Las señales que dan los gatos y que los humanos no sabemos interpretar
Una reciente investigación realizada por científicos franceses descubrió que las personas solemos malinterpretar la amplia información que nos ofrecen los felinos sobre sus emociones
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Damos por sentado que si un gato ronronea significa que está cómodo o que si mueve la cola, tal como lo hacen los perros, implica que se siente feliz. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores franceses y publicado el mes pasado en la revista Applied Animal Behavior Science, viene a derribar estas creencias.
De acuerdo con la investigación, las personas solemos equivocarnos bastante al interpretar las señales de un gato infeliz (casi un tercio se equivocó) y no tanto las de un gato contento (cerca del 10%). Las conclusiones del estudio indican que los maullidos y otras vocalizaciones de un gato son malinterpretadas por los humanos. Además, señaló que es conveniente analizar las señales tanto vocales como visuales para intentar descifrar lo que sucede con la mascota.
“Algunos estudios se han centrado en cómo los humanos entienden las vocalizaciones de los gatos”, dijo Charlotte de Mouzon, autora principal del estudio y experta en comportamiento felino en la Universidad Paris Nanterre. “Otras investigaciones estudiaron cómo las personas entienden las señales visuales de los gatos. Pero nunca antes se había estudiado el estudio de ambos en la comunicación entre humanos y gatos”.
Los datos se obtuvieron de las respuestas de 630 encuestados que participaron online. Convocados a través de anuncios en redes sociales, cada uno vio 24 videos de diferentes comportamientos de gatos. Un tercio representaba solo comunicación vocal, otro tercio solo señales visuales y el resto involucraba las dos. Los gatos proveen mucha información visual: colas que se mueven en distintas direcciones, frotarse alrededor de nuestras piernas, aplanar las orejas, erizar el pelo y abrir grandes los ojos, entre otras. Respecto de los sonidos, los gatos muestran una amplia gama de vocalizaciones: maullidos, ronroneos, gruñidos, silbidos. Un gato adulto utiliza hasta 16 formas diferentes de voces.
Consultada por el New York Times a propósito de esta investigación, Monique Udell, directora del Laboratorio de Interacción Humano-Animal de la Universidad Estatal de Oregón, que no participó en este estudio, señaló: “A menudo damos por sentada nuestra capacidad para comprender a las personas y a los animales con los que estamos cerca y con los que vivimos. Vale la pena hacer estas investigaciones porque nos muestran que no siempre somos precisos y nos ayuda a comprender dónde están nuestros puntos ciegos, que realmente nos beneficiamos al tener múltiples fuentes de información”.
Que no logremos decodificar las señales de descontento felino, no debería resultarnos una sorpresa: “Es más probable que percibamos que nuestros animales experimentan emociones positivas porque queremos que lo hagan. Cuando vemos a nuestras mascotas, nos hace sentir bien, y nuestro estado emocional positivo en respuesta a los animales nos da estos lentes de color rosa”, explicó la doctora Udell.
El ronroneo no siempre es una señal de serenidad y seguridad: “Este sonido se puede manifestar en situaciones incómodas o estresantes”, dijo la doctora Mouzon. “Son una forma de calmarse a sí mismos”, aclaró Kristyn Vitale, profesora asistente de salud y comportamiento animal en la Unity Environmental University en Maine, para el periódico norteamericano. Ella tampoco participó en el nuevo estudio.
Sucede lo mismo cuando se utilizan criterios caninos en comportamientos felinos, debido a que la mayoría suele interpretar, por ejemplo, el movimiento de cola como algo positivo. En este sentido, la doctora Udell aclara: “En realidad, hay muchas señales diferentes y sutiles que se pueden emitir con la cola. ¿La cola se mueve más hacia la izquierda o hacia la derecha? ¿A qué velocidad? ¿Está por encima o por debajo de la línea media? Todos esos detalles significan emociones completamente diferentes. Algunos de ellos están felices. Algunas son señales de advertencia previas a la agresión. Puedes ver toda la gama con solo mover la cola”.
De acuerdo con los investigadores, este tipo de estudios puede colaborar en la comprensión entre los dueños y las mascotas y también promover el bienestar animal. Para ilustrar mejor esta afirmación, la doctora Mouzon hizo referencia a la costumbre de los gatos de morder de repente. “Con el tiempo, cuando los gatos se comunican y los humanos no entienden, el gato simplemente muerde porque con el tiempo han aprendido que esta es la única manera de detener algo”.
A su vez, la doctora Udell y su equipo están considerando si los gatos pueden ser adecuados como animales de terapia o para ayudar a niños con diferencias en el desarrollo. “Estas intervenciones son cada vez más importantes cuando analizamos la salud mental, cuando analizamos a los niños que tienen dificultades para vincularse con las personas, si analizamos lo que ahora se considera la epidemia de la soledad”, explicó la experta. Y continuó: “Todos estos son lugares donde la compañía animal puede marcar diferencias realmente grandes”.
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