Con los ojos completamente cerrados e inflamados por una severa infección y apoyada contra el cuerpo de su mamá, que usaba como referencia para orientarse en las calles. Así encontraron a Mafalda en una zona carenciada de la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe. La cachorra, que tenía en ese momento unos cinco meses, tuvo la suerte de haber sido vista pero es uno de los miles de casos de abandono que son moneda corriente a lo largo y ancho del país.
Sin mucho tiempo que perder se procedió al rescate de ella, su mamá y los otros cachorros que formaban parte de la camada. Pero la pequeña Mafalda necesitaba atención inmediata. Demodexia -mejor conocida como sarna- e infección bacteriana fue el diagnóstico del veterinario que le realizó el primer control. De modo que indicó un tratamiento para la sarna, antibióticos, cremas cicatrizantes para mejorar el cuadro en su hocico y baños para aliviar la comezón típica que produce la enfermedad.
"Los primeros días, además del dolor por la inflamación que produce la sarna, Mafalda tenía miedo. Estaba con la cola entre las patas. Para colmo, como no podía ver porque sus ojitos estaban cerrados, todo se hacía más difícil. Pero a la semana y una vez que empezó a sentirse mejor su carácter cambió por completo y pudo empezar a jugar y disfrutar de las caricias", cuenta Maite, una de las voluntarias de Animalistas de Rosario (@animalistasderosario), un grupo de voluntarios que trabaja en las zonas vulnerables de la ciudad de Rosario para rescatar y cambiar la vida de los animales que se encuentran en situación de calle o sufren maltrato y abandono.
Aunque el tratamiento para la sarna es lento, la evolución de Mafalda era favorable y llenaba de esperanzas a sus rescatistas. Los cuidados en la casa de familia donde estaba transitada, la buena alimentación, una adecuada limpieza del hogar y el amor que todo animal necesita hicieron que ella pudiera atravesar su rehablitación sin problemas. De modo que pronto estuvo lista para irse en adopción.
"Nos alegramos mucho cuando finalmente apareció una familia para Mafalda. Sin embargo, al poco tiempo tuvimos que dar marcha atrás con el proceso. La cachorra y el perro que ya vivía en su nueva casa no lograron adaptarse. Se hicieron diferentes intentos y de varias formas pero el perrito de la casa a veces se ponía agresivo y, por la seguridad de todos, tomamos la decisión de buscarle un nuevo hogar a Mafalda. Los adoptantes se pusieron tan tristes como nosotros. Pero, a veces, nos exceden ciertas situaciones y no queda otra opción que buscar una nueva alternativa", explica Maite.
"Desde que comenzó la pandemia no dejamos de rescatar animales"
Mafalda regresó entonces a su hogar de tránsito. Mientras espera a su familia definitiva, ya fue esterilizada. "Es una cachorra juguetona, con mucha energía y súper mimosa. Buscamos para ella una familia que tenga amor para dar, que le tenga paciencia, además de que puedan costear los gastos veterinarios que cualquier ser vivo necesita".
El trabajo de los rescatistas no termina sin embargo en cada adopción. En las calles, la mayoría de los animales que sobreviven a su suerte está sin esterilizar, sufren maltrato a diario, están desnutridos, con sarna, enfermedades infecto contagiosas (como moquillo o parvo virus), se alimentan de la basura y, aunque suelen estar adentro del hogar mientras son cachorros, al crecer quedan en la calle.
"Desde que comenzó la pandemia no dejamos de rescatar animales. Trabajamos con personas que tienen autorización para circular y ellos son los que trasladan a los animales ya sea a los hogares de tránsito, clínicas veterinarias u hogares de los adoptantes. Las adopciones, la difusión, las donaciones y todo lo que haga falta lo manejamos a través de las redes sociales, hoy en día una herramienta fundamental para nuestro trabajo". Pero, aunque la tarea es titánica, no es suficiente. Como primer medida, quienes rescatan animales aseguran que es necesario que el Estado asegure esterilizaciones masivas y gratuitas, además de educación con respecto a la tenencia responsable de un animal. Eso no es todo, es fundamental también que las autoridades intervengan y hagan cumplir la ley en los casos de abusos y maltrato.
"Mafalda hoy, completamente recuperada, está en busca de un hogar para toda la vida. Ella tuvo suerte, pero son tantos los casos que no podemos salvar a todos. Los voluntarios de cada protectora dejamos el corazón y el cuerpo en esto, pero no damos abasto; todo nuestro esfuerzo no es suficiente ante semejante demanda. Todos los días surgen nuevos testimonios de abandono, maltrato y ausencia absoluta de compasión. Los animales no pueden seguir esperando; nos necesitan. Y nosotros necesitamos del Estado. Nuestra tarea no se agota en mover el cielo y la tierra para salvarlos. Trabajamos constantemente para concientizar a las personas, adultos y chicos por igual, acerca de la importancia esencial de la esterilización como único mecanismo ético y moral de terminar con la superpoblación de animales que deriva en sufrimiento y abandono. Necesitamos que el Estado nos acompañe en esta tarea y ponga a disposición de las comunidades los medios para impedir la reproducción sin control", concluye la voluntaria.
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