Cómo los gatos eligen a sus humanos favoritos
Los felinos, a pesar de ser considerados independientes, son muy sociables y forjan vínculos muy fuertes con sus dueños; cuáles son las acciones que hacen que prefieran a una persona en particular
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Los gatos son animales enigmáticos que, a pesar de su fama de independientes, pueden formar vínculos muy especiales con las personas. Sin embargo, a diferencia de otras mascotas, no siempre es evidente cómo eligen a su humano favorito. Para comprender mejor esta fascinante relación, es importante explorar sus raíces históricas y los factores específicos que influyen en sus preferencias.
El vínculo entre gatos y humanos no es algo reciente. Se remonta a hace más de 9000 años en Egipto, cuando los gatos comenzaron a convivir con las primeras comunidades agrícolas. En ese entonces, estos felinos eran atraídos por la abundancia de roedores en los graneros, y las personas, al reconocer su utilidad, comenzaron a valorarlos como aliados naturales en el control de plagas. Con el paso del tiempo, esta relación puramente funcional evolucionó hacia una conexión simbólica y emocional que sigue vigente en nuestros días.
Curiosamente, los gatos no perciben a los humanos como seres completamente diferentes, sino más bien como “versiones gigantes” de ellos mismos, según explica la revista científica National Geographic. Esto explica por qué muchas veces adoptan, con las personas, comportamientos típicos de interacción entre gatos, como restregarse, un gesto que utilizan para marcar su territorio con las glándulas de olor que tienen en su cabeza, o amasar, una conducta que remite a su etapa de cachorros cuando presionaban con las patas el vientre de su madre para estimular la producción de leche. Ambos comportamientos reflejan comodidad y afecto hacia las personas.
Por esto, a diferencia de los perros, que ven a sus dueños como líderes en una jerarquía, los gatos tienden a considerar a las personas como compañeros en igualdad de condiciones. Esta disparidad en la forma de relacionarse se entienden mejor cuando se comparan con la evolución de otras mascotas, ya que conservaron un mayor grado de independencia, que los hace más selectivos a la hora de elegir a su humano favorito, ya que basan su elección en aspectos como la seguridad y el bienestar que esta persona les brinda.
Entre los factores más influyentes en esta elección, señalados por la web especializada Trusted Housesitters, destacan las experiencias positivas que el gato asocia con una persona. Dedicar tiempo a jugar con ellos, acariciarlos en sus zonas favoritas y respetar su espacio son acciones clave para ganarse su confianza. Además, los gatos valoran mucho las rutinas de cuidado, como mantener limpia su caja de arena, ofrecerles un lugar cómodo para descansar y garantizar su salud con visitas regulares al veterinario. Alimentarlos, por supuesto, es otro punto crucial, ya que quien proporciona su comida, especialmente si incluye premios, suele ocupar un lugar especial en el corazón del felino.
La personalidad del humano también juega un papel importante. Los gatos suelen sentirse atraídos por personas calmadas, respetuosas de su espacio y no intrusivas. Sin embargo, esto no significa que no puedan preferir a alguien más activo y juguetón, especialmente si disfrutan de las actividades compartidas.
Finalmente, es interesante considerar cómo las características individuales del gato también afectan sus preferencias. Algunas razas, como los siameses, tienden a ser más sociales y apegadas a una persona, mientras que otras, como los persas, son más independientes. Además, la edad y el sexo del gato también influyen: los gatos jóvenes suelen ser más curiosos y juguetones, mientras que los adultos mayores tienden a ser más tranquilos y selectivos. Por su parte, los gatos machos esterilizados a menudo son más afectuosos que las hembras, aunque este comportamiento varía ampliamente según el individuo.
Señales de que un gato no está a gusto con una persona
Aunque muchas veces los gatos quieren relacionarse con sus dueños, hay momentos donde estos animales no quieren estar en contacto con sus dueños, y es allí donde dan señales, como las que comparte en su página web la ONG Cats Protection, a las que hay que prestarle atención para mejorar el vínculo con ellos.
- Evita el contacto visual o se esconde: Cuando un gato no quiere interactuar, es común que rehúya al contacto visual o busque refugiarse en lugares donde no pueda ser molestado.
- Se muestra agresivo: Bufar, arañar o incluso morder son señales claras de malestar cuando alguien intenta acercarse o tocarlo.
- Rechaza las caricias: Prefiere mantenerse distante y evita cualquier tipo de interacción física, lo que indica que no se siente cómodo con la presencia de esa persona.
- Cambios en sus hábitos: Un gato incómodo puede alterar sus rutinas habituales, como orinar fuera de la caja de arena, algo que también puede reflejar estrés o incomodidad.
- Postura corporal tensa: Si su cuerpo se mantiene rígido y retraído, es una señal de que no se siente seguro o tranquilo.
- Falta de respuesta a juegos o interacción: Si no muestra interés en jugar o interactuar, puede ser una forma de expresar que algo no funciona en la relación con esa persona.
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