Cuáles son los riesgos de permitir que tu perro te lama la cara

Los afectuosos besos que recibimos de nuestros perros al llegar a casa son vistos por muchos como un gesto de amor incondicional. Sin embargo, estos efusivos lengüetazos esconden más que una mera demostración de afecto y podrían implicar algunos riesgos para la salud que a menudo no se toman en cuenta. Estas amenazas merecen una mirada más detallada para entender completamente el impacto que pueden tener en nuestro bienestar.

Lamer es una conducta natural en los perros. Desde cachorros, utilizan esta acción para explorar su entorno y comunicarse, a través del olfato y el gusto. Al lamer a un humano, un perro no solo muestra afecto, sino que también recopila información sobre su entorno. Sin embargo, este contacto constante con elementos externos puede facilitar la transmisión de microorganismos indeseados. La transición de un gesto tan inocente a un potencial riesgo sanitario destaca la complejidad de nuestras interacciones con los animales domésticos.

Es crucial considerar que, además de las bacterias, los perros pueden estar expuestos a parásitos y otros patógenos, especialmente aquellos que tienen acceso al exterior y muestran comportamientos como ingerir heces o husmear en áreas sucias. Estas conductas aumentan el riesgo de que porten organismos potencialmente peligrosos para las personas. De hecho, la presencia de estos patógenos puede convertir un simple lamido en una ruta de transmisión de enfermedades.

Aunque muchas de estas bacterias son inofensivas, algunas pueden ser zoonóticas, es decir, transmisibles a humanos. Un ejemplo es el Capnocytophaga canimorsus, una bacteria que, aunque rara, puede ser letal para personas con sistemas inmunológicos debilitados.

Según una investigadora del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, aunque el riesgo de infección general es bajo, no debe ser ignorado. Las enfermedades pueden transmitirse al contacto con las membranas mucosas, como la boca, los ojos o la nariz. Un simple lamido en la cara puede exponer a las personas a gérmenes que, en casos extremos, pueden resultar en infecciones graves.

Investigaciones recientes comenzaron a mostrar estos efectos. Por ejemplo, un estudio sugiere que las bacterias en la boca de los perros podrían influir en el desarrollo de alergias y asma en humanos.

Consejos para evitar que estos lamidos nos hagan mal

Para minimizar los riesgos asociados con los lamidos de perro, un sitio especializado en temas veterinarios compartió algunos consejos prácticos:

• Mantener una buena higiene: Es importante lavar regularmente las áreas donde los perros suelen lamer, como las manos y la cara, y asegurarse de que los perros estén limpios y bien cuidados.
• Evitar lamidos en la cara y en heridas abiertas: Es prudente enseñar a los perros a no lamer la cara de las personas, especialmente la boca y los ojos. También es crucial evitar que laman heridas abiertas.
• Control veterinario regular: Es fundamental asegurarse de que los perros estén al día con sus vacunas y desparasitaciones. Esto reduce el riesgo de que porten bacterias y parásitos peligrosos.
• Educación y adiestramiento: Se puede enseñar a los perros a no lamer como forma de saludo. Puede reemplazarse este comportamiento con otros como sentarse o dar la pata, que son menos riesgosos para la salud humana.
• Evaluar y manejar los hábitos del perro: Se recomienda supervisar las áreas donde los perros juegan o exploran para minimizar su contacto con fuentes potenciales de infección.
• Consultar a un experto: Si hay preocupaciones sobre los hábitos de lamer de los perros o su salud en general, es aconsejable consultar a un veterinario o a un especialista en comportamiento animal.

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