Los jefes no la invitaban a almorzar pizza, los demandó y ganó US$32.000

Una mujer, que fue despedida de la concesionaria de automóviles en el Reino Unido en la que trabajaba, demandó a sus jefes tras argumentar que la dejaban afuera de la tradicional pizza de los viernes y que sus compañeros la molestaban. La Justicia le dio la razón y ordenó que fuera indemnizada.

Malgorzata Lewicka trabajaba en 2014 como recepcionista y asesora en una filial de la firma Hartwell, en la ciudad inglesa de Watford. Como ese local iba a ser remodelado, la mujer fue reubicada en otra sucursal a 15 kilómetros de distancia en Hemel Hempstead. Y allí comenzaron los problemas.

Como publica The Sun, Lewicka aseguró que durante el tiempo que trabajó en el local de Hemel Hempstead, un encargado se dirigió hacia ella con actitudes machistas, lo que motivó que en 2018 presentara una demanda. La Justicia falló a su favor y su superior recibió una advertencia por una falta grave de comportamiento.

Excluida y agredida

La acción legal fue el detonante de acciones contra su persona, el principio de un verdadero infierno para Lewicka. Acciones que van desde el trato diferenciado hasta la discriminación.

Cada viernes, como era costumbre de la empresa, los directivos invitaban a todos los empleados a comer pizza o pescado con papa fritas, un clásico inglés. A todos menos a Lewicka.

La mujer entendió que fue excluida de las reuniones y así lo hizo constar en su demanda. “Cuando fue trasladada de Watford nadie le consultó si quería pedir comida o participar en los almuerzos corporativos mientras que sus compañeros sí”, consideró la jueza laboral Jennifer Bartlett.

A modo de defensa, la concesionaria Hartwell alegó que no invitaban a Lewicka dado a que cumplía horario part time y se retiraba a las 13. Sin tomar en cuenta el argumento de la firma, la jueza sostuvo que no era algo válido: “Podrían haberle preguntado si quería sumarse a la pizza de los viernes”.

Lewicka detalló en la Justicia que dos compañeros no le dirigían la palabra y, en algunas ocasiones, obstaculizaban su trabajo de telefonista. A comienzos de 2019, desde la empresa le avisaron que debía trabajar full time. Y tras responder que como madre soltera no podía ya que tenía que cuidar a sus hijos, la echaron.

“Como madre soltera, Lewicka se vio perjudicada por las exigencias de trabajar a turno completo”, sostuvo Bartlett en su sentencia. Además, la magistrada consideró que la mujer fue despedida injustamente por lo que determinó que reciba una compensación de más de 23.000 libras esterlinas, unos 3.000.000 pesos argentinos, o unos US$32.310.

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