Un despido generó una situación de la que no parecía poder salir, hasta que su esposa tuvo una idea brillante
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Casi un año después de que lo despidieran de un trabajo en el que se había desempañado durante 15 años, el esposo de Gabriela Gueiman (47), Víctor Platón Akel (50), comenzó a sentir miedo, insomnio, crisis muy fuertes de ansiedad, falta de aire, taquicardias y dolores de cabeza, entre otros síntomas.
“Lo peor fue una noche, la primera de muchas, en la que se descompensó, le tome la presión y tenía 210/90. Se había desmayado y con mis dos hijos lo llevamos al hospital pensando que tenía lo peor: desde un derrame, pasando por un ACV o un infarto. No me olvido más porque era un hospital público (en Guayaquil, Ecuador) donde había muchas personas en todos los estados y nadie nos atendía, fue desesperante. La suba de la presión se suscitó por cuatro días consecutivos y la escena fue siempre la misma. El resultado médico de todos los exámenes era que padecía una crisis de ansiedad generalizada. No tenía nada a nivel físico, todo era psicológico”, recuerda Gaby.
¿Cómo influyó su estado de ánimo en la familia?
Durante los días posteriores Víctor, cuenta Gaby, vivía con altibajos emocionales, estaba asustado todo el tiempo, no soportaba el ruido, dormía mucho, dejó de manejar, de hablar y, una de las peores cosas, dejó de compartir tiempo con los chicos: Maximiliano (15) y Mijal (14).
“Su estado de ánimo influyó mucho en nuestros hijos. Maximiliano, inconscientemente, tomó un rol de protector del hogar. Yo le decía que no era su responsabilidad, ellos realmente tenían miedo de que los episodios siguieran o se intensificaran. Por mi parte, no entendía lo que estaba pasando y aunque suene duro prioricé a los chicos y su emocionalidad explicándoles cada cosa que estaba viviendo su papá porque yo también lo había pasado”.
Desde que se enteró del diagnóstico, Gaby, que es profesora de respiración y de meditación, se ofreció para poder ayudarlo, pero él se negó en forma rotunda. Si bien no estuvo de acuerdo en que su mujer sea su “terapeuta”, comenzó a hacer terapia con un psicólogo que, según cuenta su mujer, no le sirvió de mucho ni logró hacer ningún clic. “Porque él le contaba lo que sentía en el momento presente, no había una indagación sobre algunos sucesos emocionales durante toda su vida. Luego, le recomendé una terapeuta holística, pero al tener una mente tan cerrada obvio que no creyó en nada de lo que ella le dijo sobre su niño herido y la carga emocional que traía de su linaje familiar”.
Al que sí le hacía caso Víctor, según relata Gaby, era a su psiquiatra que le recetó varios medicamentos para poder superar esa ansiedad generalizada que para ese entonces ya se había transformado en una profunda depresión. “Era un cóctel entre ansiolíticos, antidepresivos, otras pastillas que eran para noquearlo, no sé, eran muchas cosas. Literalmente, estuvo así un mes.
Ya en mi casa había una situación de cansancio con los chicos, no podían tener un día a día normal. Estábamos agotados porque no podíamos ni salir porque mi esposo no se podía quedar solo, tenía miedo, inseguridad o estaba dormido”.
A Gaby se le prendió la lamparita
Una de las pocas actividades que realizaba Víctor en el día a día era pasar mucho tiempo viendo perfiles en Instagram de amigos o conocidos que, aparentemente, tenían una vida muy feliz, en contraposición a lo que él estaba viviendo en carne propia.
“Al notar que en sus momentos de lucidez estaba con su celular, viendo lo felices que eran otros, pensé que el camino era por ahí, poder llegar a él, sin que se diera cuenta que era yo. Entonces, se me ocurrió lanzar una cuenta en Instagram para que él pudiera seguirla y canalizar sus emociones por medio de mensajes directos y precisos a cada uno de sus pensamientos negativos y tóxicos. Creé esta página (@mentepositivarz), agarré su celular, eliminé algunos pseudoamigos y puse una campanita para que le sonara el teléfono cuando mi cuenta subía un post que eran todos indirectamente dirigidos a él. Mi esposo se despertaba y decía una frase negativa y deprimente, yo corría al baño y subía algún mensaje positivo a su frase negativa como, por ejemplo, `si hoy tu día es oscuro y deprimente, es una gran oportunidad para hacer algo productivo y creativo para subir ese estado de ánimo. Activate y no dejes que tu mente te domine`”, relata Gaby con lujo de detalles.
“Necesitaba llamar su atención”
El nombre del perfil, explica Gaby, lo eligió ya que como la mente de su marido estaba tan negativa, ella debía transformarla en positiva. El rz es por el apellido de su mamá (Rzeszotko), un indicio que él nunca descubrió.
“Yo necesitaba llamar su atención, obviamente él no sabía que era yo quien estaba tras la cuenta. Él es de descendencia árabe, yo soy judía y para las dos razas, por decirlo de alguna manera, el ojo turco o Nazar, como se le llama, simboliza lo mismo y sabía que ese símbolo le llamaría la atención.
Mi objetivo era que él leyera los mensajes y que a raíz de eso lograra cambiar el enfoque de lo que estaba viviendo. Si no lo podía escuchar de mí, que lo leyera de alguien, así fuera yo encubierto”.
