"La dulce espera" no sólo afecta a las mujeres, el futuro padre también comienza a experimentar cambios desde la gestación de su hijo.
"Está sensible, entendela". "¿Sabés lo que es estar todo el día de acá para allá con esa panza?" "¿No me vas a comprar un kiwi? Sé que es tarde pero el supermercado que queda acá, a veinte cuadras, está abierto todavía". Muchos futuros papás suelen escuchar estas frases durante la dulce espera. Todos le hablan como si a él no le afectara para nada la llegada de esa nueva vida, de ese hijo que lo cambiará para siempre.
Es que la paternidad durante el embarazo tiene que lidiar con el rol pasivo que casi todos los actores asignan al padre. "Hay padres que lo aceptan y otros que no. Muchas cosas que ocurren durante el embarazo funcionan gracias al padre desde lo proactivo. Entre ellas se destaca planificar el viaje a la sala de parto, pensando todos los posibles escenarios, que incluye un viaje fácil por calles desiertas hasta ir esquivando rayos de una invasión extraterrestre que justo coincide con el trabajo de parto. También colaboran con el apoyo silencioso, aprobando el nombre, siendo ‘la aduana’ que limita el paso de la familia entrometida, y escuchando lo que dice el obstetra, por ejemplo", asegura Marcos Zurita, padre, psiquiatra y autor del libro De aquí a la paternidad. ¿Qué le pasa al padre durante el embarazo semana a semana.
Alejandro, de 30 años es padre de Sofí de dos años y recuerda que durante el embarazo de su mujer su principal tarea fue acompañarla. "Yo sabía dónde estaban cada uno de los lugares en casos de emergencias. Me acuerdo que le detectaron una bacteria, estreptococo del grupo B. Aunque no nos podíamos ocupar en ese momento del problema, porque afectaba al bebé en el momento del parto, comencé a buscar en Internet de qué se trataba, si también afectaba al bebé que nacía por cesárea, si lo que nos había dicho el obstetra era correcto y que consecuencias podía traer en caso de que se infecte el bebe. Me di cuenta que Internet no ayuda en nada, hay mucho opinólogos los cuales terminan preocupándote más", destaca.
Su embarazo semana a semana
Según comenta Zurita al hombre le pasan mil cosas desde el primer día del embarazo. "Googleá imágenes de test de embarazo para comparar si esa segunda rayita suave que salió es efectivamente sinónimo de embarazo. Piensa la mejor forma de comunicar la noticia. Elige nombres. Rechaza nombres. Busca el cochecito. Sostiene la cartera de la madre cuando va al baño cada cinco minutos en la sala de espera del obstetra. Estudia la semiología de las contracciones. Llega siempre tarde a sentir los movimientos del bebé. Va al curso de preparto y se sorprende de las cosas que se dicen. Le cambia las piedritas al gato si la madre es negativa a la toxoplasmosis. Aprende a armar la practicuna. Antes aprende la diferencia entre practicuna y cuna funcional. Se horroriza de los sistemas de vigilancia que se venden. Pone cara de ‘qué lindo’ a los regalos feos. Y mil cosas más", dice el psiquiatra.
"Yo la acompañe a todas las ecografías y a todas las visitas con el obstetra. Realice todas las preguntas que creí necesarias. También la contenía a mi mujer cuando algo le parecía ‘raro’", dice Alejandro.
La ciencia también demuestra que el hombre, durante el embarazo de su pareja, cambia sus niveles hormonales. Disminuye la testosterona, la hormona fundamentalmente masculina que produce agresividad, deseo sexual y competitividad. Y aumenta el nivel de estrógenos, las hormonas femeninas por naturaleza que provocan mayor ternura y sensibilidad. Incluso se habla del síndrome de Couvade, cuyo nombre proviene de la palabra couver que en francés significa incubar o criar. Este síndrome afecta a algunos padres o futuros padres manifestándose en aparición de síntomas del embarazo propios de la mujer.
Por lo general el síndrome de Couvade aparece durante el tercer mes del embarazo o más cerca del parto. Lo padecen el 10% de los hombres, si las mujeres atraviesan un parto normal; y el 25% si es riesgoso. Algunos de los síntomas que pueden experimentar son aumento de peso, antojos, mayor sensibilidad e irritabilidad, dolor de muelas, calambres, náuseas y mareos, dolor abdominal y rechazo por el sabor de ciertas comidas.
El día D
El parto es otro de los grandes momentos. Según el libro "De aquí a la paternidad", la primera reacción del padre al enterarse que ha comenzado el trabajo de parto es, como en el resto del embarazo, la duda. "Necesita corroborar él mismo que la madre tiene razón. Para eso chequea el algoritmo de las contracciones y confirma la impresión, prima facie, de la madre"
Durante el parto algunos padres – hoy la mayoría- deciden entrar y ser protagonistas de ese momento. "Estuve presente en la sala de parto. Le tomé a mi mujer fuerte, de la mano. Le hicieron cesárea, así que preferí no mirar porque me impresiona la sangre, pero en el aire se respiraba felicidad. Fue un momento irrepetible".
Y una vez que todo paso, que el embarazo terminó y el bebé llega al hogar el padre debe enfrentarse a otros desafíos. Sin embargo, Zurita asegura que la relación entre padre e hijo se torna más fácil una vez cursado el embarazo. "La madre pierde la exclusividad. Comienza la interacción sin mediadora. Pero algo del backup filogenético se enciende y sale a ‘cazar’ para alimentar a su cría y eso es, justamente, lo que hace que no sea tan traumática la separación, aunque depende los casos, claro", resume.
Cuando el flamante padre llega del trabajo, es el momento ideal para que la madre descanse y pueda relacionarse con su hijo. "Al no poder amamantar los recursos de entretenimiento del padre frente al recién nacido son casi exclusivamente motores. Camina con él, lo cambia de posición y lo zamarrearlo un poquito. Con el paso de las semanas algunos se animan al canto pero casi siempre sin éxito", asegura el psiquiatra.
Antes de concluir Alejandro agrega: "El vínculo con mi hija es genial. Aunque es muy unida a su mamá siempre encontramos un momento para jugar juntos. ¿Si quiero volver a pasar por esto otra vez? Sí, volvería a tener otro hijo".