Los humildes universos de Fernanda Laguna
Cinco presidentes en once días: esa realidad vivía la Argentina en diciembre de 2001. En medio de una de las peores crisis de la historia del país, un refugio ubicado en el barrio de Almagro ofrecía Belleza y Felicidad. Así, con letras mayúsculas pintadas en dorado sobre la vidriera. Allí se reunían decenas de artistas a conversar, mostrar sus obras, tocar música, editar libros en fotocopias y leer poesía.
Ese lugar mágico que abrazó la incertidumbre para transformarla en oro había nacido dos años antes "como un juego" entre Fernanda Laguna y Cecilia Pavón, quienes lograron rescatar el espíritu –experimental, íntimo, tierno, lúdico, frágil y poderoso– que habitó en la década de 1990 la galería del Centro Cultural Rojas.
"La mejor patria es el taller", se leía sobre una tela pintada que estuvo colgada durante meses hasta febrero último en el Lacma, uno de los museos más importantes de California. Como parte de la muestra Una historia universal de la infamia, que participó del programa PST LA/LA, impulsado por la Fundación Getty, Laguna intervino allí una sala dedicada a sus múltiples proyectos, como el que impulsa con niños y adolescentes en Villa Fiorito.
"Sorry. No sé hablar ni escribir muy bien en inglés", escribió con lápiz sobre una de las paredes, para presentarse ante el público estadounidense. ¿Por dónde empezar? Artista, poeta, gestora cultural, docente, editora, escritora, seleccionada para la prestigiosa Beca Kuitca, la imparable Laguna también formó parte del equipo fundador de Eloísa Cartonera y está presente en las colecciones de importantes museos como el Guggenheim de Nueva York, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, el Pérez Art Museum Miami, el Malba y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. En las últimas semanas expuso en las ferias arteBA y Miart, en Milán, y el miércoles próximo inaugurará una muestra individual en la galería Campoli Presti, en Londres. Según la página web del Lacma, es "una de las artistas y escritoras más influyentes de su generación".
Su presentación en Los Ángeles, sin embargo, solo transmitía humildad. "Tu Rito era un espacio de arte que no tenía puerta (porque se nos rompió el vidrio y no lo arreglamos), así que la gente podía entrar cuando quería", escribió acerca del espacio que dedicó a la poesía y la performance (2010-2013).
Siguió Agatha Costure, en Villa Crespo (2013-2016). "Las muestras eran en las vidrieras, así que no teníamos que atenderla todos los días –continuó, siempre con lápiz y dibujos sobre la pared, como si lo hiciera en su diario personal–. Puse unas luces que se prendían en la noche, así la gente podía pasar cuando quería. Al final vino muchas veces la policía porque para ellos hacíamos mucho ruido en los eventos, así que decidí cerrar el local y mudarme al Universo".
El Universo es un garaje ubicado en Darwin 891, también en Villa Crespo. "Tiene el tamaño de un auto pero se abre a la calle, así que usamos la vereda. Para abrirlo solo invertí en ponerle luces a una estantería para que ilumine la tienda de regalos. Los objetos son las cosas que hay en el Universo, por eso vendo arena, basura, insectos que entierro, aros, madera, stickers y muchas cosas más. ¡Todo a precios muy baratos!"
La cumbia invadía la sala del Lacma. Provenía de un video que registró el desfile/performance de arteBA 2017, con mujeres de Villa Fiorito que sufrieron violencia de género y realizaron remeras en un taller impulsado por la artista. Las vendieron todas en la feria. "La idea es comunicar lo que muchas mujeres no se atreven a decir", explicó Laguna. Quiso la casualidad que su apellido fuera igual al de Juanito, el personaje de Antonio Berni que conquistó la Bienal de Venecia.
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