Las siete señales que indican que tenés que llevar a tu gato al veterinario
Aunque los felinos suelen ocultar sus dolencias, algunas actitudes delatan un malestar más profundo; frente a qué signos, ruidos o comportamientos se recomienda visitar al médico
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Los gatos son maestros en ocultar su malestar, pero ciertos cambios en su comportamiento o apariencia pueden indicarnos que algo no está bien. Estar atentos a las siguientes señales puede ayudarte a actuar a tiempo y garantizar el bienestar de tu compañero de cuatro patas.
Cambios en el aseo y la apariencia
Un gato que no se siente bien podría dejar de acicalarse con la meticulosidad habitual. Signos como un pelaje grasoso y desordenado, aumento de la formación de nudos, mechones de pelo suelto, menor brillo del pelaje y un incremento de la caspa son indicativos de que tu mascota sufre.
Aumento de la vocalización
Si un gato que normalmente es silencioso de repente se vuelve parlanchín, podría suceder que intenta comunicar que algo le aflige. Este cambio es preocupante si persiste más de 24 a 36 horas. Un aumento en la vocalización puede ser síntoma de dolor, malestar estomacal o, incluso, problemas neurológicos.
Disminución de la socialización
Si tu felino es normalmente sociable y de repente se muestra esquivo o rehúye el contacto, es un signo de que podría no sentirse bien y no debería ignorarse. Tené en cuenta también que este comportamiento puede ser por cambios en el ambiente, como una nueva visita o nuevos horarios laborales.
Sed excesiva
Lograr que un gato beba suficiente agua ya es un desafío en muchos hogares. Si observás que su recipiente se vacía más rápido de lo habitual o si busca hidratación en fuentes inusuales, como en el inodoro o la canilla, podría ser indicativo de un problema serio. Trastornos endocrinos como la diabetes y la enfermedad tiroidea son comunes, especialmente en felinos mayores, pero afortunadamente son tratables si se detectan a tiempo.
Rechazo a la comida
Que un gato rechace su comida favorita o, aún más alarmante, sus golosinas, nunca es una buena señal. Si bien un malestar estomacal ocasional es normal, evitar alimentos que normalmente disfrutan por más de 24 horas es motivo de preocupación. Este comportamiento podría deberse a varias causas, desde un diente dañado o una infección oral, hasta enfermedades más graves, como el cáncer.
Vómitos frecuentes
No es raro que los gatos regurgiten ocasionalmente una bola de pelo justo después de comer. Sin embargo, si esta situación se mantiene en el tiempo, especialmente durante más de dos días, podría ser señal de problemas serios. Además, el vómito persistente puede llevar a la deshidratación. Es importante observar la apariencia que tiene y la frecuencia con la que ocurre. Si parece inusual, contiene sangre o sucede repetidamente, es fundamental una visita al veterinario.
Pérdida de peso
Aunque perder algunos kilos no suele ser preocupante para los humanos, puede ser un problema serio para un gato que apenas pesa unos 10 kilos. Si notás que el animal pierde peso, es esencial que lo lleves a evaluar para descartar problemas dentales, enfermedades internas u otros problemas que podrían ser la causa de esta pérdida. Monitorear su ingesta de comida y agua, así como el uso de la caja de arena, también es muy importante en este caso.
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