Los hombres detrás de las encuestas
Profesionales con formación de excelencia, los directores de Poliarquía estudian qué votamos los argentinos. Sus secretos para tener precisión
Se codean tanto con los dirigentes como con los empresarios más importantes del país, a quienes asesoran y les prestan el oído como reales confidentes. Y lo hacen desde la empresa que fundaron hace siete años y que, aseguran, fue producto de la crisis que vivió el país a fines de 2001. Los socios y directivos de Poliarquía Consultores –que desde las elecciones legislativas de 2005 son encuestadores de La Nacion– se definen como los Les Luthiers de las encuestas y explican cómo pueden entrar y salir del intrincado mundo de la política y salir airosos a cada paso. En un clima distendido, informal y lleno de guiños cómplices, los hombres que pronostican con precisión la intención de voto de los argentinos charlaron con LNR.
La historia ya está por cumplir diez años. Entonces Alejandro Catterberg venía elaborando para la Universidad Di Tella el Indice de Confianza en el Gobierno que tuvo mucho más impacto del que suponía. "Descubrimos que el sistema político estaba superdebilitado y lo pusimos en números. Eso nos dio la sensación de que la interacción era positiva, a la vez que había una demanda de datos confiables de la opinión pública que tuvieran la posibilidad de explicar un poco la crisis que estábamos viviendo", recuerda Sergio Berensztein, a los 48 años, doctor en Ciencia Política y docente, conductor de radio y fanático de River.
Paralelamente Fabián Perechodnik (42) conoció a Berensztein a través de la Asociación Conciencia y, juntos, empezaron a interactuar en una serie de organizaciones en el marco del contexto posterior a la crisis. "En alguna medida somos consecuencia de esa crisis, porque surgió esta cosa típica de los argentinos de decir Che, por qué no nos juntamos y armamos algo. Recuerdo que fuimos a dar una charla a Maryland y allí en esos días nos hicimos más amigos", comenta este amante de los eventos sociales y conocido asesor de embajadores y diplomáticos acreditados en nuestro país. "Como estábamos en crisis, en Washington lo llevé a comer a un restaurante indio por 3,25 dólares. Y pensé: si sobrevivió a este almuerzo, éste puede ser mi socio, se ríe Berensztein, que en paralelo ya venía trabajando con Catterberg y Eduardo Fidanza (59), el sociólogo del team, quien dedica su tiempo libre a la lectura y la fotografía.
Reunidos los cuatro a fines de 2004 con Alan Clutterbuck –socio de Poliarquía, pero no director– se pusieron a pensar la empresa. "La consultora Catterberg y Asociados, que mi padre había creado en los años 80, quedó de lado y se armó Poliarquía. Hasta ese momento, todas las consultoras políticas tenían el nombre del consultor. Nosotros tomamos el desafío de decir no seamos uno."
–¿Qué recuerdan de esos días cuando se estaban organizando?
Fabián Perechodnik: –Nos juntábamos una vez por semana y escribíamos los valores y los principios en un pizarrón muy grande que había en la oficina de Alan. La idea era armar una empresa más allá de la individualidad de los socios e instalarla.
Eduardo Fidanza: –Yo diría que la organización que se consiguió en ese pizarrón fue bastante parecida a lo que hacemos hoy, siete años después. Hubo un aspecto organizativo, pero también hubo un aspecto humano muy importante, porque si bien algunos no nos conocíamos tanto, surgió un funcionamiento espontáneo como en las improvisaciones de jazz, que empiezan con unos acordes y de ahí surge la melodía. Esa es una sensación muy linda, porque además nosotros proveníamos de diferentes culturas. Yo soy sociólogo, mayor que ellos, me formé en la Facultad de Filosofía y Letras en los años 70. Pero a su vez ellos tienen otras trayectorias, otros recorridos. Pero se dio una cosa espontánea y con mucha confianza.
–¿Cómo surge el nombre Poliarquía?
Sergio Berensztein: –Estábamos en mi oficina de la Universidad Di Tella, donde tenía una biblioteca muy grande y muy despelotada, y puse los ojos en un libro que fue el que más influyó en mi transformación de historiador a politólogo. Este libro, de Robert Dahl, se llama Poliarquía, y es un análisis de cómo funciona, en la práctica, la democracia. Lo que el politólogo norteamericano dice allí es que, al margen de las instituciones formales, necesitás una sociedad donde el poder esté muy repartido, donde haya una clase media muy amplia y donde existan actores que quieran y que necesiten que la democracia funcione. Si tenés el poder muy concentrado, la democracia no funciona aunque tenga reglas muy formales. Nosotros creemos en una democracia multiactores.
–¿El clima de trabajo siempre es tan distendido?
Alejandro Catterberg: –No, ahora sólo estamos actuando (risas).
Perechodnik: –Si hay un valor que yo rescato es cómo interactuamos entre nosotros. Por supuesto que discutimos muchísimo y tenemos, como cualquier grupo de trabajo, puntos de vista que por ahí no coinciden. Pero siempre, en estos siete años, logramos un punto de equilibrio y que todos nos sintiéramos cómodos. Esta es una de las claves de la empresa, porque es difícil un entendimiento entre cuatro personas que trabajan en un medio tan complicado como es la actividad política, donde hay tensiones, intereses... Somos casi como un matrimonio: tenemos un marco en el que todos sabemos dónde colocarnos y cuáles son los límites. Después cada uno tiene libertad para moverse.
