La aterradora leyenda islandesa del gato Yule, el espíritu que asecha a los niños en Navidad
Esta tenebrosa historia asusta a los más pequeños durante las fiestas en Islandia desde hace siglos; ¿cómo hacen para protegerse del monstruo?
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Las leyendas forman parte de la tradición de casi todas las culturas a lo largo del mundo. Estas narraciones se transforman, con el paso del tiempo, en relatos cargados de simbolismo, enseñanzas y advertencias. Si bien hay muchas de ellas que están relacionadas con la Navidad, una de las más aterradoras es, sin dudas, la del gato Yule, el espíritu más aterrador de Islandia. Su historia no solo es un símbolo de la temporada, sino también una figura que pone a prueba la generosidad y el comportamiento de las personas durante las celebraciones.
El gato Yule o Jólakötturinn es un felino grande, de ojos brillantes y aspecto formidable, de aproximadamente 3.6 metros que, según cuenta la leyenda, asecha a los niños que no se portaron bien el año, quienes no estrenan ropa nueva en Navidad y pueden ser devorados por la criatura mítica en esta fecha festiva. Esta historia data de la Edad Media, tiempo en el que los gatos eran vistos como una amenaza por los cristianos, y está relacionada con el consumismo extremo.
La figura del gato Yule está íntimamente vinculada con los Yule Lads (Jólasveinar), unos traviesos personajes de la cultura islandesa. Se trata de un grupo de hombres que visita a los niños las 13 noches previas a la Navidad, para recompensarlos con golosinas y regalos. Sin embargo, aquellos que no se comportan como deben no reciben su visita; en su lugar, aparecerá el aterrador gato Yule la madrugada del 25 de diciembre.
Esta leyenda, por un lado, cumple la función de promover la generosidad, el trabajo y la buena conducta en la sociedad. Asimismo, era una forma de esparcir una advertencia para instalar miedo entre aquellos que no cumplen con las expectativas sociales de la época.
El vínculo entre la leyenda del gato Yule y la industria textil
De acuerdo a lo que comentó Helga Vollertsen, curadora de etnología del Museo Nacional de Islandia, en una entrevista para el medio Atlas Obscura, uno de los motivos por el que se instaló la creencia de que la única forma de ahuyentar al gato Yule es con ropa nueva fue la necesidad de aumentar la producción textil en el país.
“Durante los largos y oscuros meses de invierno, la actividad principal en las granjas era trabajar con la lana y eso era lo que ocupaba a la mayoría de los miembros de la familia”, detalló la especialista. “La gente era pobre y no podía permitirse el lujo de ser holgazana, por eso creo que las historias del Gato de Yule alentaban a la gente a trabajar más duro”, añadió. El relato, entonces, fue una forma de garantizar la supervivencia en tiempos difíciles.
En la actualidad, la figura del gato Yule trascendió las fronteras islandesas y ya es parte de las celebraciones navideñas en otros países escandinavos. En varios sitios de Europa se crearon ilustraciones de este felino y es usual ver a muchas de ellas en figuras decorativas que se venden en mercados y ferias durante las fiestas de fin de año.
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