Los “nuevos” de Caballito: la propuesta gastronómica suma colores y sabores
Hace ya varios años que las cuadras de la avenida Pedro Goyena que se despliegan desde Carabobo hasta José María Moreno -y sus calles adyacentes en Caballito- muestran el saludable hábito de albergar cada vez más espacios para comer y beber cosas ricas. Y si bien las propuestas iniciales eran generalmente de gran calidad, no dejaban de pararse en tierras aptas para todo público y de atracción garantizada.
Los primeros indicios de un nicho más específico comenzaron a llegar con la espectacular pastelería de Es Ruiz y la curaduría destacada de cervezas artesanales de Bélgica. Y en meses recientes, una nueva tanda de aperturas está haciendo avanzar a esta zona gastronómica hacia el este, tendiendo un puente con Boedo en un corredor cada vez más variado.
En ese grupo se anotó un dúo de ex vecinos del barrio con experiencia previa en el mundo gastro: Nicolás Sánchez y Esteban Siderakis, propietarios de la cadena de hamburgueserías Deniro quienes ahora le agregaron una pata dulce a su pequeño imperio: la churrería Alain Delon.
"Hace mucho que teníamos ganas de revivir el concepto del churro, que conecta con la infancia, con momentos de placer, de verano en la playa y de churro con choco caliente en invierno", explica Nicolás, que junto a su equipo encaró una especie de laboratorio improvisado testeando preparaciones y distintos churros durante seis meses.
"Probamos distintas masas, distintos rellenos y hasta distintas marcas de cada uno de los productos", recuerda desandando el camino de esos churros crocantes por fuera y tiernos por dentro que expende el mostrador de Alain Delon (Av. Pedro Goyena 289). Las versiones van desde los clásicos rellenos con dulce de leche hasta los salados de palta, pasando por los recomendadísimos bañados en chocolate con merkén apenas picante. Para acompañar, hay excelente café de especialidad con un blend colombiano de Lattente.
Vale la pena avisar que este no es el punto final de la expansión en Caballito: Sánchez y Siderakis muy pronto abrirán La Vuelta, una rotisería que homenajeará a los locales costeros de los ‘90 con productos nobles y platos "de barrio" como las pastas caseras y las milanesas de peceto.
Mesa panamericana
Los sabores de Venezuela y Colombia están haciendo cada vez más ruido en la escena local y también pusieron pie en Caballito de la mano de Ron Con Con (Beauchef 527), con una carta vibrante que refleja el triple cruce de sus tres propietarios, los venezolanos Paul Porras y Nayary Moncada (de familia colombiana) y el bartender argentino Emilio Bruno, ex 878, Isabel y Frank’s.
"Apuntamos a salir de los polos gastronómicos, las zonas típicas y de moda. Queríamos un lugar más tranquilo, apostar a un lindo barrio en crecimiento gastronómico", explica Porras. La idea, como subraya, era bien clara: "un restaurante con personalidad y calidad que representara el sabor de Latinoamérica". Así, en el menú también brillan aportes de las cocinas típicas de México y Perú, además de algunos guiños a la carne argentina.
"El menú y las porciones están diseñadas para poder comer más de un plato por persona y pedirlos al centro de la mesa para que puedan compartirse y probar varios en una sola experiencia", advierte Porras. La noche puede convertirse entonces en una fiesta llena de color donde bailan juntos el ceviche de ají amarillo, los tacos de cerdo confitado, los patacones con carne mechada y las arepas de cerdo y chicharrón.
Y considerando que la barra está en manos del experto Bruno, no sorprenden los muy redondos cócteles de autor -atentos a la versión del gimlet con flor de Jamaica- ni la selección de botellas de ron de Venezuela, Colombia, Jamaica, Costa Rica y Guatemala.
Asia y cerveza
La ola de las cervecerías, está claro, no dejó seca a la avenida Goyena. Sin embargo, una de las más recientes, Kong (Av. Pedro Goyena 262), busca abrirse paso entre el estándar de papas y hamburguesas con platos de cocina callejera asiática. "Una cocina más sana, con mejores insumos y diferente a la que hay en el mercado de las cervecerías de la zona, que siempre suelen ir a la misma oferta", explica Valentino Rizzi, uno de sus propietarios
Las fórmulas similares ya probadas de Palermo -con espacios como Koi o The Night Market- fueron la inspiración del grupo de fundadores del local, que visionó un filón listo para ser explotado en Caballito.
La noche en Kong, entonces, despliega la tentación de maridar cerveza tirada Patagonia con dumplings a la plancha, al vapor o fritos; curry del día y baos de pan al vapor con un universo de rellenos amplio que incluye langostinos rebozados en panko con salsa de maracuyá, bondiola de cerdo laqueada con pepino, jengibre y maní, carne con cinco especias, y sólo vegetales.
Azulejos negros y blancos rodean la experiencia de un aura cool y minimalista ("queremos que la gente ya tenga ganas de entrar apenas ve el local", subraya Valentino) y la banda sonora nocturna empuja el ánimo del que esté buscando una noche jovial.
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