Luciano Supervielle: "Las ideas no sobran"
Nacido en París y criado en Montevideo, el creador de Bajofondo acaba de sacar un nuevo disco inspirado en la vida cotidiana
Montevideo.- Luciano Supervielle nació en París, donde vivió hasta los cuatro años y adonde volvió a los 23, pero se siente uruguayo. Aquí creció, formado en el liceo francés fundado por sus predecesores y que lleva el nombre de su tío bisabuelo, el poeta Jules Supervielle. Allá estudió en dos conservatorios, compuso su primer disco como solista y es donde estaba cuando se empezó a gestar Bajofondo. Volver al Sur fue una apuesta: empezar de nuevo y experimentar la mezcla del tango con la música electrónica.
La aventura recorrida con este colectivo de ocho miembros creado por Gustavo Santaolalla y Juan Campodónico en 2002 lo llevó a explorar su identidad y ensayar con sus raíces para darle sonido y estilo propios a su creación. La influencia de la música electrónica, Ravel, el rap, Debussy, la chanson française como Gainsbourg o Brassens, y una suerte de intranquilidad que choca con la parsimonia uruguaya es lo que quedó de sus años de deambular por las calles parisinas. El resto reúne lo que encontró o redescubrió más cerca del Río de la Plata. Dice que no tiene miedo de equivocarse. "Mis limitaciones son parte de mi estilo y juego con eso todo el tiempo. Confrontarte con tus limitaciones es una manera de crecer y de expandirte como artista".
A los 40 años, acaba de llenar las 2000 localidades del Auditorio Nacional del Sodre, sala donde presentó su tercer disco solista, Suite para piano y pulso velado. El público aplaudió de pie a un compositor que esa noche abrió la puerta de su universo y dio todo. Hubo hip hop, piano, ritmos rioplatenses, rap y una energía desbordante. El sábado pasado tocó en el Sonar, en Buenos Aires. Dice que en escena su objetivo es siempre el mismo: busca emocionarse.
-¿De qué habla tu último disco?
-La interpretación es muy subjetiva, sobre todo con la música instrumental, y me pasa que redescubro el disco con el retorno de la gente. Intenté hablar de cosas muy cotidianas e íntimas, traté de encontrar el lado poético de la vida cotidiana. El disco no intenta tener grandes conceptos. Son temas simples, momentos. Me inspiro de situaciones que vivo.
-¿Cómo es tu cotidiano?
-Paso la mitad del año viajando. Aprendí a tener las antenas muy alertas a los estímulos. Las ideas, en mi caso al menos, no sobran. Hay que capturarlas, guardarlas, atesorarlas. Grabo muchísimo las melodías, los ritmos, las situaciones. Pueden ser puntos de partida para trabajar en otra cosa. Después está todo el trabajo intelectual, ponerse a trabajar sobre una idea y construir, porque todo esto tiene mucho de construcción. Los estímulos iniciales vienen de lugares inesperados: una charla, un encuentro, la mezcla de sonidos de un auto que pasa delante de un bar con música. Con los años aprendí a no dejar escapar esos momentos.
-En tu universo hay hip hop, música clásica y hasta textos de tu tío bisabuelo, el poeta Jules Supervielle. ¿Cómo describís lo que hacés?
-Es una mezcla de estímulos. Con Bajofondo empecé a hacer música con gran componente de identidad, y en esa búsqueda aparecen muchas cosas, como el fútbol y lo rioplatense. No hay muchos proyectos que tengan ese cruce. Es un proyecto en el que encontrás rasgos uruguayos y argentinos. Para el mundo es difícil identificarlo. Para nosotros, hay diferencias.
-¿Cuáles?
-La influencia de lo negro, del candombe, de la cosa porteña, de la manera de expresarse. El porteño es muy diferente del montevideano. El tango uruguayo tiene su personalidad, diferente de la del argentino. El uruguayo es más mínimo, el argentino es más expresivo. Lo ves en el arte y en los hombres: se dicen te quiero, lloran más que de este lado. El uruguayo es más contenido, menos extrovertido. Y en Bajofondo hay una clara intención de hacer ese cruce.
-¿Y como solista?
-Traslado ese concepto a algo mucho más personal, que incluye no sólo mi formación y mi vínculo con este lugar del mundo, sino también mi influencia francesa, la música clásica y todo eso que me formó como músico y persona. El hip hop y la música clásica pueden parecer estilos muy distantes, pero en mi formación musical ambos están presentes. La música es sacar todo lo que tengas dentro de tu identidad.
-Me imagino que hay un pique con Gotan Project sobre quién fue primero...
-Gotan es un proyecto francés con enorme repercusión internacional. Nosotros somos rioplatenses, argentinos y uruguayos. Nacimos acá, hicimos todo el trayecto en América latina y después fuimos mucho a tocar a Europa, Estados Unidos y el resto del mundo, pero somos una banda netamente sudamericana.
-¿Qué extrañás de París?
-Mi primer disco (Supervielle: Bajofondo presenta) lo compuse viviendo en Francia, y París fue una fuente de inspiración enorme. La ciudad está plagada de estímulos artísticos. Caminaba muchísimo, era una época de mi vida muy diferente de la de ahora, con menos dinero, en la que trabajaba de otras cosas paralelas a la música para pagarme el alquiler. París tenía ese contacto con la ciudad, con el arte, con la música, y fue generadora de muchas ideas artísticas.
-¿Te sentís francés o uruguayo?
-Cuando volví a vivir a Francia, a los 23 años (por cuatro años), entendí que era uruguayo. Éste es un país chico y eso define mucho nuestra personalidad. Tenemos esa necesidad de optimizarnos al máximo para cruzar a la Argentina, históricamente nuestro primer escalón o trampolín hacia el mundo. El uruguayo no es tan autocomplaciente.
-¿El objetivo es salir?
- Es una característica del uruguayo. En países como Estados Unidos, Brasil o Argentina, hay un mundo tan grande ahí mismo que uno puede funcionar, quedarse ahí y desarrollarse sin esa necesidad de alcanzar otros horizontes. Acá es más difícil. El techo es limitado.
-¿Qué otras cosas te gusta hacer?
-Soy muy futbolero, aunque no es una respuesta original para un uruguayo. Soy hincha de Wanderers, un equipo chico pero con más de 100 años de historia. Juego los fines de semana, de delantero. La música y el fútbol son mis dos pasiones. De chico tuve que elegir porque las dos cosas me insumían mucho tiempo. Era mejor músico que futbolista.
Negro y puro, sólo de mañana
- La bebida principal de Luciano es el café, pero es fundamental que no esté muy concentrado. Por otra parte, asegura que lo toma "sólo por la mañana" porque se confiesa muy nervioso y si lo toma en medio de la tarde, por ejemplo, puede pegarle toda la noche. Dato aparte, Supervielle es una especie de fetichista: lo entusiasma comprar el café en granos, molerlo y prepararlo en alguna de sus cafeteras (sí, tiene más de una).
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