A los 15 días de empezar a seguir la cuenta, Víctor le contó a Gaby lo que le estaba sucediendo. “No sé cómo, pero siento que me estuviera hablando a mí. Es muy loco, pero siento que me lee el pensamiento”, le dijo, mientras su mujer esbozaba una sonrisa de esas que no se muestran hacia al exterior. Y al poco tiempo comenzó a escribirle mensajes privados a @mentepositivarz comentándole que el perfil era de gran ayuda para la enfermedad que estaba atravesando.
“Lo guiaba inconscientemente a que me contara cosas de su infancia”
“Desde que empecé a tener una interacción con él vía mensaje directo con la página fui guiando sus pasos para que él los fuera poniendo en práctica.
Lo primero era que él supiera que no estaba enfermo y que no se iba a morir, por eso le recomendé que se hiciera un chequeo completo con un médico general. El médico, que además de ser de gran renombre en Guayaquil, era amigo del papá de mi mejor amiga por lo que entre los dos le dijeron que esas medicinas que él estaba tomando estaban descontinuadas en lo que se refiere a crisis de ansiedad y que el otro psiquiatra estaba haciendo un negocio con su salud. El doctor lo ayudó a eliminar las medicinas de su cuerpo, una desintoxicación y yo, por mi parte, como @mentepositivarz le enviaba ejercicios de respiración para bajar su estado de ansiedad”.
Gaby cuenta que el ida y vuelta entre su perfil de Instagram y su marido era muy cómico porque muchas veces él estaba al lado suyo y le comentaba lo que le escribía a esa persona que estaba del otro lado de la cuenta. “A él no le interesaba si era hombre o mujer quien lo estuviera ayudando, sino que él sentía que lo que la persona le decía lo motivaba a tomar acción. Al conocer su historia de vida, sabía por dónde tenía que ir la atención, entonces lo guiaba inconscientemente a que me contara cosas de su infancia”.
El cambio de Víctor no fue de un día para otro sino que se trató de un proceso. Cuando pasaron seis meses de ese ida y vuelta él ya había dejado de tomar los diferentes medicamentos que le había recetado el psiquiatra y para la misma época había vuelto a compartir la cena con su mujer y con sus hijos.
Víctor conocer la verdad de la historia
Una noche, antes de irse a dormir, Gaby y Víctor tuvieron un diálogo tan impensado como disparador para hablar de lo que hacía un tiempo tenían que conversar.
-¿Vos me sos infiel? -le preguntó Víctor ante la atónita mirada de la madre de sus hijos.
-¿Por qué me preguntás eso? ¿De dónde sacaste esa idea? -le contestó Gaby.
-Todas las noches te veo chateando con el celular.
-Y vos pensás que voy a ser tan descarada de estar hablando con mi supuesto amante al lado tuyo.
-No sé qué decirte.
-¿Qué pasaría si yo pensara lo mismo de vos que me hablás todo el tiempo de una tal Mente Positiva que te está ayudando a salir de tu depresión. El que nada debe, nada teme.
-¿Cómo insinuás algo así?
-Sabes algo, sí, chateo todos los días con un hombre y ese hombre sos vos -le dijo Gaby.
¿Cómo que conmigo? -le preguntó, incrédulo, Víctor.
- Sí, yo soy @mentepositivarz.
“No lo podía creer, le mostré el perfil de la página y literalmente se emocionó mucho, no podía creer que era yo y que él no había aceptado mi ayuda desde el primer día. Cuando tomó conciencia de que yo era @mentepositivarz y que había estado todo el tiempo a su lado sintió mucha seguridad”.
-¿Y ahora? -le preguntó Víctor.
-¿Ahora qué? -le contestó Gaby.
-¿Qué vas a hacer con el perfil?
“A esas alturas tenía casi 70.000 seguidores, algo que no me había propuesto porque tampoco sabía de tecnología como para llegar a esa cantidad. Pero eso te da la pauta de que no solo él se sintió identificado y ayudado por la página, sino todos los demás también. Y le respondí que iba a continuar porque de su situación apareció mi misión. `Tu camino abrió mi camino`”.
Los ojos del amor propio
Si bien Gaby no sabe cómo hizo para tener, en la actualidad, más de 1.000.000 de seguidores, evidentemente el contenido que ella publica (meditaciones, vivos, reflexiones, etc) llega a cada uno de los corazones de las personas que desean leerla o escucharla.
“Todos los días dedico un tiempo solo para leer mensajes y responder en la medida que se pueda. Hay gente que sigue la cuenta desde el mes de creada y a muchos ya los identifico, son fieles seguidores de la página. Siento que tengo una gran responsabilidad porque no se juega con las emociones. Ya a estas alturas sé que hay alguien del otro lado que espera el posteo positivo o el vivo para motivarse o aprender alguna nueva herramienta o técnica que lo haga salir de su estado. En cierta forma todos son un poquito mi esposo”, dice.
Gaby se define como una persona feliz y, por sobre todas las cosas, muy conectada al momento presente. ¿Qué mensaje le darías a las personas que se encuentran deprimidas?
“Todo en esta vida tiene solución, solo tienes que cambiar el enfoque hacia dónde estás mirando. Cree en ti, no pierdas la fe, la fe mueve montañas. El cambio lo haces tú, no busques afuera lo tienes adentro. Solo aprende a ver con los ojos del amor. El amor propio”.
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