Maca Sánchez: "En el colegio hacía vóley; el fútbol era para varones"
"Bueno, se terminó. Voy a escribir un libro sobre fútbol femenino y feminista en Argentina. Fav si lo leerías". Era el 10 de enero de 2019 y la futbolista Maca Sánchez publicaba en su cuenta ese tuit premonitorio. Todavía no se le había plantado a la UAI Urquiza, el equipo donde jugó por años y que decidió prescindir de un día para otro de sus goles, ni se había convertido en la primera jugadora en firmar un contrato con un equipo de fútbol en Argentina. Aunque se esperanzaba con la creación de una liga profesional, pensaba que sería un legado que disfrutarían sus sucesoras. Tampoco se imaginaba que ocuparía un cargo político como directora del Instituto Nacional de la Juventud (Injuve). Todo estaba por suceder, ese 10 de enero del año pasado, aunque no necesariamente en ese orden. Hoy, después de haber atravesado un 2019 inolvidable –acaso el único sinsabor fue haberse quedado afuera de la lista de 23 del Mundial de la categoría en Francia–, acaba de publicar su primer libro, El fútbol es mi rebeldía (Planeta). Ahí cuenta cómo se relacionó con la pelota desde muy pequeña, allá en Santa Fe, donde creció hasta que vino a probar suerte a Buenos Aires, como muchos chicos y chicas del interior. E intenta hacer una reflexión acerca de las libertades individuales: no solo las relacionadas al deporte, sino a la vida.
–Y pensar que cuando publicaste ese tuit habías aclarado que se trataba de un chiste...
–[Se ríe] Para mi era lejano escribirlo, después pasó todo el tema de la profesionalización, mi figura se hizo visible y me contactaron desde Planeta para hacerlo. Fue un desafío, nunca había escrito nada, salvo algunos artículos periodísticos. Al principio me costó, no sabía por dónde arrancar, pero con el correr de los días me fui ordenando con los pensamientos y recuerdos y me resultó más fácil.
–Se te conoce mucho por tu lucha, ¿qué otras cosas contás en el libro?
–Hay de todo: desde la primera vez que recibí una pelota como regalo, hasta mi adolescencia, cuando me vine para Buenos Aires, y el día que firmé el primer contrato profesional con San Lorenzo. Pero más allá de mi historia, intenté que sea una reflexión sobre la libertad de elegir, la importancia que tiene el juego en las infancias, evitar estigmatizar los deportes y que cada niño y niña pueda elegir el que quiera hacer. Es fundamental no separar a nenes y nenas, que es algo que me pasó. En educación física del colegio tenía que hacer vóley porque el fútbol era para varones. Lo disfrutaba jugando con mis amigos solo los 10 minutos del recreo, pero no en una clase.
–En tu entorno cómo se vivía tu preferencia por el fútbol?
–Siempre salí un poco de lo que se veía hace 25 años en los que era el juego y las infancias. Nunca pedí una muñeca o una cocinita. La pelota la pedí yo como regalo a los 5 años. Por suerte mi familia siempre me apoyó, me dieron la libertad de elegir. Lo veían como un juego, algo natural, no tenía nada de malo. Y mis amigos también, con ellos no sentía ninguna exclusión. Siempre remarco que los niños no están contaminados con la discriminación. Mis amigos me veían como una más y me elegían incluso por encima de otros nenes en los equipos. La diferencia la sentía con los más grandes.
–Cuando fue el conflicto con la UAI, ¿pensaste en dejar el fútbol?
–Fue difícil, el fútbol era mi vida, lo que me sostenía en todo sentido porque además si me quedaba sin jugar también me quedaba sin un trabajo paralelo que me daba la institución. En ese momento se me vino el mundo abajo y pensé: ‘dejo el fútbol y me dedico a otra cosa’. Pero con el correr de los días sentí que no estaba bien lo que me estaban haciendo, que no era justo y tenía que hacer algo no solo por mi sino por todas porque no era la primera vez que pasaba. Además estaba el movimiento feminista y sabía que iba a tener apoyo por ese lado.
–Sentiste que eras descartable...
–Sí, tal cual. Pasé muchos años en el club, siempre tuve un gran sentido de pertenencia, siempre di todo. Y además la manera en que se dio, a través de un llamado telefónico en medio de mis vacaciones, no me pareció lo correcto. Pero por suerte pudimos sacar algo positivo y lograr todo lo que logramos hasta hoy.
–¿Te cuesta asumir ese rol de referente para muchas chicas?
–Es una responsabilidad grande que muchas nenas y personas te tengan como referente y ejemplo. A veces se transforma en una mochila. Pero a lo largo de los meses lo fui disfrutando porque encontré en esas mismas nenas un amor muy grande. Lo agradezco, aunque nunca termina de sorprenderme.
–¿Qué le falta al fútbol femenino para que termine de despegar?
–Creo que el fútbol femenino está creciendo, estamos avanzando más rápido que antes. Pero lo que falta es desarrollar juveniles e infantiles. La mayoría de las jugadoras de mi generación arrancamos a jugar en los clubes a los 15, 16 años y eso es algo que a un varón no le pasa, ellos empiezan a los 5. Arrancar a los 16 en el fútbol masculino es impensable, muchos debutan a esa edad. El Kun [Agüero] debutó a los 16 en Independiente y nosotras a esa edad estamos arrancando a entrenar en serio.
–¿Por qué no hay una "Gallardo" mujer? A la mayoría de los equipos femeninos los dirigen hombres...
–Hay muchas entrenadoras muy capacitadas, pero faltan darle las oportunidades. Pero tampoco hay que encasillarse y decir que las mujeres solo podemos dirigir fútbol femenino. Es el mismo deporte. El Bayern Munich que ganó la Champions tenía una mujer en el equipo y en el River de Gallardo también hay una. En los arbitrajes pasa lo mismo: las mujeres terminan dirigiendo partidos de fútbol femenino y pocas veces las ves dirigiendo partidos de hombres o terminan como cuartos árbitros. Les cuesta llegar.
–¿Quiénes son tus referentes?
–De afuera [Megan] Rapinoe porque juega en mi puesto y además por su lucha fuera de la cancha, que es muy valiosa. Y de acá Mónica Santino, una ex jugadora que pelea mucho por la cuestión social. Tiene un equipo en la villa 31 de fútbol femenino y comparto muchos ideales con ella. La admiro profundamente.
–¿En el futuro te ves más en política o en un banco de suplentes dirigiendo?
–No me veo tanto dirigiendo, sí tal vez en un puesto más dirigencial. Y en la política también me gustaría estar, pero estoy pensando más en el presente que en el futuro porque hay muchas cosas que resolver hoy en el país y sería egoísta pensar en un futuro personal. Cuando asumí en el Injuve me encontré con muchas falencias, jóvenes relegados, en situación de precarización laboral. Pasa lo mismo con el acceso a la vivienda y la salud. Hay mucho por hacer, hay una gran deuda que hay que dar vuelta.
–Messi está teniendo una salida conflictiva del Barcelona. Si bien no es comparable a la que tuviste en la UAI, ¿qué le dirías?
–Es una lástima porque Messi le dio muchísimas cosas al club y el club a también se las dio a él. Ojalá la salida sea lo más pacífica posible. Se merece en sus últimos años de carrera estar en un club en el que disfrute, se sienta cómodo y siga siendo protagonista. No hay nada que reprocharle.