"Esta casa, estos árboles, esta barranca, esta verja, y lo que esta casa encerraba en un tiempo, y los que entonces la habitaron, constituyeron uno de los mundos felices de mi adolescencia" escribió Manuel Mujica Lainez en 1965. Lo hizo de un tirón, una noche, cuando le solicitaron un texto para honrar la memoria de Horacio Beccar Varela, primo de su abuela, que entonces habría cumplido 90 años. Aprovechó la ocasión para evocar aquel 1928 que pasó en la casona.
A diferencia de otras construcciones más antiguas, el paso por la casa de los Beccar Varela es reciente y eso la vuelve muy especial. En 2005 se concretó la donación a la Municipalidad de San Isidro, tal como era voluntad de Horacio, si bien su última hija –Rosa Elena– falleció recién en 2018. Hay varias fotos que dan cuenta de la infancia que pasaron allí los doce hermanos. Y una larga historia.
El enorme terreno, de una hectárea, aloja la casa que fue la residencia de la célebre Mariquita Sánchez de Thompson (1786-1868), una mujer célebre por su histrionismo y personalidad, que recibió en esta casona original del período virreinal, a figuras de la época de la trascendencia de José de San Martín, Juan Martín de Pueyrredón y Manuel Belgrano.
En 1867, la chacra pasó a manos de Pascuala Beláustegui de Arana, esposa de Felipe Arana, Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Desde 1872, la quinta Los Ombúes fue propiedad del jurisconsulto Dr. Eduardo Lahitte, abuelo de Roque Sáenz Peña, y, en 1881, fue alquilada, y luego adquirida por el matrimonio del doctor Cosme Beccar y María Varela, quienes ampliaron la estructura original alrededor de un gran patio cuadrangular con aljibe.
En uno de sus laterales pueden verse los fragmentos de la puerta de la casa de la calle Misiones en Montevideo, delante de la cual fue asesinado Florencio Varela, abuelo de Horacio Beccar Varela (y tatarabuelo de Manucho). Se encuentra en el mismo lugar en que la familia Beccar Varela solía exhibirlo como reliquia familiar.
Marcela Fugardo, arquitecta y directora del museo desde 2010, conoce los detalles de la historia en profundidad y acompañó el proceso de puesta en valor de las salas de la casa en los últimos años.
"El guión del Museo Beccar Varela alterna la información histórica de los antiguos moradores de la casa, como Mariquita, y relatos de descendientes de la familia Beccar Varela. Para ellos esta casa conserva en sus espacios la memoria de los acontecimientos familiares y los juegos infantiles. Los visitantes vienen atraídos por la figura de Mariquita, pero se van habiendo descubierto muchas historias más. Quieren ver a través de los ojos de la mujer que aparece en los libros de historia y al aguzar la mirada, llegan a apreciar los detalles de su época, como el ancho de los muros, las puertas tablero de madera, tipo coloniales, y la vista del río inmenso".
Hoy el cuarto de Mariquita Sánchez de Thompson, en el interior de la casa, es una lograda evocación y recrea su vida, hacia 1860. Entre sus objetos personales, están el abanico de carey y pluma y sus cartas personales; una taza para tomar chocolate, una jarrita de peltre y cerámica, un estandarte español, una silla de estado, y un necessaire que perteneció a Magdalena, una de sus hijas. Mariquita tuvo cinco hijos con su primer marido, y otros tres en su segundo matrimonio.
Mariquita Sánchez de Thompson heredó esta casa que perteneció a su padre en 1812, y aquí pasó los veranos de su infancia hasta que tuvo que venderla para afrontar deudas en 1829. Los archivos de la época recuerdan que a los 70 años, quiso volver a comprar la chacra familiar, y así lo dice en una carta en 1861: "Pensé en comprar otra vez mi casa, pero me reí al oír lo último: doscientos mil pesos. Las barrancas son muy estimadas".
Fugardo es autora también del libro Un recetario familiar rioplatensecon las recetas de María Varela. El cuaderno original se exhibe en el comedor de la casa, y la edición funciona como un trabajo de rescate para entender qué se comía en la casa, y en la época.
Un jardín centenario
Un capítulo aparte merece el parque con su barranca y todavía hoy se levanta allí un algarrobo de más de 250 años "que conoció a Mariquita", como dicen en el museo. La barranca fue declarada "Parque Natural Municipal", y actualmente se trabaja en un proyecto de renovación que depende del área de Ecología y Biodiversidad de la Municipalidad de San Isidro.
"En la época de Mariquita la barranca estaba menos cubierta de vegetación porque allí se extraía leña, en cambio en la época de la familia Beccar Varela estaba ajardinada y ahora se están reponiendo plantas nativas", anticipa Fugardo. El aljibe está ubicado en el centro del patio, que en épocas Horacio Beccar Varela, adquirió estilo de patio andaluz. Todos los detalles de la historia de la casa pueden encontrarse en el libro "La quinta Los Ombúes. Memoria y paisaje de San Isidro", al que se accede desde la página web del Museo.
Eleonora Jaureguiberry, Subsecretaria de Cultura de San Isidro, aportó datos recientes sobre el proyecto que se encuentra en desarrollo."El Museo Beccar Varela protagoniza una profunda transformación y venimos trabajando con los historiadores locales y otras instituciones para generar un guión plural sobre la historia de San Isidro que se verá en el otoño de 2020. Se trata de una historia social, económica y política, atravesada por historias mínimas y por testimonios muy elocuentes. Queremos que los sanisidrenses vean reflejada su historia en él y que puedan sentirse parte de un lugar en el que conviven personas muy distintas que lo quieren con la misma pasión".
MUSEO BECCAR VARELA Adrián Beccar Varela 774, San Isidro. Horarios de las salas: martes y jueves, de 10 a 18; sábados y domingos, de 15 a 19. Visita guiada: domingos, a las 16.30
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