Manos misioneras, a la obra
A 70 kilómetros de Posadas, un noble proyecto que actúa como puente solidario entre Buenos Aires y la gente de las colonias
Esta historia comenzó hace más de 20 años. Francisco Vigo se encontraba en la provincia de Misiones, más precisamente en Colonia Taranco, donde se enamoró de esa tierra, de esa gente. "Conviviendo con su realidad nació la necesidad de hacer algo concreto, algo desde el plano social. Entonces me animé y convoqué a otras personas para formar las bases de lo que hoy es Manos Misioneras", dice Vigo.
Casi diez años después, esta forma de ayuda social comenzó a gestarse en una fundación presidida por Francisco, que hoy se encuentra físicamente a 70 kilómetros de Posadas, pero que también está íntimamente relacionada con la provincia de Buenos Aires. Funciona de puente entre las donaciones y las colonias, y además se encarga de desarrollar proyectos en tres áreas fundamentales: educación, salud y familia. "Colaboramos con cinco escuelas y tenemos 500 chicos apadrinados, así como 2000 personas beneficiadas indirectamente", enumera el creador de Manos Misioneras.
Cuentan con un transporte escolar que evita que varios de los chicos caminen muchos kilómetros para ir a la escuela, una salita de salud y un centro donde se dictan talleres: culturales, costura, crochet, labores con venecitas y hasta nociones básicas de electricidad. También, los de salud, que manejan temas relacionados con la prevención, y los de recreación, que se enfocan principalmente en deportes como básquet y voleibol. "A través de estos talleres buscamos que se acerquen tanto mujeres y hombres, chicos y chicas, siempre trabajando desde la igualdad de género y oportunidades, intentando brindar nuevas posibilidades a la hora de buscar alguna salida laboral", explica Vigo.
Un eje central gira en torno del calzado. "Antes de que empezáramos a trabajar como fundación, allá por 2001, la deserción escolar por no tener calzado apropiado era del 56%", comenta Vigo. Este es un objetivo vital por el cual abogan todo el tiempo, y en el que cuentan con el aporte de Nike, Grimoldi y Lacoste, que los ayudan a que cada uno de los 500 chicos tenga garantizado al menos dos pares de zapatillas al año.
Durante este año encararon un nuevo desafío: refaccionar algunas viviendas con graves problemas edilicios; gracias al aporte de donaciones están terminando el primer hogar.
Para el año próximo, la idea es poner en marcha otros cuatro proyectos. El primero es productivo, orientado al trabajo con azúcar rubia, materia prima del lugar, con el fin de armar paquetes de un kilo para su comercialización en Buenos Aires y Misiones. El segundo es un proyecto de costura. A cinco familias se les enseñará a coser con diferentes máquinas para que puedan confeccionar sus joggings y remeras para el colegio. "En una primera etapa está orientado a que aprendan a abastecerse de su propia ropa y si todo sale bien, después desarrollar ropa para la venta", agrega Vigo. El tercer proyecto es de carpintería, y apunta a que los chicos puedan reparar los bancos y muebles de las escuelas y al igual que el proyecto anterior, comenzar con el desarrollo de muebles para su comercialización cuando estén más especializados. Por último, el cuarto proyecto es celebrar, incentivar y apoyar a todos los alumnos a que terminen el séptimo grado, organizando un viaje a Chapadmalal para que puedan conocer el mar.
"En este momento, y porque somos muy pocos, nos parece una buena oportunidad convocar a voluntarios que se entusiasmen comprometiéndose con algunos de los proyectos", invita Vigo. Una buena ayuda para Manos Misioneras sería contar con máquinas de coser; dinero para la compra de combustible del transporte escolar, o pasajes, ya que muchos de los recursos económicos se van en los viajes entre Misiones y Buenos Aires. "Le digo a quienes estén interesados en ayudar que no lo duden, que con muy poco se puede hacer mucho."
- Más datoshttp://manosmisioneras.org.ar/