Te contamos las técnicas para cuidarlos y que se mantengan saludables aún en invierno
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Las protagonistas de las praderas naturalizadas ya se ganaron un bien merecido lugar en los canteros de jardines de cualquier tamaño. Las gramíneas se adaptan a cualquier alternativa y tamaño de jardín y aportan su belleza natural. Desde Mainumbí, Nicolás Mulcahy nos muestra algunas variedades novedosas y su manejo invernal.
La importancia de las gramíneas en el paisajismo naturalista ha generado en hibridadores de diferentes partes del mundo un gran interés y esfuerzo hacia la selección de nuevos cultivares, en que se logran introducir atributos valiosos.
Estos cambios son muy apreciados en el diseño del paisaje. Las especies y cultivares de gramíneas deben agregar valor estético y estructural al jardín o pradera.
En invierno, es común ver especies y cultivares que pasan del verde o plateado al brotar, lentamente al amarillo, dorado, naranja, cobrizo, rojizo y hasta violáceo durante la misma estación.
Ciertos factores ambientales –como la fertilidad del suelo, la intensidad de la exposición solar, las temperaturas diurnas y nocturnas– e incluso la combinación de todos los factores acentúan estos cambios.
La fertilidad del suelo es generalmente contraproducente, porque incrementa el desarrollo de las especies y cultivares susceptibles al vuelco en aquellas de porte erecto, cuando este es en realidad el atributo buscado.
La intensidad de la exposición solar es esencial para los colores, particularmente los grises y plateados o azulados, ya que los intensifica
Las temperaturas, especialmente las nocturnas en otoño e invierno, combinadas con la reducción rápida de la cantidad de luz solar, acentúa los cambios al violeta, cobrizo y negro. También son muy importantes para la inducción floral de ciertas especies.
Los cuidados en invierno
Con el crecimiento exponencial del paisajismo naturalista, se le ha dado suma importancia a la “consociación” de especies, es decir, a la asociación de plantas que pueden convivir en forma estable y persistente sin invadirse entre sí, teniendo en cuenta también su color, su forma y su porte a lo largo de las estaciones.
Teniendo estos factores en cuenta, la temporada invernal pasa a ser de gran importancia en las gramíneas.
La presencia de semillas en las inflorescencias suele agregar valor a sus aspectos estéticos, estructurales, y también es un aporte de granos para las aves durante esa temporada. Ya que en los nuevos cultivares los atributos invernales son muy destacables, cada vez más se dejan las plantas sin podar hasta fin de la estación.
Existen dos momentos importantes en el manejo de las gramíneas, representados por el corte y limpieza según su ciclo. Hay que tener en cuenta que los canteros y praderas están generalmente asociados con otras herbáceas e, incluso, con arbustos y árboles. Esto implica que las praderas más diversificadas en especies requieren manejos de podas diferenciados.
Para cualquiera de las especies, es esencial activar sus yemas de crecimiento, por efecto del aire y de la luz. Se deben evitar los “centros muertos”, que tanto afean las plantas. Al cortarlos, se activan las yemas de crecimiento. Hay que cortar la planta a ras, en forma bien horizontal.
- Especies que se cortan y dividen a fines del invierno, principios de la primavera. Estas gramíneas deben cortarse hasta los nuevos brotes de primavera, sin dejar que estos superen los 15 cm aproximadamente (y según la especie). Lo ideal es que se permita el ingreso de aire y de luz a la partecentral, y se activen todas las yemas en forma pareja. En el Gran Buenos Aires, el crecimiento de las primeras hojas nuevas puede verse en el comienzo de agosto en especies como el Panicum virgatum, Miscanthus sp., entre otras. Este también es el momento de hacer el trasplante y división si se desea. Nunca trasplantar con heladas invernales, ya que la planta en dormancia es más sensible al frío.
- Especies que se cortan y dividen en otoño, cuando se ven las primeras hojas nuevas. Hay especies que requieren acumulación de horas de frío para inducir su floración en la primavera siguiente. En el Gran Buenos Aires suele hacerse a fines de marzo, en especies como Calamagrostis acutiflora y Poa iridifolia, entre otras.
Herramientas de poda
En grandes parcelas, la poda puede realizarse con tractor o desmalezadora, especialmente en praderas de verano. A medida que se van incorporando especies de invierno o leñosas, habrá que usar herramientas especiales y cortar con bordeadoras, motoguadañas con plato metálico, cortadoras de cerco, motosierras, etc.
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