho tiempo”, explica.
La segunda explicación “está vinculada al cambio climático”, señala Dornelas, enfatizando que no son teorías demostradas, sino que entran en el terreno de la especulación. “Hay una famosa regla de ecología que dice que, en promedio, los organismos se vuelven más pequeños a medida que te alejás de los polos y te acercás a los trópicos. Y ahora que el planeta se está calentando, es posible que lo que estamos viendo esté vinculado a ello”.
Cambios de comportamiento
En cuanto al mecanismo que hace que los peces no alcancen un mayor tamaño, hay varias teorías en circulación, pero ninguna cuenta con evidencia suficiente para darla por válida. Una de las más populares hace referencia a la discordancia entre cuánto oxígeno necesita el pez para sostener su metabolismo (necesitan más cuanto más calientes son las aguas) y cuánto puede obtener a través de sus branquias.
Otra apunta al hecho de que los peces tienden a crecer más rápido en condiciones más cálidas y alcanzan su madurez reproductiva a una edad más temprana. Por esta razón, es posible que “en aguas más calientes hayan evolucionado para dedicar más energía a reproducirse que a crecer”, le explica a BBC Mundo Lisa Komoroske, bióloga conservacionista de la Universidad de Massachusetts en Amherst, Estados Unidos.
Lo más probable, añade la investigadora, “es que no sea solamente un mecanismo, sino que se deba a una serie de factores combinados”. Este no es un debate que vive meramente en el mundo de las ideas, entender estos mecanismos y sus causas, dicen los expertos, es clave para predecir cómo pueden comportarse las especies en el futuro.
Impacto en los ecosistemas y la industria pesquera
Un tamaño menor supone, inevitablemente, un cambio en los ecosistemas que, en la gran mayoría de los casos, están organizados con base en el tamaño. “Si los organismos se vuelven más pequeños, o si eliminás a los depredadores más grandes, los jugadores claves de un ecosistema, podés esperar que estos cambien radicalmente”, le explicó a BBC Mundo Inés Martins, investigadora de la Universidad de York, en Reino Unido, y autora principal del estudio publicado en Science.
“Esto tendrá consecuencias mesurables para todas las especies que viven en ese ecosistema, no solo las que se ven afectadas directamente, porque la cadena alimentaria es un sistema interconectado entre todas las especies que lo componen”. Es decir, esto va a hacer que cambien los roles y las jerarquías, quién es presa y quién depredador. En definitiva: quién se come a quién.
“Si quitás a la especie más grande, la segunda más grande ocupará su lugar, porque ya no tiene competencia”, dice Dornelas. Esto explica por qué, como mencionamos al comienzo, ciertas especies sí están aumentando de tamaño. Y, por supuesto, todos estos cambios “tendrán consecuencias sobre los servicios que estos ecosistemas nos brindan”, afirma Martins.
Martins se refiere al impacto que estos cambios pueden tener sobre las poblaciones cuya economía y principal fuente de nutrición dependen de la pesca. Christopher John Knight, estudiante de doctorado de la Universidad de Stanford, en EE.UU., dice que, por otra parte, “un tamaño corporal más pequeño significa que, obviamente, puede haber menos para comer por pez capturado”, pero recalca que también es importante obtener “más información para entender qué quiere decir esto en términos de los nutrientes por peso de pescado”.
Esto, dice Kinght, se debe a que ahora “estamos empezando a ver que los estresores inducidos por el cambio climático podrían también reducir ciertos macro y micronutrientes en algunas especies marinas”.
Otro dato a tomar en cuenta es que los peces más chicos suelen tener menos descendencia, y esto añade un factor más de presión a las poblaciones que no tienen tiempo de recuperarse por causa de la sobrepesca.
Knight se pregunta si ahora que el tamaño de los peces se está reduciendo, no valdría la pena reevaluar las normas que determinan qué se puede pescar y qué no. “Es importante que utilicemos nuestro mejor conocimiento científico para informar y mantener políticas que continúen protegiendo los ecosistemas y las poblaciones de peces, así como apoyar sistemas pesqueros sostenibles y a las poblaciones humanas conectadas a ellos”.
*Por Laura Plitt
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