Se conocieron en calidad de enfermera-paciente y estuvieron casados entre 1996 y 1999, pero jamás vivieron “una historia de amor”
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Deborah ‘Debbie’ Rowe nació el 6 de diciembre de 1958 en Spokane, Washington, Estados Unidos, lugar donde se crio y cursó sus estudios primarios y secundarios. A los 17 años, cuando se recibió de bachiller, estudió para convertirse en enfermera. Una vez obtenido el título, consiguió trabajo en la clínica dermatológica del doctor Arnold Klein, quien se hizo famoso por ser quien atendió a Michael Jackson, el “rey del pop”, con sus problemas de vitiligo (pérdida de pigmentacién en la piel)
En 1982, Debbie se casó con Richard Edelman, un profesor por el cual, en un acto de amor, se convirtió al judaísmo. Esperaba que fuera el amor de su vida, pero la llama de aquella unión se apagó definitivamente en 1989.
Fue por ese tiempo que Michael Jackson comenzó a atenderse en la clínica. Debbie y “el rey del pop” se hicieron amigos. Fueron 15 años de verse, consulta tras consulta. Desarrollaron un vínculo fuerte, de profunda confianza, donde compartían secretos. Fue en esas charlas que Michael le confesó una de sus principales inquietudes: le dijo que su mayor anhelo era convertirse en padre. Que era todo lo que quería para su vida... y, al mismo tiempo, lo único que le faltaba.
A mediados de la década de 1990, Jackson atravesó un momento tormentoso. Había terminado su matrimonio con Lisa Marie Presley, la hija de Elvis Presley. Se había casado con ella en 1994, pero duraron poco más que un suspiro: dos años después, firmaron el divorcio. Como pareja, atravesaron juntos algunos de los momentos más escandalosos en la vida del músico. En 1993 fue acusado de abusar de un chico de 13 años. La relación terminó, según el acta oficial, por “diferencias irreconciliables”.
En medio de aquella tormenta, el cantante encontró un enorme apoyo en Rowe. Cada vez compartían más tiempo, mantenían interminables charlas telefónicas por las noches. Fue en una de esas conversaciones cuando Debbie le planteó la posibilidad de alquilar un vientre para cumplir su deseo de convertirse en padre. Y, acto seguido, en la misma oración, le ofreció su propio vientre. Michael, sorprendido y emocionado, agradeció y aceptó.
En septiembre de 1996, el músico anunció que estaba esperando su primer hijo. Y en el mismo comunicado se refirió por primera vez a la futura madre, Deborah Rowe. La noticia, lógicamente, causó impacto entre sus fans y en la prensa.
En un acto reflejo, los periodistas corrieron a averiguar quién era esa mujer y cómo era su relación con “el rey del pop”. Pero el cantante, en un nuevo comunicado, respondió tajantemente: “Los informes que especulan que la señora Rowe fue inseminada artificialmente son completamente falsos e irresponsables”. Luego, el tiempo le daría razón a la prensa.
Los cronistas de espectáculos coincidían en que Michael y Debbie no parecían muy enamorados. Destacaron que sólo una vez, en su pocas apariciones públicas juntos, se habían besado en la mejilla frente a los fotógrafos.
Al anuncio de embarazo le siguió una boda apresurada, sin pompas, en uno de los lugares más lejanos de los Estados Unidos: Australia. La ceremonia se celebró el 15 de noviembre de 1996 en el Sheraton Park de Sídney, bajo mucha discreción.
Se deslizó el rumor, nunca comprobado, que el padrino del novio fue un chico de ocho años llamado Anthony. Pero el hermetismo que rodeó la boda fue tan intenso que nunca hubo un testimonio “de primera mano” sobre lo que ocurrió en el hotel. El Irish Times informó que el personal del Sheraton juró que Jackson jamás salió de su habitación.
Finalmente, la notica del casamiento fue confirmado a través de un escueto comunicado de Christine Holevas, vocera del cantante: “Allá ya pasó la medianoche, están casados. Esto está confirmado. Todo lo que sé, es que sucedió”, dijo.
“El hombre que siempre amaré”
La pareja llegó a Estados Unidos y enfrentó el asedio agresivo de los periodistas. Surgieron versiones de todo tipo respecto a su matrimonio. Casi todas, malas.
En una entrevista, Debbie salió al cruce de las versiones: “Me casé y tuve un bebé con el hombre que siempre amaré y estoy en la cima del mundo. La única vez que me siento triste es cuando veo citas que se me atribuyen y que nunca dije o cuando escucho a comediantes nocturnos lanzar golpes bajos a mi marido cuando no son ciertos. No creas el 99 por ciento de la basura que leés o escuchás. Sé que estaremos bajo un escrutinio público cada vez mayor, pero sé que siempre será parte de estar casado con Michael”.
Michael Jackson y Deborah Rowe tuvieron dos hijos. El mayor, Michael Joseph Jackson Jr., nació el 13 de febrero de 1997. Se lo conoce informalmente como Prince Michael Jackson o “Prince”, a secas. La segunda, Paris, nació el 3 de abril de 1998. Recibió su nombre en honor a la ciudad en la que fue concebida.
