La verdad detrás de la creencia de que los gatos tienen 7 vidas
En los países anglosajones, las personas creen que los gatos poseen nueve vidas; la principal razón de la antigua creencia popular se basa en su particular fisiología
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Arraigada en la cultura popular desde hace décadas, la antigua creencia de que los gatos poseen siete vidas no se basa en un mito urbano, sino que su raíz se encuentra en su particular anatomía, que les permite sobrevivir a situaciones de extremo peligro.
Repetido durante generaciones, el mito de que los gatos tienen siete vidas recorrió el mundo desde España hasta Latinoamérica, en el que el siete contiene un significado especial dentro de la cultura -siete días de la semana, siete pecados capitales, etc.-, y se instaló en la sociedad de un modo peculiar.
A diferencia de los países latinos, en los anglosajones el número elegido indica que poseen nueve vidas, retomado de la mitología egipcia que señala que el dios del sol, Ra, se trasladó al averno tomando la forma de un gato con nueve vidas; contando así además de la suya las de otras deidades -Shu, Tefnut, Nut, Geb, Isis, Osiris, Neftis y Seth-. En la creencia turca y árabe, el número se reduce a seis.
Lejos de basarse en un simple mito urbano, la génesis de la creencia popular radica en la fisiología de los gatos, diferente al resto de los animales, con una capacidad única para escapar ilesos de situaciones de alto riesgo. Pese a que es palmario que estos animales solo poseen una vida -como el resto-, sus habilidades para sobrevivir a caídas desde grandes alturas, golpes fuertes y escenarios similares los mantienen nimbados de invulnerabilidad.
La particular anatomía de los felinos
Tras años de evolución y adaptación a ambientes variados en los que se vieron obligados a sobrevivir mediante la caza, la anatomía de los gatos los convirtió en un animal único con capacidades especiales para dominar las caídas, además de poseer una admirable destreza y asombrosos reflejos. Su columna vertebral, flexible por demás, en conjunto con la ligereza de su cuerpo, les permite orientarse en caso de una caída de gran altura para enderezarse y no sufrir daños.
Sin ir más lejos, un estudio del biólogo Jared Diamond, publicado en el año 1988, analiza los casos de 132 gatos que cayeron desde diferentes alturas, y 104 de ellos sobrevivieron. El biólogo resalta la situación de una gata llamada Sabrina, que cayó desde un piso treinta y dos, y solo sufrió la rotura de un diente y un colapso pulmonar.
Es por eso que la antigua creencia encuentra razones lógicas en la anatomía de los felinos, sin embargo, la mejor opción es maximizar los cuidados para todas las mascotas y prevenir de este modo lesiones graves en el futuro.
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