Criatura marina: el animal capaz de producir su propio alimento que deja sin palabras a los científicos
Existe un tipo de insecto que genera energía gracias a una transformación metabólica pocas veces vista; los detalles de cómo lo realiza y en dónde puede hallarse
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El planeta Tierra está repleto de especies de seres vivos que a menudo resultan ser impactantes para la comunidad científica por lo que son capaces de hacer. Si bien la mayor parte de los animales e insectos funcionan de una forma ya conocida para los científicos, existen algunos que no dejan de sorprender. Este es el caso de una babosa que produce su propio alimento, algo que para muchos, contradice las reglas de la biología.
Alrededor del globo se pueden encontrar diferentes insectos que llaman la atención por sus colores, forma de vida y existencia misma. Desde las abejas y su organización para producir la miel, hasta las hormigas y la escala en la que se distribuyen las tareas para el bien del hormiguero. O mejor aún, la resistencia de las cucarachas a cualquier embate climático. Sin embargo, la babosa verde de mar, que se conoce en el campo de la ciencia como Elysia chlorótica, deja perplejos a los investigadores.
Según la Encyclopedia of Environtment, esta especie genera energía gracias a un proceso de fotosíntesis. A lo largo de su vida ―entre nueve y 10 meses― llega a medir hasta cinco centímetros de largo. Es pequeña y se encuentra en aguas poco profundas de la costa atlántica de América del Norte. Desde Florida hasta Nueva Escocia. Su aspecto es similar al de una hoja, de un color verde muy puro, que le provee siu tipo de alimentación.
La enciclopedia Británica asegura que fue uno de los primeros animales que se pensó que eran capaces de fotosintetizar lo que ingerían y crear clorofila, al igual que las plantas, que usan este método debido a la luz solar para transformar el dióxido de carbono en carbohidratos. El sitio británico señala que la capacidad fotosintética de la Elysia chlorotica “parece provenir de la incorporación temporal de cloroplastos (estructuras fotosintéticas dentro de las plantas) Vaucheria litorea, un alga de color verde amarillento que consume, en las células que rodean el tracto digestivo de E. chlorotica”.
A simple vista parece una hoja caída de un árbol, pero no. En su curso diario es similar a cualquier babosa de caracol, pero cuando la luz solar le pega, de inmediato extiende sus extremidades traseras y su forma cambia por completo. Es así como absorbe lo necesario para obtener energía.
La vida de la Elysia chlorótica no es muy diferente a al de otras especies marinas, como los moluscos, que también poseen una característica similar a esta, ya que utilizan los cloroplastos en su etapa larvaria para alcanzar la adultez. Aquí sucede a la inversa, donde la babosa marina “parece alimentarse de algas solo al comienzo de su existencia, luego obtiene su energía exclusivamente de la fotosíntesis. Los experimentos han demostrado que en presencia de luz y dióxido de carbono, la Elysia chlorótica es capaz de incorporar el dióxido de carbono a su materia orgánica mediante la fotosíntesis”.
En tanto, los expertos aseguran de que la presencia de los cloroplastos en la vida de estos insectos de forma permanente puede ser algo contradictorio, ya que en las plantas, para realizar la fotosíntesis, requieren de proteínas sintetizadas en el citoplasma, pero aquí esto no se repite, lo que se convierte en algo “problemático”. Según un estudio, el consumo de algas verdes por parte de Elysia chlorótica genera una transferencia genética que permite a los cloroplastos alojarse en el huésped (babosa) y así funcionar hasta su muerte.
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