Los temibles "hombres lobo" nazis que atacaron a los soldados aliados durante la Segunda Guerra Mundial
Para fines del año 1944, la Alemania nazi estaba a punto de caer en manos de las tropas aliadas. La Segunda Guerra Mundial estaba prácticamente perdida para el país que, liderado por Adolf Hitler, había querido apoderarse de gran parte de Europa. Con sus fronteras cercadas por los cuatro puntos cardinales y la derrota asomando inexorable, los alemanes recurrieron a un último manotazo defensivo: la creación de un cuerpo de "resistencia" para detener el avance de los adversarios con acciones violentas que les inspiraran terror.
Y el nombre de este grupo fue pensado, precisamente, para provocar pavor a partir de la apelación a una figura paranormal del folclore germánico: el hombre lobo. Y Werwolf (hombre lobo, en alemán) fue entonces el nombre que recibió este conjunto de guerrilleros nazis, que en un principio fue conformado por militares profesionales, pero que luego reclutó ciudadanos comunes, incluidos mujeres y niños.
Su objetivo era básicamente amedrentar, mediante asesinatos, sabotajes y atentados, a los ejércitos enemigos que iban ocupando territorio alemán. Como describió un oficial de inteligencia estadounidense en la revista Smithsoniana, estos Werwolfs estaban preparados para "abatir al soldado aislado en su jeep, al parlamentario de patrulla, al tonto que sale a cotejar la noche, al fanfarrón yanqui que toma un camino secundario".
Arengados por una constante propaganda que los llevaba a defender su nacionalismo hasta las últimas consecuencias con la consigna "¡Quién no está con nosotros, está contra nosotros!", estos combatientes de última hora también tenían como objetivo asesinar a políticos alemanes que confraternizaran con los invasores del país o a cualquier ciudadano que mostrara amabilidad para con los aliados.
Por supuesto, más allá del accionar de estos hombres lobo, que realizaron contragolpes de elaboración sofisticada, pero también atentados casi amateurs, la suerte de Alemania -y de la nefasta maquinaria nazi- ya estaba echada.
El origen de los Hombres Lobo
Durante los últimos meses de la conflagración, entre el otoño europeo de 1944 yel suicidio de Hitler, con la consecuentecapitulación nazi en mayo de 1945, en diferentes paredes de ciudades y pueblos alemanes, además de los destrozos y las marcas de balas, podía leerse, en tiza, la inscripción: "Traidor, andá con cuidado, la Werwolf te observa". Además, aparecía también una especie de símbolo, similar a una "zeta" acostada, o una esvástica hecha con prisa, que era la marca característica de la agrupación y que representaba, paradójicamente, la figura de una trampa para lobos.
Para los historiadores del nazismo, la apelación de Hitler a los hombres lobo para crear este grupo de choque tiene que ver con la relación que siempre tuvo la ideología nazi con lo esotérico y sobrenatural.
En el libro Los monstruos de Hitler, una historia sobrenatural del Tercer Reich, el historiador estadounidense Eric Kurlander, escribió: "Según algunos folcloristas alemanes los hombres lobo representan personajes imperfectos, pero bien intencionados que pueden ser bestiales pero que están arraigados a los bosques, la sangre y la tierra". Para este autor, los seres lupinos "representaban la fuerza y la pureza alemanas contra los intrusos".
Por otra parte, la fascinación de las autoridades del Tercer Reich con estos hombres que actuaban con la fiereza e impiedad de los lobos provenía de la lectura de un libro de cabecera para los nazis: Der Werhwolf, publicada en 1910. En esta obra, su autor, un nacionalista alemán llamado Hermann Löns narra la historia de Harm Wulf, un campesino que durante la guerra de los Treinta Años -desarrollada de 1618 a 1648, en territorio de la actual Alemania- es atacado por soldados extranjeros, que asesinan a toda su familia y arrasan con sus posesiones. Entonces, el hombre forma una milicia con vecinos de su pueblo con la que persigue, atrapa y ultima a los invasores.
El libro de Löns, que resaltaba el espíritu combativo y la nobleza del hombre alemán a la hora de defender lo suyo, marcó fuertemente a la jerarquía nazi y fue decisivo a la hora de bautizar al nuevo grupo de operaciones que ejercería la última defensa contra los ejércitos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia que ya avanzaban sobre el país.
La operación Werwolf
Hubo dos movimientos relacionados con los hombres lobo. El primero, y el más profesional, fue planificado en octubre de 1944 por el alto mando nazi Heinrich Himmler, que le encargó a Hans Adolf Prützmann, Inspector General para la Defensa Especial y al especialista en operaciones especiales, Otto Skorzeny, la organización de las cuadrillas para ejecutar sus ataques en lo que llamarían la Operación Werwolf.
Las unidades Werwolf estaban formadas por grupos de tres a seis hombres (y también mujeres) que solían ocultar armamentos en las zonas próximas al área donde pensaban atacar, y que atravesaban las líneas enemigas para cometer boicots, incendios, o asesinatos mediante francotiradores.
Una de las ofensivas más emblemáticas de estos "lobos asesinos" era la de matar a los centinelas fronterizos ahorcándolos con una soga con un nudo corredizo. Los golpes debían ser repentinos y feroces, para sembrar el terror entre las tropas de ocupación y también entre quienes les daban la bienvenida.
