Los sentimientos eligen al presidente
En 1955 Isaac Asimov escribió un cuento llamado "Sufragio Universal". La historia está ubicada en un imaginario año 2008, en las vísperas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Asimov supone para entonces -un lejano futuro para él al momento de escribir- que el sufragio universal en el que toda la población expresa su voluntad a través del voto, habría dado lugar a otro mecanismo en el cual el presidente sería elegido por un único elector en representación de todo el país.
En el cuento, una supercomputadora de más de un kilómetro de extensión y tres pisos de alto, llamada Multivac, posee los datos completos del padrón y las variables de todas las elecciones que se realizaron en el país hasta entonces. Luego de un proceso secreto que tiene en suspenso a toda la nación, Norman Muller, un simple empleado de una tienda de una pequeña ciudad del interior, es elegido entre 50 millones de personas como el votante universal. Llegado el día de la elección, la policía lo lleva entre medidas de seguridad hasta el sótano del hospital local, donde el jefe de informática le explica qué sucederá y por qué será conectado a una serie de sensores y dispositivos:
"Multivac ya tiene toda la información que necesita para decidir todas las elecciones nacionales, estatales y locales. Sólo necesita verificar ciertas actitudes mentales imponderables, y lo utilizará a usted para eso. No podemos predecir qué preguntas le hará, pero quizá no tengan mucho sentido para usted y ni siquiera para nosotros."
Los científicos le aclaran que Multivac basará su análisis no en la información de las respuestas de Norman sino sus sentimientos:
"Si la máquina le pregunta sobre la escuela de su hija, usted puede decir "creo que hay un exceso de alumnos". Son sólo palabras. Por el modo que funciona el cerebro, el corazón y las glándulas hormonales y sudoríparas, Multivac puede juzgar la intensidad de sus sentimientos sobre el tema. Comprenderá sus sentimientos mejor que usted mismo".
El interrogatorio de Multivac dura horas. Asimov no explica cuáles son las preguntas que le formulan a Norman, quien después sólo recuerda vagamente que la computadora le preguntó qué opinaba del precio de los huevos. Al final de ese extraño interrogatorio la decisión es tomada por Multivac y el nuevo presidente y todas las autoridades del país quedan elegidas en base al estado sentimental que sumaron las emociones de Norman al sistema.
Todos somos Norman
El cuento de Asimov es inquietante por dos cosas. La primera es la idea de que existe en cualquier elección un sujeto (hombre o mujer) que podría representar a todo el electorado. Alguien al que se lo podría llamar "la persona decisiva". No sabemos aún cómo se podría seleccionar a esa persona pero podemos imaginar que matemáticamente existe en alguna parte: la persona más promedio entre todas las personas promedio vive ahora en un lugar de la Argentina y está empadronado. Cada elección, en cada país tiene el suyo. La otra gran idea del cuento es que lo único que importa de ese sujeto es la intensidad de sus sentimientos. En sus análisis Multivac es indiferente a las razones, a los argumentos y eventualmente a las mentiras o los errores de Norman, sólo le interesa evaluar las actitudes mentales imponderables ante ciertas preguntas, imágenes o dilemas porque en esas respuestas encontrará las creencias de Norman, lo que realmente le importa, lo que quiere, o sea, lo que el electorado quiere.
Si Multivac existiera y nos interrogara, nadie podría engañarla, porque ella sabría que lo que llamamos nuestras ideas muchas veces son solo "imágenes en nuestras cabezas". Por eso Multivac no prestaría demasiada atención a los argumentos de las respuestas, sabría perfectamente que, por ejemplo, la mayoría de la gente como nosotros cree que los colegios con menos alumnos son mejores que los de muchos alumnos pero las estadísticas muestran que los malos colegios también son pequeños. Por datos así Multivac no le habría prestado atención a la respuesta de Norman sobre la escuela de su hija cuando dijo "creo que hay un exceso de alumnos" pero sí a la intensidad de sus sentimientos. Multivac sabría que hay mucha gente que cree cosas equivocadas, por ejemplo, creen que es más probable morir en un accidente automovilístico que de un infarto, cuando es 4 veces mayor la posibilidad de tener un infarto que la de sufrir un accidente de autos mortal. La gente cree que tener armas en la casa es más peligroso que tener una piscina, pero Multivac sabría que hay más muertes por ahogamientos accidentales que por disparos accidentales. La gente asocia cosas que no tienen nada que ver simplemente porque hay dos palabras que suenan parecidas. Cree que las personas lindas son más confiables que las personas menos lindas. Supone que existe relación entre el brillo de una cosa y el ruido que puede producir. Si se sobreexpone a noticias de asesinatos, se siente más amenazada que si se expone menos. Cree que las personas más altas tienen más autoridad que las personas más bajas y que los hombres con voz grave son más responsables que los hombres con voz aguda. Confía en que un experto sabe mucho sobre otros temas simplemente porque sabe mucho de uno. Si ve muchas imágenes de personas con problemas motrices camina más lento que si ve muchas imágenes de gente corriendo, pero todos negarían haber sido influidos por estas imágenes. En Google la gente busca más la palabra dieta a principios de año que en cualquier otro mes, pero está convencida de que esa búsqueda es una ocurrencia espontánea y personal. Cree que si tiene una historia coherente sobre algo lo entiende, cuando en realidad simplemente se tranquiliza. Después de comer es más indulgente que antes de comer…e infinidad de apreciaciones similares, todas equivocadas, que Multivac conoce. En esta lista, lo que llamamos "gente" no son personas extrañas, somos todos nosotros.
Como por ahora no tenemos ninguna computadora Multivac a la vista y nadie que nos analice para elegir al presidente, pronto vamos a votar con el método sencillo de hacerlo en secreto, todos a la vez, el mismo día, cada uno siendo una millonésima parte de un imaginario Norman. Iremos a las urnas acarreando nuestras actitudes mentales imponderables, movidos por la certeza que nos dan los sentimientos: sentimos lo que sentimos, tememos lo que tememos, queremos lo que queremos. Por eso nuestro voto será infalible, como lo sabría Multivac.
* El autor es asesor de estrategia digital de Presidencia