Luke Edward Hall, el niño prodigio del diseño
A Luke Edward Hall (30) le gusta crear ambientes coloridos y hermosos. Influenciado por una variedad de temas: arquitectura de mediados del siglo pasado, arcaicas casonas de campo, mitos y leyendas de la Grecia y Roma antiguas, glamour y romanticismo al estilo del fotógrafo Cecil Beaton y una estética kitsch cercana a las películas de Wes Anderson, este diseñador se ha convertido en un indicador del"buen gusto londinense", desde que abrió su estudio, en 2015, apenas tres años después de egresar de Central Saint Martins, la "fábrica de genios de la moda británica" donde se formaron John Galliano, Alexander McQueen y Stella McCartney.
Si bien Hall se graduó en Diseño de Moda Masculina, dos años bajo las órdenes del diseñador arquitectónico Ben Pentreath lo llevaron de las telas al diseño de interiores, con tanto éxito, que la revista Vogue lo ha llamado Wunderkind –niño prodigio– y sus trabajos: muebles, estampados, cerámicas, accesorios, en los que imprime, además de belleza y colores, un carácter juguetón y una pasión por la historia, se han exhibido en la famosa casa de subastas Christie's, al igual que en la prestigiosa Royal Academy of Arts.
Multifacético: dibuja, diseña, ilustra, pinta. Para ello, revisita el pasado; por ejemplo, la atmósfera intelectual del barrio de Bloomsbury, cuyo círculo, del cual formaron parte Virginia Woolf y su marido, Leonard, a comienzos del siglo XX, creía firmemente en "la importancia de las artes", o los años 20 y 30, cuando, al otro lado del Atlántico, había gente que bebía sus cócteles al ritmo del jazz, en mansiones art déco, algo que inmortalizó Scott Fitzgerald en El Gran Gatsby.
Marcas exclusivas como Burberry lo han comisionado para desplegar su talento en campañas pubicitarias, con material gráfico e instalaciones. En 2018, Masterpiece London, una feria que reúne a creadores y coleccionistas de arte, diseño, joyas y muebles, le encargó la creación de un comedor privado. En un espacio en que predominaban los tonos pasteles: lila y rosa en una larga mesa, verdes alternados con rayas blancas en las paredes, Luke usó telas propias para un techo tipo toldo, instaló candelabros de cristal y espejos antiguos, y hasta ilustró los menús. Los cojines de animales –llamativas anchoas, leopardos, langostas– que diseñó para The Rug Company –una firma de alfombras hechas a mano con 26 sedes en el mundo, que colabora con artistas de renombre internacional– se han convertido en una sensación dentro y fuera del Reino Unido. Sus murales con motivos griegos adornan las paredes de tiendas de alta costura como Lanvin, en el Soho de Nueva York. Y sus pantuflas de algodón y terciopelo, bordadas con motivos egipcios y griegos, forman parte de la colección de la empresa estadounidense Stubbs & Wotton, que cuenta entre sus clientes a Carolina Herrera, Kanye West y Pierre Casiraghi, el hijo menor de Carolina de Mónaco.
"El color es una parte esencial de mi trabajo. Mi amor por el color se deja ver a través de todos mis proyectos", le dice Luke Edward Hall a LA NACION revista. Su lema parecer ser: no le tengas miedo a los colores. Total, si te aburrís, siempre podés repintarlos. Según él, "la gente debería ser más osada al decorar sus casas, principalmente, más osada con la elección de los colores. Además, atreverse con los decorados, los estampados y las antigüedades. Las antigüedades añaden carácter a un cuarto de forma instántanea. En mi propia casa, yo necesito un montón de cosas alrededor", detalla.
En realidad, su "propia casa" son dos. Desde hace unos años Luke comparte un departamento en el barrio bohemio de Candem, en Londres, y una vivienda campestre en Gloucestershire –180 kilómetros al noroeste de la capital británica– con su pareja, Duncan Campbell, otro diseñador que se ha hecho un nombre como socio de Campbell-Rey, una agencia creativa que hace desde branding corporativo hasta trofeos para la Elton John Aids Foundation y mesas de mármol. Ambos diseñadores aparecen en las páginas sociales de las revistas y se dedican a explorar tiendas de antigüedades y de segunda mano, donde encuentran inspiración para sus proyectos.
Respecto del hogar y la decoración, Hall –un tipo rubión con el pelo ondeado y gafas que le dan un aire entre Harry Potter y El Principito– asegura que lo más "divertido" para hacer algo con ello, es la habitación que se usa más. "Nuestra sala de estar en el campo es el sitio que más usamos, así que, constamente, estoy poniendo y sacando floreros, libros y objetos. Es un lienzo en movimiento, que se despliega para la vida diaria".