Fidanza: –Lo importante es cómo nosotros procuramos tener un canon de ciertos principios, teóricos y operativos, con los que somos inflexibles. En ese sentido, todo el mundo sabe que un número de Poliarquía, una encuesta nuestra, no se puede manipular.
Perechodnik: –En una oportunidad, un medio nacional publicó una encuesta nuestra con otro número. Le dimos la chance de que se rectificara y como no lo hizo, automáticamente terminamos el contrato con ese cliente, que era importante en términos de presencia política.
Berensztein: –Eso fue importante para nosotros porque uno crece haciendo cumplir las normas.
Fidanza: –Eso marcó un antes y un después, porque no es usual que una consultora, ante una manipulación de datos, rompa un contrato con su cliente.
Catterberg: –No sólo eso, sino salir públicamente a desmentirlo y hacer quedar al cliente en off side.
Perechodnik: –Es parte de lo que creemos que debe ser una empresa de consultoría política, que tenga valores y los haga cumplir más allá de las relaciones comerciales.
–¿Y cómo es que aciertan?
Catterberg: –La palabra acertar pertenece al mundo del azar. Nos negamos a usar esa palabra (risas). Las encuestas tienen que marcar tendencia, tienen que decir quién va a ganar y más o menos por qué margen. Tienen que decir quién va a salir segundo. En este sentido, hemos dicho que Cristina Fernández de Kirchner iba a ganar en 2007 por una amplia diferencia. Hemos dicho que Francisco de Narváez tenía una elección pareja polarizada en 2009. Hemos dicho que Mauricio Macri iba a tener una victoria clara en los comicios porteños.
–Entonces, ¿cómo es que logran tanta precisión en los números de sus encuestas?
Catterberg: –Tiene que ver con que tenemos ciertas características de trabajo. Una de ellas es la de ser serios, responsables, y tomarnos el tiempo que haga falta. La encuestología no es física atómica. No es algo que no requiera capacitación y formación, pero tampoco es algo de un nivel de sofisticación tan elevado. Tiene 90 por ciento de técnica y 10 por ciento de arte. El 90 por ciento de las encuestas, si están hechas según el manual, deberían estar bien.
Fidanza: –Nosotros trabajamos con estudios sistemáticos mes a mes y esto va dando el estado anímico, las orientaciones y las preferencias de la sociedad. Lo que fuimos haciendo es combinar distintas técnicas de investigación, porque las encuestas son como los modelos de autos: ninguna es óptima. Cuando en 2009 pronosticamos que De Narváez le iba a ganar a Néstor Kirchner, expliqué que durante dos meses habíamos usado distintas técnicas y miles de casos. No se trata de un acierto, sino de mucho trabajo y de una independencia para no dejarnos influir por los climas y los microclimas, porque si uno habla con un candidato al que está asesorando y la encuesta le da 15 por ciento de intención de voto, entonces, el político dice "Pero cómo, si cuando voy por la calle la gente me alienta".
Catterberg: –Una ventaja que tenemos es poder discutir entre los socios. Todos tenemos distintas miradas, diferentes formaciones, con conocimientos de la política, de la calle, de la historia, de los movimientos sociales e ideológicos, y el compartir, a veces, ayuda a repensar algunas cuestiones, a discutir hipótesis. Incluso Fabián participó en política.
–¿En qué partido militó?
Perechodnik: –En el radicalismo, un partido que en el siglo pasado tuvo cierta importancia.
Fidanza: –Es un partido en extinción (risas).
–Cuando entran en el cuarto oscuro , ¿es más fácil para ustedes definirse por un candidato?
Perechodnik: –Lo que nos pasa, debido a nuestra actividad, es que tenemos más relación con muchos de los candidatos y los conocemos desde otro lado. Eso hace más difícil la elección por alguno de ellos. El votante promedio los conoce a través de los medios de comunicación. Nosotros, a los candidatos los vemos en distintos roles y circunstancias.
Fidanza: –Yo tengo una visión de cómo los políticos van evolucionando y cambiando con el tiempo. No es lo mismo una encuesta sobre la personalidad de un político de la década del 80 y del 90 que de ahora. Al principio de la democracia, los políticos requerían trabajos de mayor densidad intelectual, informes y análisis más extensos. No significa ni mejor ni peor, se trata de otras modalidades. A la vez, ahora entre los políticos han surgido nuevas personalidades. En nuestra experiencia frecuentamos a distintos políticos, con culturas, edades, sueños y proyectos también distintos.
Catterberg: –Algo que es muy interesante para nosotros es el rol de asesor de un político porque, en cierto sentido, terminamos siendo una especie de confidente y psicólogo del personaje en cuestión.
–¿Qué creen que cada uno le imprime a Poliarquía, su sello personal?