Rowe, según sus propias palabras, nunca “ofició” de madre. Así lo contó: “Él hacía todo. Yo no me esforzaba por ser madre. No cambiaba pañales, no me levantaba en mitad de la noche. Incluso si yo estaba, Michael lo hacía todo”. Y agregó: “Son sus hijos, los tuve por él. No habrían nacido si no hubiera sido por mi amor por él. Lo hice para que se convirtiera en padre, no para convertirme yo en madre”.
Después del nacimiento de Paris, Deborah se sintió insatisfecha con el acuerdo que la unía a Michael. No era el cuento de hadas que había soñado. Tampoco soportaba el acoso de la prensa. Contrariada, habló con el cantante y le pidió el divorcio.
Terminaron su matrimonio en 1999. Michael se quedó con todos los derechos de custodia de sus hijos y Debbie recibió un cheque por diez millones de dólares.
Tres años después, en 2002, Michael Jackson tuvo un hijo más, Prince Michael Jackson II. Durante sus primeros años lo llamaron “Blanket” y hoy se presenta como “Bigi” Jackson. Nació vía vientre subrogado, nunca trascendió quién es su madre.
En 2004, Deborah Rowe solicitó legalmente la custodia temporal de sus dos hijos o, al menos, “derechos de visita”. La enfermera buscaba un derecho que ella misma había entregado a cambio de dinero. En ese tiempo, Michael Jackson vivía un drama legal tras ser acusado nuevamente de abuso de menores. En ese juicio, Rowe declaró en favor de su ex marido. Lo describió como una gran persona y un gran padre. “Una víctima inocente de los buitres oportunistas que dirigen sus asuntos”, dijo. Además, contó que el cantante era fácilmente manipulable, “especialmente si tenía miedo”, agregó.
El caso Michael Jackson hizo eco en todo el mundo y dividió a la opinión pública. Muchos creyeron que Deborah declaró en favor del cantante para él le concediera las visitas a los niños, un derecho que ella había entregado legalmente, “por contrato”, en su divorcio. Sin embargo, más tarde, un juez dictaminó que la renuncia de Rowe a la patria potestad no era válida debido a “errores procesales”. Así obtuvo una segunda oportunidad para acercarse a sus dos hijos.
Recién cuatro años más tarde, cuando Michael Jackson murió, Deborah Rowe volvió a la tapa de los diarios. Su protagonismo creció porque comenzó una batalla judicial contra Katherine Jackson, la madre del cantante, por la tenencia de Prince, Paris y Bigi. El “rey del pop” le había confiado la tenencia a su madre, por escrito. Y resolvió que la segunda tutora fuera la cantante Diana Ross, dejando a Debbie sin la posibilidad de criar a sus hijos.
Fue un proceso largo pero, finalmente, Katherine y Debbie llegaron a un acuerdo: la abuela mantendría la tutela legal de sus nietos, pero la madre podría visitarlos con regularidad. Sellaron el convenio frente a abogados y, en el mismo acto, Rowe recibió 8 millones de dólares y una casa en Beverly Hills.
La época más dura de Rowe
Debbie trabajó duro para recuperar el cariño de sus hijos. Aun mantiene un vínculo saludable y fluido con los tres. Especialmente con Paris, la hija del medio, a la que rescató de una profunda depresión. Más tarde, en 2016, Paris acompañó a su madre cuando fue diagnosticada con cáncer de mama. “Soy una guerrera porque ella lo es. Te amo mamá”, dijo Paris.
Rowe hizo quimioterapia por dos años, 2016 y 2017. Ya recuperada, en 2019 concedió una entrevista al diario inglés The Sun donde reveló detalles de su relación con Michael Jackson. Allí contó por primera vez cómo gestó a sus hijos. “Me inseminaron. Es como si inseminara a mis yeguas para reproducirse. Fue muy técnico. Yo era su pura sangre. Michael estaba divorciado (de Lisa Marie Presley), solo y quería tener hijos. Fui yo quien le dijo: ‘Yo tendré a tus hijos’. Le ofrecí mi vientre, fue un regalo. Fue algo que hice para que fuera feliz”, explicó.
Además, reveló que tuvieron relaciones sexuales y que usaron esperma de un donante. De ser verdad, confirmaría la sospecha de muchos fans que señalaban que los hijos de Michael Jackson no se parecían en nada a él. De hecho, en 2013, el actor británico Mark Lester, amigo del cantante, aseguró ser el padre de los niños: “Ha sido un secreto durante mucho tiempo. En 1996 Michael me pidió que donara mi esperma y le dije que sí. Fue un regalo. No hubo dinero, fue un honor hacerlo. Quería tener niños desesperadamente”, explicó al medio británico News of the World.
Los dichos de Lester nunca fueron comprobados. Algunos medios los incluyen en la lista de las “teorías conspirativas” que sugieren que los hijos de Michael Jackson son, en realidad, de otra persona. Es algo que al día de hoy, no se sabe.
Rowe tiene actualmente 65 años. Desde 2014, está en pareja con el productor musical y ex camarógrafo de Marc Schaffel, quien trabajó con Jackson en su sencillo “What More Can I Give”, escrito para recaudar fondos para los sobrevivientes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
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