Mientras debuta con su impactante novela Los enfermos, una escritora atiende una librería en su propia casa.
Por Walter Lezcano / Foto de Sol Santarsiero
Natalia Rozenblum recuerda que en su hogar de Olivos, donde creció y todavía vive, los libros siempre estuvieron presentes: los de su papá eran sobre cerámica y los de su mamá de psicoanálisis. Había algo de literatura, pero no era una gran biblioteca. También recuerda que de chica leía mucho: “Los libros eran un universo al que me encantaba entrar, en un principio de manera compartida cuando mis padres me leían y después como algo que formaba parte de mi mundo privado. Tal vez haya sido uno de mis primeros lugares de intimidad”.
Por esa época le llegó el primer sismo que la marcó a fuego: abrir Querida Susi, querido Paul, de Christine Nöstlinger, la modificó como solo puede conseguirlo la fuerza inaugural de los descubrimientos que señalan un camino. En este caso, el de la literatura. Pero para dedicarse a eso faltaba, porque Natalia Rozenblum, durante su adolescencia, y mientras escribía sus diarios íntimos, se metió de lleno a socializar: “Me gustaba mucho conocer gente de distintos lados. Fui a una secundaria privada de clase media alta, con beca, pero me movía también por fuera de ese circuito, con gente de otros barrios, y hacía actividades artísticas en las que duraba poco. Siempre me gustó la literatura, pero en quinto año me di cuenta de que quería dedicarme a esto, y mientras hacía el CBC de Filosofía en la UBA ya encaré lo que me interesaba”.
Luego de recorrer distintos talleres literarios, dio con una imagen que fue el comienzo de su primera novela: “Alguien a quien conozco intentó suicidarse, falló y está en coma. La imagen lo tenía a él en un hospital y a su madre al lado. La utilicé como disparador y la imagen cobró movimiento, los personajes ganaron un pasado, y entonces empecé a ver qué pasaba dentro de esa familia”. La aparición de Los enfermos (Alto Pogo) en la mesa de novedades significó encontrarse con una voz nueva y potente que relata la historia de una madre que cuida a su hijo en el hospital, y donde todo se vuelve raro por más cercano que parezca. El lenguaje que utiliza Rozenblum y, sobre todo, la estructura de su novela perturban lo real e impactan la lectura, porque dosifica la tensión en la que viven los personajes hasta convertir vivencias cotidianas en una situación extraña y límite.
Hace un tiempo, está al frente de una librería en un espacio no tradicional: su casa. La Vecina Libros tuvo su origen en una nota de librerías en casas que Natalia leyó en el diario: “Llevaba un par de años buscando iniciar un proyecto nuevo, idealmente lejano a la literatura, pero cuando vi la nota tuve el impulso de encarar para ese lado. En menos de un mes, estaba recibiendo las cajas en mi casa, el único lugar donde me interesaría tener una librería: todo queda dentro de mi intimidad”. Rozenblum divide su futuro en dos proyectos: seguir con la librería y con la escritura. Y adelanta: “Estoy dándole un round más a una novela corta que tengo hace años: la escribo, la reescribo, la tiro y, antes de arrepentirme, la salvo, y así”.
MINIBÍO
Nació en Buenos Aires en 1984. Estudió Filosofía en la UBA y se formó en narrativa con José María Brindisi, Selva Almada, Julián López y Margarita García Robayo. desde 2008 da talleres de escritura. En 2010, creó el sitio de literatura interactiva Historias colectivas, en el que participaron Liniers, José Martínez Suárez, Rosario Bléfari y Rafael Spregelburd. Hace un año abrió La Vecina Libros. En 2016, Lanzó Los enfermos.
Cuatro libros
• Ficciones, Jorge Luis Borges
• Un mundo feliz, Aldous Huxley
• La filosofía en el tocador, Marqués de Sade
• Boquitas pintadas, Manuel Puig
Cuatro editoriales
• Eterna Cadencia
• Alto Pogo
• Godot
• Musaraña editora
Escritoras
• Claire Keegan
• Sharon Olds
• Anaïs Nin
• Aurora Venturini