El truco con el que lograrás que tu perro no orine más adentro de tu casa
Usar esta técnica de adiestramiento será útil en el futuro si se practica con paciencia y consistencia y nunca con violencia física; el paso a paso
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Uno de los desafíos más comunes y frustrantes de los primeros días en que decidís tener un perro es enseñarles a no hacer pis en el interior de la casa. Pero con paciencia, consistencia y técnicas adecuadas de entrenamiento es posible modificar este comportamiento y lograr que el can aprenda a hacer sus necesidades en el lugar correcto, que es afuera y dentro de sus horarios de paseos cotidianos.
En primer lugar, se debe considerar que los perros, en numerosas ocasiones, orinan para marcar territorio. En general, en estos casos solo rocían unas gotas de pis para recordar que ese espacio es supuestamente suyo. Para quitar esta costumbre, lo ideal es preparar algún repelente natural para perros que, por su olor, aleje al animal de las zonas que haya marcado.
El vinagre puede ser muy útil debido a que neutraliza el olor que desprende la orina y de esta manera confundirá al canino respecto del lugar que había elegido para hacer pis. Por otra parte, a los perros no les gusta el olor ácido que desprende el vinagre, por lo que no volverá a acercarse a ese espacio y, de a poco, irá entendiendo que ningún ambiente de la casa es propio para hacer sus necesidades.
El limón es otra opción de repelente debido a que a los perros tampoco les agrada su aroma. Para prepararlo, se mezcla el jugo de un limón con dos tazas de agua y luego se coloca en un rociador para esparcirlo en el lugar que el perro suele hacer pis. Para reforzar la operación, se puede agregar un pequeño puñado de pimienta de cayena. De esta manera, el can se sentirá molesto por el picor que genera este ingrediente y no regresará a la zona.
Uno de los trucos más efectivos para que el perro aprenda a hacer pis en la calle o en algún lugar fuera de la casa es impregnar un trapo o un papel de diario con su olor y llevarlo fuera de la casa donde uno quiera que orine. Una vez allí, se le acerca el trapo o el papel al hocico con el objetivo de que comprenda que allí sí puede descargar sus necesidades. Eso sí, habrá que establecer horarios fijos de salidas diarias para evitar que la vejiga del can se llene demasiado y no pueda contenerla.
Lo que debemos recordar es que se trata de un proceso que suele durar un tiempo, por lo que, como el perro no llega aprendido, hay que tener paciencia al principio y aceptar que mientras dure el entrenamiento es posible que haga pis adentro. Frente a este comportamiento, es importante no usar nunca la violencia, sino que simplemente alcanza con un “no” firme y con autoridad para que el can comprenda lo que no debe hacer.
En este sentido, hay que ser coherente. Si lo retamos y estamos enojados no sirve que inmediatamente después nos pongamos a jugar con el animal o le demos de comer porque estaremos confundiéndolo respecto de lo que queremos lograr. Mejor ser indiferente durante un rato y darle tiempo para que comprenda que ese comportamiento es inadecuado.
En el sentido contrario, también se debe demostrar que hizo lo correcto cuando lo llevamos a la calle y orina allí. En estos casos, conviene tener preparada una golosina como premio para que comprenda que esa es la actitud que estamos buscando.
Eso sí, si es un cachorro el que llega a la casa, hay que tener en cuenta la “regla de los quince minutos”. ¿Qué significa? Que debido a que los perros pequeños tienen la vejiga con poca capacidad, hay que sacarlos a la calle con más frecuencia, sobre todo, después de haber bebido, dormido o hecho actividad física.
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