"La estrategia original de esta guerrilla no era la de ganar la guerra, sino simplemente detener la marea, retrasando al enemigo el tiempo suficiente para permitir un acuerdo político favorable a Alemania", escribió el historiador canadiense Perry Biddiscombe en su libro Werwolf!: la historia del movimiento guerrillero nacionalsocialista.
Entre los actos más resonantes de estos comandos estuvo el asesinato de Franz Oppenhoff, un abogado católico alemán, referente y símbolo de los políticos antinazis, a quien los aliados habían colocado como alcalde de Aquisgrán, una ciudad próxima a la frontera con Bélgica, que estaba ya bajo el poder del ejército estadounidense.
Dos hombres deWerwolf, Josef Leitgeb y Herbert Wenzel, fingieron ser aviadores que habían caído en territorio enemigo y fueron a la casa del alcalde, supuestamente, para solicitar ayuda. Pero una vez allí, en medio de la conversación que habían entablado, Leitgeb sacó su arma y le pegó a Oppenhoff un tiro en la cabeza.
De manera similar a esta, ejecutaron a otros seis alcaldes alemanes nombrados en el mando por los aliados, algo que provocó que ya casi nadie se atreviera a tomar esos cargos. Ciudadanos detractores del régimen y cualquier alemán "antinazi" también podía caer bajo las balas de los Werwolf, que parecían dispuestos a escarmentar a cualquiera que quisiera cambiar de bando, aún en los tiempos en que el régimen nazi estaba en sus últimos estertores.
También reclutaban niños
Cuando la organización original empezaba a languidecer por falta de coordinación entre los altos mandos y los soldados, el segundo movimiento para reclutar"hombres lobo"por parte del nazismo se realizó a través del ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, que a principios de 1945 enfocó su aparato de comunicación para instar a la ciudadanía a que se uniera a este grupo de resistentes nazis. Para difundir este mensaje el régimen había creado un periódico y una radio con el nombre Werwolf, desde donde se alentaba a "darle muerte" a los enemigos del Reich y a quienes colaboraran con ellos.
"Cada bolchevique, cada inglés y cada norteamericano serán los blancos a atacar de nuestro movimiento. Cada alemán, en el puesto en que se encuentre, que se ofrezca a cooperar con el enemigo, sentirá nuestra venganza. Odio es nuestra plegaria. Venganza es nuestro grito de guerra", señalaba una de las arengas emitidas desde la radio Werwolf, en marzo de 1945.
Lo curioso de esta segunda oleada de postulantes es que se unieron a la organización muchos jóvenes y niños -se calculan unos 5000-, la mayoría de ellos miembros de las Juventudes Hitlerianas. De acuerdo con algunos historiadores, los nuevos combatientes -algunos y algunas no superaban los 12 años- recibían al ingresar en la organización una pastilla de cianuro para consumir en caso de ser atrapados en alguna de sus misiones.
Otra de las situaciones con estos pequeños guerrilleros que consigna el sitio de historia de la National Geographic, es que, por tratarse de combatientes de corta edad y con poca preparación, la Wehrmacht y las Waffen SS se negaron a entregarles armamento militar. Entonces, los chicos y jóvenes debieron arreglarse con bombas caseras, que fabricaban con latas de sopa de rabo de buey de la marca Heinz.
La arenga de Hitler a los pequeños combatientes
Un corto noticioso grabado el 20 de abril de 1945, muestra a un grupo de 19 chicos, de entre 10 y 14 años, que desfilan en Berlín frente al búnker de Hitler, y, por supuesto, lo hacen bajo la atenta mirada del mismísimo dictador. Algunos de estos pequeños tienen en sus pechos las Cruces de Hierro que señalan su heroísmo y, si bien no se puede establecer a ciencia cierta cuántos de ellos pertenecían a los Werwolf, el corto corrobora que la participación de menores en la conflagración bélica era una práctica promovida y aceptada por la jerarquía nazi.
"A pesar de la gravedad de estos tiempos, sigo firmemente convencido de que se logrará la victoria en esta batalla, y sobre todo para la juventud de Alemania y ustedes, mis muchachos", les decía entonces Hitler a esa milicia de menores, según consigna la página de investigaciones históricas de la BBC, History Extra. Pero pocos días después de esos dichos, el 30 de abril, Hitler se suicidaría en ese mismo búnker, ante el inminente ingreso de las tropas del ejército ruso a Berlín y ante la caída definitiva del Tercer Reich.
La vida había terminado para el genocida alemán, pero los niños siguieron en el combate, y fueron enviados a la primera línea en la batalla de Berlín, entre abril y mayo de 1945 para enfrentar al ejército rojo. Una situación que recrea desde la ficción cinematográfica el filme Jojo Rabbit, del año 2019.
En esos dramáticos momentos, desde la radio Werwolf se arengaba a estos soldados de pocos años con el grito: "Besser tot als rot (Mejor muerto que rojo)". En tanto, los soviéticos no contemplaron la edad de sus enemigos a la hora de dispararles, y muchos de estos niños fueron masacrados en el combate, o posteriormente, en especial si se los encontraban con el uniforme de las SS.
Algunos historiadores, como el mencionado Biddiscombe, aseguran que las acciones de los Werwolf continuaron hasta 1947, pero su actividad fue menguando poco a poco. Otros estudiosos, en cambio, señalan que la organización se esfumó al terminar la guerra y sus miembros depusieron las armas para marchar al exilio o simplemente dedicarse a sobrevivir a los duros tiempos de la posguerra.
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