Berensztein: –A veces nos pienso como si fuéramos los Les Luthiers de la consultoría política (risas). Cada uno tiene su personalidad pero, de alguna manera, funcionamos en grupo. Laburamos mucho, pero nos divertimos.
Fidanza: –Aquí creo que hay dos vectores. Uno es el aspecto de las relaciones que uno establece con el mundo empresarial y político. El otro es la tarea de producción que se da en la empresa puertas adentro. Fabián me parece un genio de las relaciones. Yo estoy más en lo que es la producción intelectual.
Perechodnik: –Alejandro es el mago de los números.
Catterberg: –La disparidad de nuestras edades y nuestras diferentes formaciones académicas enriquecen todas nuestras interacciones. Sergio es un trotamundos, es el que acumula millas del grupo. Entre los socios, a veces, perdemos la noción de dónde está Sergio. Un día está en Washington; al otro, en Chaco. En ese sentido nos complementamos, porque esa tarea es muy desgastante y a él le sale bien y parece gustarle mucho. A mí me gusta más estar sentado en mi escritorio.
Fidanza: –Una experiencia linda para mí es que a veces me saco el traje y voy al segundo cinturón del Gran Buenos Aires o a alguna provincia para hacer entrevistas personales, a trabajar en el terreno. Eso me resulta muy estimulante. A veces necesito salir de este ámbito e ir a la calle.
Berensztein: –Nosotros somos la cara visible, pero atrás hay un equipo de trabajo de gente muy joven, más femenino que masculino.
–Para equilibrar un poco...
Berensztein: – (Risas) Los socios somos todos hombres, pero en el equipo hay muchas mujeres. Hay gente que trabaja muy bien, incluso algunos nos acompañan desde el día uno de Poliarquía. De todo lo que hicimos durante estos años, de lo que más me siento orgulloso es del equipo de trabajo. ?
UNA ENCUESTA... ¿PARA QUE?
Analista político, Alejandro Catterberg, director de Poliarquía Consultores, explica los objetivos de una encuesta: "Es una herramienta de generación de información para muchísimos objetivos. En el área de opinión pública-política, tiene una doble función, una descriptiva que dice cómo está cierto estado de la sociedad en relación con la dirigencia política o con un proceso electoral. La otra gran función es la definición de estrategias políticas o electorales. También hay un uso que está tergiversado que es la de utilizarla como propaganda, como marketing político con la presunción de que si una encuesta muestra cierto tipo de resultados, esto influye sobre el votante. Por eso los dirigentes tienden a desear que haya consultas que digan que les va bien y piensan que de esa forma más gente los va a votar. Esta es una idea falaz, que desde el punto de vista académico está bastante descalificada".
LAS CARAS VISIBLES
Alejandro Catterberg
36 años, licenciado en Economía
Realizó posgrados y maestrías en la Universidad de Columbia, New York.
Dirigió durante diez años la encuestadora Catterberg y Asociados.
Desarrolló diversos indicadores de situación social como el Indice de Confianza en el Gobierno, de Confianza de los Consumidores, de Seguridad Ciudadana y de Optimismo Social.
Se desempeñó como docente en la Universidad de Buenos Aires
Actualmente es profesor visitante en el MBA de la Universidad Di Tella.
"Como asesores, terminamos siendo confidentes tanto de empresarios como de políticos en cuestiones y decisiones estratégicas que ellos tienen que tomar"
Eduardo Fidanza
59 años, licenciado en Sociología
Realizó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires y de posgrado en Madrid, España.
Profesor titular de Teoría Sociológica en la Faculta de Ciencias Sociales, UBA.
Fue asesor presidencial de Fernando De la Rúa.
Socio fundador y miembro de la Sociedad Argentina de Investigación de Mercado y Opinión Pública.
Fue miembro titular del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
"Todos los políticos están ligados al gran fetiche de las encuestas, porque les dan más o menos importancia o porque se quieren posicionar a través de ellas. Pero hay un poco de fantasía en creer que la encuesta puede cambiar el destino o una carrera política."
Fabián Perechodnik
42 años, consultor
Realizó sus estudios de Derecho en la Universidad Nacional de la Plata.
Desempeñó tareas de asesoramiento en los ámbitos públicos en los niveles nacional, provincial y en la ciudad de Buenos Aires.
Miembro del Consejo Asesor de la Asociación Conciencia.
Asesora a los principales embajadores y diplomáticos acreditados en el país.
"Con Poliarquía no sólo creamos la empresa y la posicionamos como marca, sino que hicimos todo. Cuando arrancamos, alquilamos una oficina vacía y la fuimos armando"
Sergio Berensztein
48 años, doctor en Ciencia Política
Realizó sus estudios en la Universidad Chapel Hill de Carolina del Norte, Estados Unidos.
Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y profesor visitante de la Universidad de Duke.
Consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Coordinador de la Mesa de Diálogo para la reforma política de la provincia de Buenos Aires.
Autor de más de treinta publicaciones sobre reforma política, desarrollo institucional y economía política en América latina.
Brindó conferencias sobre la Argentina en las universidades de Harvard, Stanford, Georgetown, Duke, Maryland, Salamanca y Barcelona.
"El secreto de Poliarquía es que combinamos mucho trabajo con humor"