La increíble reacción de un gato al ver a su hermano Golder retriever volver a su casa después de una operación
El emocionante reencuentro entre estos animales se volvió viral en las redes sociales; cómo es posible que estas dos especies sean “amigas” y por qué se suele pensar que no lo son
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Un lugar común todavía vigente es que los perros y los gatos son archienemigos. “Pelean como perro y gato”, dice un refrán popular. De este dogma del sentido común, se infiere a menudo que es imposible que una pareja de estas dos especies pueda vivir bajo un mismo techo. Sin embargo, a veces hay experiencias que ponen en duda incluso los clichés más rígidos.
En un reciente video viralizado en TikTok, un gatito atigrado no solo se acerca sin miedo a un enorme Golden retriever, sino que también llega a lamerlo con cariño y cuidado cuando su amigo se recuesta sobre la alfombra de su hogar. El video sorprendió a muchos que creían que este gesto era imposible, y también tocó el corazón de algunos. Un usuario comentó: “Él lo espera porque lo extraña y lo lava. Eso es amor y unión”.
Este episodio emocionante, capturado en cámara y compartido en internet, puede entenderse mejor en contexto. Ambos animales eran mascotas de una misma casa y fueron criados juntos desde que eran pequeños. Hace unos días, sin embargo, el amigo canino tuvo que atravesar una cirugía, y esto implicó para el felino un largo tiempo sin su fiel compañero. A pesar de la espera, el perro dorado finalmente pudo regresar después de su operación, y una de las primeras cosas que recibió fue el saludo de su viejo camarada.
De dónde viene la leyenda de los némesis
Una experiencia conmovedora como esta lleva a muchas personas a cuestionarse de dónde proviene la creencia de la rivalidad entre estas dos especies. Según un artículo especializado, el principal problema que despierta el enfrentamiento es la diferencia de lenguaje. Tanto los gatos como los perros se comunican a través de los movimientos de su cuerpo, pero los movimientos que cada especie realiza tienen significados muy diferentes.
Un movimiento en el que especialmente pueden surgir los malos entendidos son las mociones de la cola. Por ejemplo, cuando un perro alza la cola ante otro animal, indica que lo desafía. En cambio, cuando un gato hace el mismo gesto, expresa un deseo de amistad. Asimismo, una cola agitada suele comunicar entre los caninos felicidad y emoción, mientras que en los felinos se trata de enojo e irritación.
Debido a estas contradicciones en los sentidos de sus movimientos corporales, estas dos criaturas tienden a enfurecerse y a entrar en conflicto. De ese modo, un encuentro en el que se intercambian gestos mal comprendidos acaba en rasguños, ladridos y gruñidos. De allí viene la concepción divulgada de la enemistad entre perros y gatos.
Cómo los enemigos pueden volverse amigos
El caso aparentemente excepcional del video genera dudas sobre cómo pueden convertirse en amigos las dos mascotas a pesar de las dificultades. Ante esta pregunta, un estudio reciente afirma que, si bien las barreras de comunicación son reales, la convivencia pacífica es más posible de lo que se cree. Un modo en que se superan los obstáculos es a través de la cría conjunta desde muy temprano. Algunos intentos de este método lograron mucho éxito. Aunque no se expresen de la misma manera, las criaturas hallan formas de comprensión mutua y hasta incluso pueden generar lazos de unión fuertes como el que muestra el video.
En el caso de mascotas de mayor edad, el desafío es más grande pero tampoco imposible. Algunas técnicas pueden ser de especial ayuda.
- Espacios privados: El dueño puede esforzarse en lograr que cada uno asocie un tipo de espacio de su casa como el propio. Normalmente, los gatos buscan superficies elevadas y lugares pequeños. Los perros, por otro lado, tienen preferencias opuestas. Por lo tanto, se puede aprovechar estas diferencias para distinguir entre espacios.
- Regulación de entradas: Se puede montar temporalmente puertas de juguete alrededor de los umbrales de las puertas de la casa para que el gato pase y el perro no. De ese modo, en caso de que una interacción no termine agradablemente, el felino puede volver ágilmente a su espacio mientras el canino permanece en el suyo.
- Paseos frecuentes: A veces, la hiperactividad canina puede tomar rumbos violentos cuando el dueño no la trata adecuadamente. Por ello, para evitar una lucha como efecto colateral, se aconseja sacar al perro a menudo hasta que se lo note más tranquilo.
Un factor que algunos también consideran es la raza. Tradicionalmente, algunas razas de perros que suelen tener buenas relaciones con los gatos son los Retrievers, los Poodles y los Pointers. Otros, en cambio, como los Sabuesos y los Terriers, no tienen ese tipo de reputación. Aun así, dado que cada animal es único, no es prudente confiar exclusivamente en este asunto. Cada mascota tiene su propia disposición individual, por lo que es mejor trabajar desde lo que se conoce de cada uno, que lo que se sabe de su raza.
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