Estos son los mejores secretos para lograr una convivencia sana entre perros y gatos
Si bien existe una idea de enemistad entre estas dos especies, hay claves para que puedan tener una cohabitación armoniosa; de qué depende que se puedan convivir sin conflictos
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Hay una famosa frase que se utiliza mucho cuando dos personas se llevan mal que es “como perro y gato”, pero surge la duda de si esto es realmente cierto o simplemente una idea que viene de los dibujos animados. Está comprobado que la convivencia armoniosa entre esos animales bajo el mismo techo es factible y, de hecho, puede derivar en grandes amistades, pero aún no está claro qué es lo que se necesita para florecer esta relación.
Un sitio especializado en felinos asegura que perros y gatos pueden perfectamente ser amigos y que, incluso, hay gatos que prefieren convivir más con perros que con otros ejemplares de su misma especie, dado que son menos sociables o más territoriales. En ese sentido, una cohabitación armoniosa depende, por lo general, más del perro que del gato, porque este puede tolerar cualquier criatura que no le suponga una amenaza. Es decir, el can debe evitar comportamientos que resulten intrusivos o agresivos para el felino.
El requisito esencial para que esta relación funcione es una buena socialización y una adaptación paciente, aunque también depende del carácter de cada animal. Al igual que con las personas, cada perro y gato es diferente: algunos son más sociables que otros, lo cual facilita que se lleven bien. Las relaciones entre ambos pueden variar desde una simple tolerancia sin demasiados conflictos hasta una amistad profunda en la que incluso pueden dormir juntos. Para lograr esta coexistencia, es fundamental entender las necesidades de cada especie e individuo, ser paciente, y respetar sus tiempos, y, de esta manera, evitar situaciones tensas desde el principio.
Según un artículo de la revista especializada Zooplus, las diferencias de comportamiento entre perros y gatos se deben a su evolución y a sus características biológicas, que explican sus actitudes y formas de interacción actuales. Los perros, al evolucionar como animales de manada, desarrollaron una naturaleza más cooperativa y orientada hacia la convivencia en grupo, mientras que los gatos, al ser cazadores solitarios, se adaptaron a ser más independientes y a depender menos de otros para sobrevivir.
Pero esto no significa que los gatos sean necesariamente solitarios. Esta especie, a diferencia de los perros, se agrupa de manera informal durante un tiempo limitado o se encuentra con sus vecinos de manera esporádica. Asimismo, son extremadamente flexibles y capaces de adaptarse y dominar situaciones nuevas.
¿Cómo socializar perros y gatos?
Un sitio especializado en el mundo animal explica que la mejor receta para que esta relación funcione es adquirir un gatito y un cachorro al mismo tiempo, así crecen en compañía. Durante las primeras doce semanas de la vida de un perro y las primeras nueve semanas de un gato, atraviesan su período más intenso de desarrollo social. Por lo tanto, si se conocen desde ese momento, se aceptarán como parte de su vida normal. Lo más difícil resulta cuando se presentan un perro y un gato ya maduros porque sacan sus instintos más territoriales. Sin embargo, con el tiempo pueden acostumbrarse y coexistir bajo el mismo techo.
Por su parte, otra recomendación es familiarizar al otro con el olor de un animal al otro antes de su primer encuentro físico. Se pueden intercambiar mantas, juguetes o incluso platos de comida. También es una buena idea mantener a ambos en habitaciones conectadas durante unos días o semanas, así pueden olfatearse uno a otro por debajo de las puertas.
El siguiente paso es dejar al perro en una habitación con la puerta abierta pero sujetado de algún lado para que no esté suelto. Luego, el gato puede esconderse en la parte superior de algún mueble, así pueden verse entre sí de lejos.
Por último, antes del gran encuentro, se recomienda que ambos estén bien alimentados y que hayan hecho algún tipo de ejercicio, como para que estén un poco cansados. El perro, por su parte, tiene que estar atado.
¿Cómo saber si van a ser compatibles?
Un artículo de un medio especializado en gatos explica, mediante distintos escenarios, que hay que tener en cuenta el carácter del perro para saber con qué tipo de gato puede llegar a ser compatible.
- Un perro muy nervioso y activo es más compatible con un gato joven y sociable, ya que el perro querrá jugar y, a un gato más tranquilo, podría generarle estrés.
- Un perro tranquilo o mayor se podría llevar mejor con un gato igualmente tranquilo, ya que el perro lo ignorará y esto brindará seguridad al gato.
- Si el perro es muy miedoso, un gato muy territorial podría empeorar la situación, por lo que lo ideal sería un gato tranquilo.
- Un perro tranquilo pero juguetón podría tener un buen vínculo tanto con un gato también juguetón como con uno mayor y más calmado.
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