En este mundo dinámico, este artista cree en el cambio frecuente. Por ejemplo, para darle nuevos aires a un cuarto, recomienda pintar las paredes: "Es el modo más rápido y fácil de lograr un cambio dramático". Si no, "reemplazar pequeños objetos, como los almohadones o los pantallas de las lámparas", puede ser una opción. Otras de sus guías son "ignorar todas las normas" y "confiar en el propio gusto". Nada de "aquello va con esto" o "qué colores no pegan".
Gustos e inspiraciones
Hall, que es hijo de un contador y una ama de casa, se crio en Basingstoke, Hampshire, en un barrio en que no pasaba gran cosa. Cuando era adolescente trabajó en The Vyne, una casona del siglo XVI, de la National Trust House –institución de caridad que vela por la protección de edificios históricos–, y el contacto con ese entorno –que funciona como museo y parque, e incluye un pórtico neoclásico, una capilla Tudor con vitrales y un jardín exuberante – despertó en él una admiración por otras épocas, que se refleja en lo que hace. "Me inspiran sobre todo los libros y el pasado. Me fijo mucho en el diseño de interiores, las telas, los muebles y la moda antiguas. La música también es muy inspiradora (escucho música clásica, barroca, medieval, pop de los 80, pop barroco y música electrónica), al igual que los viajes. Me inspira todo lo que me rodea", enumera el diseñador, que cree "en el poder de rodearse de objetos bellos".
Ya sea por trabajo o por placer, Hall viaja a Grecia e Italia a menudo, desde donde regresa con imanes, bustos e ideas. Por ejemplo, el año pasado, dioses y diosas mitológicos, así como sirenas y otros personajes relacionados con el mar, le sirvieron de fuente para dar vida a la colección Il Viaggio di Nettuno (El viaje de Neptuno), que diseñó para la casa de decoración florentina Richard Ginori, que funciona desde 1735. La serie comprende platos, fuentes, tazas, tazones y otras piezas de porcelana, adornadas con algas, conchas y corales. Como amante de la mitología y la arquitectura clásicas, Hall disfruta de "tomar diseños, temas de estos mundos y reinterpretarlos mediante el uso de colores y croquis".
Lo que más le gusta es su "variada mezcla de proyectos: diseño de interiores, dibujo, pintura, colaboraciones y escritura. Cada día trabajo en algo diferente, lo cual me mantiene animado y constantemente ocupado", señala. Desde 2019, es columnista del Financial Times, donde les recomienda a sus lectores, desde cómo encontrar una cucha con estilo para sus perros hasta cómo pasar un Año Nuevo chic o cómo curar una colección propia de arte. El año pasado también publicó su primer libro, Greco Disco, un compendio con todo lo que cabe en su ecléctico mundo creativo: desde Matisse, pasando por Gucci y el fallecido arquitecto y diseñador de muebles italiano Paolo Buffa, hasta dibujos de la niñez, bocetos universitarios, y fotos y notas de viajes que ha realizado.
Dice que de no haber sido diseñador se habría dedicado a la cocina, porque le encanta comer. "Tal vez estaría produciendo queso o miel". También le gustan los sitios donde encuentra libros raros, que colecciona, como La Librairie des Archive, en el distrito de Marais, en París, próxima al Museo Picasso y al Centro Georges Pompidou, y donde venden catálogos de exposiciones, monografías y volúmenes de Bellas Artes, Diseño y Artes Decorativas.
Actualmente, Hall –asiduo a redes como Instagram, que le permitieron mostrar sus creaciones y conseguir encargos, en sus comienzos–, está enfocado en el diseño de interiores y la dirección de arte de un nuevo hotel y bistró en París. Ya había trabajado para este rubro: se encargó del interiorismo del Hotel Parker Palms Spring en Los Ángeles, California, y diseñó ropa para el emporio del hotel Le Sirenuse, ubicado frente al mar Tirreno, en Positano, Italia. "También estoy con una colaboración de moda y nuevos dibujos, pinturas y cerámicas para unas exposiciones que se montarán en Londres y los Estados Unidos", comenta.
La pandemia por el Covid-19 ha implicado la postergación de algunos proyectos, "aunque me ha permitido focalizarme en mi trabajo personal: he comenzado a pintar al óleo por primera vez, por ejemplo", dice. Y concluye: "En cierto modo, este período ha hecho que la gente le brinde mayor consideración a sus hogares y a lo que ponen en ellos, lo cual, sin duda, es algo bueno".
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